Inspirado en los e-mails ‘hackeados’ y publicados en medios de comunicación, en los que el presidente Juan Manuel Santos no sólo se mostraba interesado en adquirir algunos cuadros del artista Fernando Botero, sino que regateaba el precio de los mismos, el fotógrafo Carlos Duque realizó una puesta en escena de las pinturas que supuestamente compraría el primer mandatario colombiano, con personajes reales.
“No Hard Feelings”, “es un ejercicio plástico que incursiona en el vínculo entre arte y realidad y el papel que juegan los medios de comunicación, la publicidad y las redes sociales en el proceso de interpretación de esa realidad. Para dar forma a esta idea, he puesto mi atención en un intercambio de correos de 2012 en los que el asunto gira alrededor de cinco cuadros del maestro Fernando Botero”, explica el artista Carlos Duque.
Según correos personales del presidente Juan Manuel Santos, interceptados ilegalmente por “hackers” aún no identificados y que fueron difundidos por los medios de comunicación, el primer mandatario se muestra interesado en adquirir varias obras del pintor de acuerdo con la oferta de su hijo Fernando Botero Zea, exministro de defensa del gobierno de Ernesto Samper.
“El asunto trata del regateo del precio de las obras y la decisión del presidente de no aceptar la propuesta. Me llamó la atención que un debate público sobre el espionaje ilegal o “chuzadas” normalmente asociadas a la vida privada de políticos, periodistas y magistrados se ventilara en los medios asociados a un tema artístico”, añade Duque, quien también confiesa que encontró “en esta coyuntura la oportunidad de acercarme al trabajo de Botero desde mi propia mirada, imitando fotográficamente las imágenes de los cinco cuadros en mención”.
“No hard feelings”, son puestas en escena que dejan ver, por medio de la imagen real, el encanto peculiar de la obra de Botero. Son radiografías de carne y hueso de los cinco óleos en mención
“La historia del arte está poblada de ejemplos de artistas como Andy Warhol, René Magritte, Albert Durero, Henri Toulouse-Laurec, Fernando Botero y muchos otros cuya obra es particularmente atractiva para quienes nos hemos desempeñado en el oficio publicitario, ya sea porque la obra misma está inspirada en la imagen publicitaria, o porque tiene rasgos característicos del lenguaje mediático. A mí personalmente me ha seducido siempre la pintura de Botero por su poder visual, la sensualidad de las formas, la delicia del color y la simplicidad de las composiciones; son irresistibles golosinas visuales”, concluye Carlos Duque.