El expresidente egipcio Hosni Mubarak regresó hoy, en camilla y con apariencia animada, a la jaula de los acusados para la repetición de su juicio, aunque deberá esperar después de que el juez decidiera inhibirse y remitir el caso a otro tribunal.
Sereno y más activo que en anteriores ocasiones, el expresidente egipcio respondió saludando con la mano a los ánimos de sus partidarios dentro de la sala, quienes le gritaban “te queremos presidente” o “estamos contigo”, según pudo constatar Efe.
Sin embargo, solo dos minutos fueron suficientes para encajar su primer revés, ya que el magistrado Mustafá Hasán Abdalá, presidente del tribunal, anunció su decisión de inhibirse y la devolución de la causa a la Corte de Apelación, que deberá designar a una nueva instancia, como reclamaba la acusación.
Abdalá solo argumentó que se siente “incómodo” con el proceso durante su breve aparición, precedida y seguida por trifulcas entre los abogados.
Fuentes judiciales explicaron a Efe que la renuncia se debe a que este mismo juez ya absolvió en el pasado a responsables del antiguo régimen por su implicación en la llamada “batalla del camello”, uno de los episodios más negros de la revuelta contra Mubarak, quien abandonó el poder el 11 de febrero de 2011 tras la revuelta popular que comenzó el 25 de enero de ese mismo año.
El pasado octubre, un tribunal presidido por Abdalá decidió absolver por falta de pruebas a 24 altos cargos, entre ellos los expresidentes de las dos cámaras parlamentarias, acusados de instigar al asesinato de manifestantes en ese suceso, que tuvo lugar en la plaza Tahrir de El Cairo en febrero de 2011.
El abogado Fathi Abulhasan, que celebró la abstención del juez como una gran victoria junto al resto de letrados de la acusación, señaló que la decisión es “muy buena”, por las dudas que levantaban sus anteriores sentencias.
“Esperábamos que se inhibiera. Que haya remitido la causa a una nueva corte demuestra que es sincero y que respeta al pueblo egipcio”, dijo Abulhasan, quien reveló que ya se habían presentado demandas que pedían la recusación del magistrado.
La repetición del juicio contra Mubarak llega cuatro meses después de que un tribunal anulara su condena a cadena perpetua por la muerte de más de 800 manifestantes durante la revolución del 25 de enero de 2011.
En su misma jaula, comparecieron junto a Mubarak el exministro del Interior Habib al Adli, también condenado a cadena perpetua en primera instancia, y seis generales de la policía que fueron absueltos, lo que despertó la ira de muchos egipcios.
Además, los dos hijos de Mubarak, Alaa y Gamal, escoltaban a su padre en el cubículo enrejado, procesados también ellos por delitos de corrupción junto al empresario Husein Salem, detenido en España.
Aunque la inhibición del juez no fue la noticia que deseaban escuchar, la defensa no se sorprendió por su retirada, y anunció que reclamará al fiscal general la libertad provisional para el expresidente.
El jefe del equipo de abogados kuwaitíes que defiende a Mubarak, Faisal al Otaibi, explicó a Efe que esperaba la inhibición de Abdalá, y aseguró que esta no les supone ningún problema.
“Esta decisión (de inhibirse) también es buena para nosotros, porque así podremos demostrar la inocencia de Mubarak no solo con este tribunal, sino con cualquiera”, manifestó el abogado kuwaití.
Mubarak, primer mandatario procesado por su pueblo tras la “primavera árabe”, llegó hoy temprano a la Academia de Policía de El Cairo -donde se celebra el juicio- en helicóptero desde el hospital militar en que se encuentra desde que, en diciembre pasado, fuera ingresado tras caerse en el baño de la cárcel.
Sus dos hijos y el exministro de Interior hicieron lo mismo en vehículos blindados desde la prisión, mientras que los ayudantes de Al Adli fueron por su cuenta.
Frente a los insistentes rumores sobre el deterioro de su salud -la agencia oficial egipcia, Mena, llegó a darlo por clínicamente muerto el año pasado-, Mubarak se mostró hoy en buena forma, pese a seguir recostado en una camilla, y apareció más sonriente que en las sesiones de su primer juicio.
Tras la sesión, la Fiscalía egipcia pidió un informe sobre el estado de salud del expresidente para estudiar la posibilidad de trasladarlo del hospital a la cárcel.
En las afueras de la academia policial, entre fuertes medidas de seguridad, decenas de simpatizantes y detractores de Mubarak separados por varias barreras, agitaron pancartas y fotografías del exmandatario, como una que pedía su ejecución en la horca.
Sin embargo, la expectación en Egipto en torno al nuevo proceso se ha reducido respecto al primer juicio, con el país inmerso en una grave crisis económica y una alarmante polarización política.