Miembros amputados, ‘lo último en moda’

Louboutin envuelve unas “piernas” y desata (otra vez) la polémica. La firma presenta un calendario en el que pueden verse “dos piernas” con zapatos de la nueva colección.

Diseñar tacones tan imposibles como amados por las “celebrities” y presentar querellas en los tribunales no son las únicas especialidades de la firma Louboutin. Su predilección por la polémica vuelve ahora con un calendario en el que piernas amputadas en lujosos envoltorios muestran su nueva colección de zapatos.

Una de las que antes ha reaccionado contra este tipo de campañas promocionales, que suelen envolver, en un clima de sugerente perversión, sexo, violencia y moda, ha sido la crítica de medios y educadora Jean Kilbourne, cuya serie de vídeos en internet, “Matándonos suavemente“, alcanza millones de reproducciones con sus discursos contra el machismo publicitario.

“Los anuncios no solo venden productos; también conceptos, como el amor, la sexualidad o el éxito”. La “cosificación” de la mujer repercute negativamente en su autoestima y ayuda a justificar la violencia contra ella, resume Kilbourne en uno de sus vídeos.

Muerte y seducción


El calendario de Louboutin aviva el fuego sobre una polémica que viene de lejos. Marcas como Jimmy Chooo Marc Jacobs también se han rendido a este culto-tendencia que supone contextualizar la moda en una atmósfera tétrica y copada de elementos lóbregos, mujeres mortecinas, miembros amputados y regueros de sangre.

La muerte y la violencia se convierten en los símbolos del nuevo glamur en estas fotografías que ya ni hieren a las acostumbradas retinas. Lejos quedan aquellas teorías sociológicas que, como la “aguja hipodérmica”, creían en la inmediata influencia de los mensajes en el indefenso público, a modo de estímulo-respuesta.

Entonces, ¿por qué tanto revuelo? “El problema es la violencia implícita”, dice la artista Yolanda Domínguez, cuyo trabajo denuncia la violencia de género en los anuncios.

“Nos muestran a la mujer sólo como un cuerpo, o como partes de un cuerpo sin identidad, son objetos que no generan empatía y eso puede promover violencia”, explica Yolanda Domínguez.

La industria de la moda, dirigida principalmente a mujeres, juega en un terreno pedregoso en el que se confunden transgresión estética y arte con la brutalidad que, por ejemplo, mostró Tyler Shields al fotografiar a Lindsay Lohan, con las manos ensangrentadas y los ojos muy abiertos, con un homicidio como “leit motiv”.

Otra campaña controvertida la protagonizó la firma de moda masculina Duncan Quinn, que mostró a un hombre sonriente arrastrando a una mujer en ropa interior y atada por el cuello con una corbata.

Tomado de EFE Estilo