Los verdes aprovechan el gol en contra en casa de Cerro y administran con inteligencia un empate a cero en casa que sirve para asegurar la final contra Chapecoense. Armani terminó salvando a los suyos cuando aparecieron los nervios.
Nueva final para Nacional en un 2016 que quedará escrito en las páginas doradas del club verdolaga. Con inteligencia, exprimió el empate en campo contrario y manejó los tiempos del partido para acceder a una nueva final en lo que va de año. El conjunto de Reinaldo Rueda va en serio por el triplete de este semestre, y tiene equipo para hacerlo. Contra Cerro también fue necesario que tuviera que aparecer Armani para salvar al resto. Pero esto también es una señal más de lo completo que es este equipo, en un día en el que falto ‘el elegido’ Miguel Borja.
Nacional llevó el peso del partido en el primer tiempo, pero no conseguía profundizar en la bien plantada defensa de Cerro. Arias y Nieto tomaron el centro del campo con soltura. Berrío e Ibargüen incordiaban desde la banda y Rescaldani incomodaba la labor de la zaga paraguaya. Pero faltaba el último pase, la llave que abriera el grifo de Nacional y destapara todo el caudal ofensivo. Era un partido de paciencia, de insistir una y otra vez hasta que se rompiera el cántaro.
Nacional comprendió el plan de batalla y el afán, que muchas veces juega en contra del local en estos encuentros, no pudo con ellos. Ahora bien, la calma que mantuvieron hasta lograr el premio pudo costarle caro. A pesar de que Cerro se borró en ataque, aprovechaba al máximo cualquier atisbo de peligro. Sin hacer que saltarán las alarmas, pero explotando la mínima oportunidad que pudiera crear cualquier descolgado en ataque. Avisó sobre todo a la contra y a balón parado, con pocos efectivos, pero los justos y necesarios para llevar peligro al arco de Nacional.
Los verdes tenían la pelota, pero los paraguayos el peligro. En la segunda mitad, en Nacional comenzó a funcionar la conexión Macnelly-Berrío, cogiendo a contrapié en dos ocasiones a la defensa de Cerro que acabo salvando un Silva muy atento.
Las oportunidades aparecieron para Nacional. En una contra que pilló malparada a la zaga paraguaya, Rescaldani se encontró con un balón de oro que desaprovechó, o bien por falta de velocidad o por pensárselo demasiado. La cuestión es que de haber estado de Borja podríamos estar hablando de otro resultado.
Donde sí estuvo acertado el delantero argentino fue en el juego de espaldas, habilitando correctamente en más de una vez a sus compañeros como en la que le brindó a Ibargüen más tarde. También aquí apareció Silva.
Era una noche de porteros, evidente en un empate a cero. Armani también apareció en los momentos decisivos para asegurar el objetivo. El arquero argentino sacó tres manos brillantes cuando a Nacional le entraron los nervios finales, que fueron menos agobiantes gracias a la inteligencia de Berrío.
El extremo verde le robó la billetera a Riveros y se plantó solo ante Silva. El zaguero intentó derribar a Berrío que, entre arriesgar e intentar el gol o asegurar y forzar la roja, eligió la segunda. La expulsión casi tuvo el mismo resultado porque permitió a los verdes evitarse los minutos de infarto.
El empate a cero sentó como un simple aprobado en un examen final. Suficiente para pasar a la cuarta final del año donde espera el Chapecoense. Equipo brasileño que, sin importar el resultado, al menos ya se ha dado a conocer al común del aficionado.