“No me veo en una plaza prometiendo mentiras”

Conversamos con Juan Pablo Salazar, el candidato que reunió al exministro Díaz-Granados, a Natalia Duran y al “Pibe” Valderrama en una miniserie estilo comedia que pretende ser su trampolín electoral hacia el Senado. “Cuando me preguntan qué es lo más difícil de vivir en una silla de ruedas, les respondo que es no poder jugar microfútbol”. Entrevista

En el pleno del ruedo electoral, todos y cada uno de los candidatos a la Presidencia, Senado y Cámara de Representantes promueven sus campañas a través de diferentes y variados formatos. Mientras unos le apuntan a abanderar a parejas del mismo sexo en videos y otros militan en el plano tradicional, hay otros como Juan Pablo Salazar –aspirante al Senado- que definitivamente logran llamar la atención por su particular forma de apostarle a la política.

En efecto, el bogotano de 33 años del Partido de la U, armó junto a su equipo de trabajo una miniserie web estilo comedia de cinco capítulos en la que cuenta como un hombre común -protagonizado por él mismo- se aventura el mundo de la política y cruza caminos con Carlos “el Pibe” Valderrama; el exministro Comercio, Industria y Turismo, Sergio Díaz-Granados, y la actriz, Natalia Durán.

“Cuando uno está en esto le dicen que tiene que hacer mítines políticos y reunir gente. A mí me da mamera esa vaina y admito que no estaba seguro si tomar esta dirección. Yo no me veo en una plaza pública prometiendo mentiras, no quiero hacer eso. Lo que sí sé hacer son videos y comunicaciones, por eso, lanzamos la serie en pastillitas para hacer esos mítines”.

Según indicó, el girón electoral de su campaña posiblemente sea el primero en el mundo que se hace por medio de una comedia plasmada en video. Su serie “U-10 La Campaña”, difundida por YouTube y Facebook, inicia con un hombre que recibe una sorpresiva llamada de Díaz-Granados. Éste lo invita a unirse al parido y lanzarse como Senador.

“De hecho, el exministro sí llamó y me convenció de unirme al partido. En la serie aparezco como un sujeto que no sabe hacer política y que la empieza a embarrar por hacer lo mismo que hacen todos los políticos. Luego llega el ‘Pibe’, mi mentor, que se encarga de enderezarme en el camino”.


Confidencial Colombia: ¿De dónde vino la idea?


Juan Pablo Salazar: La verdad fue de Álvaro, el productor (un hombre de aspecto rudo pero noble, con barba y pelo largo) a quien se le ocurrió la idea porque no sabíamos que hacer. Sin embargo, sí sabíamos lo que no queríamos hacer y sacamos algo diferente. Vamos a ver si a la gente le gusta nuestro humor…

De hecho, la web serie no es la única apuesta diferente que Salazar plantea lanzar. Por ejemplo, uno de sus panfletos publicitarios viene con los colores de la bandera reggae y una frase de Bob Marley. En otro, se mofa del escándalo del MIRA por el tema de los discapacitados con un comercial de televisión que pronto estará rodando en cadena nacional.

“Hay que cambiar el lenguaje. Que haya un 40 por ciento de abstención en el voto no es solo apatía, sino que no se está haciendo nada para atraer a nuevas personas. Si Coca Cola supiera que ese porcentaje no está consumiendo la bebida, estos se pondrían las pilas para hacer una estrategia de mercadeo para llegar a la gente (…} en política hay que hacer lo mismo”.


C.C.: ¿Por qué el Partido de la U?


J.P.S.: Es coherente estar en un partido que permita todo tipo de voces. Logré conciliar mi ideología con la U y concreté con la invitación de Sergio Díaz-Granados. Además, yo le apuesto a los diálogos de paz en La Habana, independientemente de Santos como ser humano y su personalidad, este es un paso hacia el camino correcto.

Es jodido, pero como dijo Cicerón: “es mejor una paz injusta que la más justa de las guerras”. Si la U es el partido del Presidente, yo me puedo identificar con eso.


La vida después de la silla de ruedas

Hace poco más de 10 años, Salazar resultó en una silla de ruedas tras una lesión en la médula espinal mientras celebraba la boda de su hermana. -Cuando me levanté en la camilla del hospital me dijeron lo que no quería escuchar, entonces decidí hacer algo con mi vida.

Lejos de que su idea de candidatura sea vista como una broma por varios parlamentarios, el candidato afirmó ser un activista apasionado. El título viene acompañado de iniciativas que tuvieron gran acogida en el país y el mundo.

“Creó la campaña contra las minas antipersona, “Remángate”; fundó la Fundación Arcángeles, un organismo que brinda apoyo a personas con discapacidad; trajo el rugby en silla de ruedas a Colombia- “nos damos durísimo, es un deporte alucinante”- y fue quien adelantó el tema de los guardias con discapacidad en el centro comercial, Gran Estación”, dijo Álvaro, el productor.

Más allá de la silla de ruedas, reconocerlo es muy sencillo. Tiene un corte de cabello estilo “Pibe” Valderrama que protagoniza cualquier fotografía o presentación. De hecho, su gusto por el deporte lo llevó a convertirse en el Presidente del Comité Paralímpico Colombiano. Su forma de dirigirse a la gente refleja a un ‘tipo sollado’, pero regio a la hora de dar instrucciones. El candidato contó a este medio lo que pasa por su cabeza cuando la gente le pregunta por su estado físico y qué siente al ver a otros caminar.

“Lo más difícil de vivir en una silla de ruedas, es no poder jugar microfútbol. Es un sarcasmo que me permito, porque naturalmente es preferible caminar que moverse en una silla de ruedas, lo mismo que es mejor poder ver que estar ciego. Sin embargo, esto no significa que por el hecho de moverse en una silla de ruedas o por ser ciego o sordo, una persona no pueda llevar una vida productiva y plena. En fin, se trata de enfrentar una condición especial con valor, inteligencia y esfuerzo. Nada más”.

Salazar pretende que su campaña hecha miniserie refuerce el pliego de propuestas de su candidatura. Esta compete una revitalización de la cultura y el deporte en Colombia, modificar los prejuicios y las leyes aplicadas a personas con discapacidad y proyectarlas a una visión de país, adelantar los temas de inclusión seguir y seguir apostándole a la paz, entre otras.

Primer capítulo