"No Maten al Mensajero"

Entre las muchas reacciones generadas alrededor del mundo por el asilo concedido a Julian Assange por parte de Ecuador, llama la atención la paradoja de que un gobierno que restringe a la prensa defienda la libertad de informar del fundador de Wikileaks.

Desde que hace 3 días Ecuador decidiera otorgarle el asilo diplomático a Julian Assange, fundador de Wikileaks, los mundos político, mediático y diplomático se convulsionaron.

Las acusaciones que pesan sobre Assange de parte de la justicia sueca por un nebulosos caso en el que se le señala por haber tenido sexo sin protección, hicieron que su estadía en el Reino Unido se complicara, toda vez que fue capturado y sometido a detención domiciliaria desde el pasado 2010. Su refugio en la embajada ecuatoriana desde hace dos meses y la solicitud de asilo generaron un gran revuelo ya que el Reino Unido considera esa solicitud como una manera de evasión de las leyes británicas.

Sin embargo, lo que expuso Assange y lo que aceptó Ecuador es que la solicitud de la justicia sueca tiene como fin enviarlo extraditado a Estados Unidos para que responda por los las filtraciones que hiciera Wikileaks de documentos secretos y reservados. Acción que tiene a Bradley Manning, soldado estadounidense quien filtró los documentos, en una cárcel militar y esperando una posible condena a muerte o a cadena perpetua. De ser cierto que el gobierno de Estados Unidos pediría en extradición a Julian Assange, a este le esperaría una suerte similar a la de Manning.

La posibilidad de que Assange sea entregado a los Estados Unidos y condenado a muerte aún es una posibilidad remota, pero el manejo de la política exterior estadounidense de los últimos cuatro años, en la que los enemigos de Washington son dados de baja desde aviones no tripulados sin que medie respeto por las fronteras o las conveciones locales e internacionales, hacen pensar que esa es un situación muy posible.

La solicitud de asilo de Assange lleva implícita una paradoja. El asilo es otorgado en virtud del respeto a la libertad de prensa pero lo concede un Estado que ha sido cuestionado por su poco respeto a los medios de comunicación críticos de la gestión del Presidente Rafael Correa. El coordinador para las Américas del Comité para la Protección de los Periodistas, Carlos Lauria, aseguró que el asilo es algo irónico ya que Ecuador decide proteger la libertad informativa amparando a Assange mientras obliga a Emilio Palacio, exdirector de opinión del diario El Universo, a exiliarse en Estados Unidos.

Mientras que Ecuador espera que el gobierno británico le conceda un salvoconducto a Assange para poder salir del país, algo que el Ministro Británico de Asuntos Exteriores William Hauge ha negado tajantemente, el mundo le reclama al gobierno de Rafael Correa que respete la libertad de prensa en su propio país.

Es de esa manera como el caso de Julian Assange desnuda la política internacional de una manera clara. Estados Unidos es una presencia que sin ser visible puede generar crisis políticas y diplomáticas entre estados, como la que se configuró entre Suecia, Inglaterra y Ecuador. También demuestra la contradicción que existe sobre lo que se considera libertad de informar; tal o cual estado puede considerar a un informador como un enemigo y perseguirlo siempre y cuando brinde información inconveniente para dicho estado.

Por ahora Julian Assange, el mensajero, sigue esperando que se pueda encontrar una manera efectiva de salir de la Embajada rumbo a un avión que lo lleve a Ecuador para disfrutar de la tranquilidad que brinda el asilo diplomático del que es titular.