En el 2022 será lanzado desde la Tierra, un misil que impactará contra un asteroide para desviarlo, como ensayo general de un nuevo sistema para evitar los efectos catastróficos que causaría el choque de una de estas inmensas rocas espaciales en nuestro planeta.
Científicos europeos y estadounidenses están desarrollando el plan AIDA, cuyo objetivo es desarrollar misiles que al ser lanzados desde la Tierra puedan desviar o fracturar posibles asteroides que en el futuro, se dirijan hacia nuestro planeta. El primer proyecto será hasta el 2022 cuando se lance el primer misil en contra de una de estas rocas espaciales, tratando de evitar las consecuencias mortales que este tipo de catástrofes genera.
Ninguna misión hasta la fecha ha intentado algo parecido. Se trata de acertar en una roca de 150 metros de diámetro que pasa a una distancia de unos 11 millones de kilómetros de la Tierra. Extrapolado al mundo deportivo, “será igual a lo que ve un futbolista que tiene que marcar desde 65 metros de distancia [más allá de medio campo] en una portería de 1,5 metros de alto en el último segundo del partido”. Así lo resume Andrés Gálvez, un ingeniero español de la Agencia Espacial Europea (ESA) que dirige parte del proyecto AIDA.
En concreto, Gálvez es el responsable de AIM, siglas inglesas de Monitorización del Impacto en un Asteroide. Su objetivo es mandar una sonda al entorno del asteroide Didymos y observar todo lo que suceda antes y después del impacto desde una distancia prudencial. Su equipo trabaja junto al proyecto DART, la otra pata de la misión para desviar el asteroide.
En este caso lo dirige el Instituto de Física Aplicada de la Universidad Johns Hopkins de EEUU, creado en los años 40 para desarrollar nuevo armamento durante la II Guerra Mundial. Inspirado en el diseño de sus misiles y cohetes, el objetivo de DART es lanzarle al asteroide una carga de 300 kilos de peso y que viaja a 6,5 kilómetros por segundo.
“El artefacto que hará el impacto no lleva carga explosiva, pero al impactar a una altísima velocidad y por la enorme energía cinética transmitida será como si la llevara”, resume Gálvez. El choque sucederá justo en uno de los puntos más cercanos del asteroide a la Tierra, lo que significa que será observable por radares y telescopios de todo el mundo.
Este tipo de misiones han cobrado súbito interés tras el 15 de febrero, cuando un meteorito de 20 metros de diámetro y que había pasado desapercibido a todos los sistemas de alerta actuales cayó en Rusia hiriendo a más de 1.000 personas. El asteroide resultó ser el más potente caído en los últimos 100 años, según la NASA, y liberó una energía equivalente a 30 bombas nucleares como la de Hiroshima.
Tomado de ElConfidencial.com