Las víctimas del conflicto armado siguen en su lucha por una verdadera reparación. Desde que se puso en ejecución la Ley de Victimas y Restitución de Tierras, son más los interrogantes que tienen que las respuestas y soluciones. Esto demuestra que, aunque la Ley ha sido una iniciativa importante por parte del Estado, también es insuficiente y poco efectiva.
Anaderly Rojas y Edison Ortiz hablaron con Confidencial Colombia sobre ese largo y pedregoso camino que les ha tocado recorrer en busca de no solo una indemnización economía, sino de un proyecto de vida que les garantice volver a sus tierras y sus quehaceres de antes.
Rojas vivió toda su vida en el corregimiento de Santa Teresa (Tolima) hasta el 2000 cuando grupos al margen de la ley les reclutaron a sus dos hijos menores de edad. Hoy en día, milagrosamente, los tiene junto a ella.
Tenía una finca de 72 hectáreas y “vivía bien”, pero lo ha perdido todo. Según, Anaderly Rojas, desde el 2010 le ha solicitado al Incoder el predio, sin embargo no ha sido posible que esto se lleve a cabo, aun cumpliendo con todos los requisitos que les han exigido. “Me gusta el campo, se trabajarlo y se coger café”, pero al parecer el gusto y la pasión por este oficio no es suficiente por los procesos administrativos que se tienen que cumplir.
Luego de ser desplazada junto a su familia, Rojas fundó en Líbano (Tolima) una organización que lleva ocho años al servicio de todas las víctimas de este municipio. Han hecho un trabajo arduo en pro de todos los casos que llegan a su organización, pero no han logrado nada: “Hace como dos años se creó un enlace en la Alcaldía sobre una oficina de víctimas, pero hemos sido descuidados porque eso son favores políticos”. Hasta el momento lo único que han hecho es reunir la documentación y enviarla a Ibagué, ciudad donde queda la Unidad de Victimas más cercana.
Paula Gaviria, directora de la Unidad para la Atención y Reparación Integral de las Victimas dice que hasta la fecha han llegado a 360 mil personas indemnizadas y 200 mil han recibido atención personalizada. Además, afirma la funcionaria, “están satisfechas y han sido escuchadas”. Sin embargo, Anaderly asevera que Gaviria estuvo en el municipio y le solicitaron que tuviera en cuenta a las víctimas que son madres cabezas de familia y hasta el momento no han recibido respuestas, el único pronunciamiento que han recibido al respecto ha sido que “—ustedes ya cumplieron diez años —ya no tiene derecho a nada”.
Las víctimas del municipio de Líbano, en medio de su lucha por la reparación integral como lo demanda la Ley 1448 del 2011, les quedan en el camino más preguntas que soluciones: “¿Qué garantías habrán para esas víctimas que quieran retornar a sus tierras y para las personas que no lo pueden hacer? y ¿cuándo nos irán a reparar?”. Asimismo, Rojas es muy concreta en la solicitud que le hace al Estado: “Que nos den la vivienda digna y un proyecto de vida en donde nosotros podamos sacar a las familias adelante. Que nos recuperen las tierras que nos han quitado, pero con un proyecto en donde nosotros podamos organizar a las familias”.
“¿Cuánto tiempo tengo que estar acá para recibir otra ayuda?”
“El día de las víctimas es un día como cualquiera, un día más”. Así definió Edison Ortiz su día: el Día Nacional de las Victimas. Para él es un “sofisma de distracción” porque nada de lo que dicen las entidades responsables de la reparación se refleja en lo que él está viviendo.
Es víctima del desplazamiento forzado. El 17 de febrero del 2013 fue despojado de sus tierras en el departamento del Cesar. Desde entonces vive en Bogotá donde ha recibido dos ayudas por parte de la Unidad victimas. La primera fue el 4 marzo del año pasado en donde le dieron 160 mil pesos por tres meses. La segunda, una ayuda humanitaria de 642 mil pesos, el 12 de agosto del mismo año. Pero ahí no termina todo, el bono que le dan es condicionado: “Si te dan bono no te dan albergue y si te dan albergue no te dan bono”.
Además de la condicionalidad del bono, el que lo recibe obligatoriamente tiene que cambiarlo por mercados en los supermercados Colsubsidio: “lo que tú quieras comprar no lo puedes sacar”, es decir, los mercados que se pueden hacer efectivos a través de los bonos ya están predeterminados.
Ortiz tiene cinco hijas y no se encuentran con él porque están con su compañera sentimental en San Gil (Santander), cosa que agradece, pues muchas veces tiene problemas para subsistir con sus propias necesidades. “Si voy a un restaurantes de integración social tengo que llevar un recibo de luz, pero yo soy nómada, esto no quiere decir que sea un habitante de la calle”.
En su mano izquierda carga un manojo de papeles de tutelas que ha interpuesto. Documentos con los que pretende que en esta ciudad de cemento alguna autoridad le preste atención a sus necesidades como víctima. “Mi compañera me llama y yo le digo —no te preocupes— aquí hay que dejar un precedente”.