María Mercedes Maldonado habló con Confidencial Colombia minutos antes de que se posesionara de forma oficial como nueva alcaldesa encargada de Bogotá. En la charla en su oficina de la Secretaria de Hábitat contó el papel de Rafael Pardo en la administración distrital y la desconfianza con que lo recibieron, cómo conoció a Gustavo Petro y su hoja de ruta para encarar el segundo cargo más importante del país.
Confidencial Colombia: ¿Qué significa para el movimiento progresista que se haya escogido alguien de la terna?
María Mercedes Maldonado: Obviamente hay un procedimiento legal que nosotros no discutimos: el día que queda vacante el cargo hay que nombrar inmediatamente a alguien, tiene que ser nombrado por el Presidente y normalmente viene del Gobierno Nacional, eso era algo obligado. El tema eran los mensajes en relación con que asumieron ese trámite legal como una especie de sobre posición del Gobierno Nacional ante el distrital. Eso fue muy inconveniente ya que para nosotros lo ideal era que hubiera alguien de la terna de progresistas en el gobierno lo más pronto posible, aún asumiendo que puede ser un encargo muy corto por las medidas judiciales pendientes que esperamos se resuelven rápido a favor del alcalde Petro.
C.C.: ¿En algún momento, con la descripción de los procedimientos legales, se pensó que el Gobierno Nacional fuera capaz de sobrepasar, con algún tipo de enredos jurídicos, el nombramiento de alguien de la terna?
M.M.M: La verdad como estoy vinculada a la administración, no participo para nada de la discusión entre Progresistas y Alianza Verde. No conozco qué se elaboró a partir de la situación de esa instancia política. Nosotros, dentro del equipo de gobierno, teníamos mucha incertidumbre que afortunadamente se fue aclarando de manera rápida gracias al doctor Pardo que manejó muy bien la situación. Tranquilizó los ánimos y envió mensajes serios, serenos, de que el tema se iba a resolver pronto como en efecto ocurrió.
C.C.: ¿Rafael Pardo jugó un papel importante en esta transición?
M.M.M: Pardo jugó un papel muy importante. Manejó bien lo que para nosotros era una situación muy difícil, además que le trasmitimos que considerábamos ilegítimo el nombramiento de él, exclusivamente por no haberse acatado las medidas cautelares de la Cidh. Pero Pardo fue una persona ecuánime, tranquila en tramitar nuestras resistencias y las tensiones al interior del equipo de gobierno. Estábamos en una posición unificada. Generó confianza para lograr el objetivo, tanto de él como de nosotros. Logró que el gobierno no se paralizara ni que fuera verse afectado el trabajo cotidiano de las secretarías y las entidades centralizadas.
C.C.: ¿Hubo medidas importantes tomadas por el alcalde encargado o realmente no se desarrollaron rupturas del proyecto de Gustavo Petro?
M.M.M: Voy a hablar con él porque quiero que me informe de lo ocurrido en este corto periodo. Ya hay decisiones puntuales y procesos que inició, ya que desde que llegó afirmó que durante el tiempo que estuviera iba a gobernar. Desde antes de esa conversación puedo decir que se aproximó a nuestras políticas, las reconoció y evidentemente le puso atención a temas que siempre son urgentes como el de movilidad o el de seguridad. Empujó algunas medidas que estaban en discusión técnica, pero que a veces la última decisión se demora. Creo que el temor que hubo inicialmente de que se plantearan rupturas no pasó.
C.C.: En términos de seguridad, Pardo tomó la decisión de llamar al Ejército para reforzar la seguridad de algunas zonas de la ciudad, evaluada esa medida y después de la conversación que tengan ¿esa medida podría continuar?
M.M.M: No he querido con ningún medio pronunciarme en detalle de decisiones. Yo vengo de adentro del equipo. Es probable que mi encargo sea mucho más corto que el de Pardo y no quiero hacer anuncios por encima del equipo, quiero tener una reunión con ellos. Hay temas que conozco con profundidad, no solo los de hábitat, sino otros con los que tengo relación directa, hay otros que no conozco tanto. Quiero hablar con los equipos técnicos, con los responsables políticos que son los secretarios, antes de ponerme a hacer mil anuncios que me parecería, por un lado, poco responsable y no coincide con el tipo de coordinación del gobierno que quiero hacer.
C.C.: ¿Cuándo conoció a Gustavo Petro?
M.M.M: Lo conocí en el año 2000, cuando se estaba discutiendo el primer Plan de Ordenamiento Territorial de Bogotá, el que estaba formulando Enrique Peñalosa. Estábamos en la discusión de lo que se ha llamado la no expansión: no era conveniente que en ese momento se incluyera un poco más de 10 mil hectáreas que el alcalde Peñalosa consideraba deberían declarase de expansión urbana, sino acotarlas a favor de una ciudad más compacta y densa. Eso generó debates, particularmente fuertes en la zona norte, y él como representante a la Cámara se interesó en el tema, buscó a los equipos de la Car y del ministerio que estaban haciendo la discusión sobre el modelo territorial más adecuado para Bogotá. Desde ahí nos mantuvimos en contacto hasta el 2011 a través de la discusión del plan zonal del norte.
C.C.: A pesar del énfasis que tuvo legislatura de Petro, enfocados en seguridad y paramilitarismo, parece que sí seguía los temas urbanísticos de Bogotá. Por lo cercanía de su candidatura presidencial con la de la alcaldía, no parecía que tuviera un plan de ciudad en la cabeza ¿Cómo se conformó ese equipo en relación con el tema del territorio?
M.M.M: Petro empezó a trabajar el tema del ordenamiento del territorio desde el año 2000. Los otro temas que manejaban eran más fuertes. Él hizo algunos debates tanto del Plan de Ordenamiento territorial como sobre los cerros orientales. Se mantuvo en ese tema y por ahí fue entrando propiamente a lo urbano, porque las políticas sociales pueden ser menos vinculadas al territorio, pero por estos puntos nos fuimos moviendo hacía las políticas de vivienda y un tema más grueso como lo es la redistribución de las rentas urbanas.
C.C.: ¿Qué tan institucional es el distrito?
M.M.M: Creo que el distrito tiene fortalezas institucionales importantes. Hay entidades de gran trayectoria y muy sólidas como las empresas de servicios públicos, el mismo Idu. Temporalmente algunas fueron parte de lo que se llamo el “carrusel de contratación”, pero en el largo plazo son empresas sólidas. Tenemos la reforma administrativa que adoptó Lucho Garzón en el 2006, que empieza a implementarse en el 2007. Para el ciudadano común y corriente seis años es mucho, para términos de decantar reformas como estás siento que todavía hay ajustes: la creación de varias secretarías que se vuelven cabezas del sector, antes había una relación más directa entre el alcalde y las empresas, que son muy poderosas algunas, puedo dar cuenta de ese proceso porque a hábitat le entra todo lo de vivienda y servicios públicos, entonces todavía el papel de los secretarios, después de esa reforma, está en proceso de consolidación. Sigue estando la tentación de relacionarse directamente y siempre eso que se plantea en las políticas públicas de una entrada más transversal o integral versus las lógicas sectoriales van a chocar, ahí hay todavía mucho por hacer. En general el distrito es una estructura bastante sólida que responde a todo relativamente bien y se recupera ante todos los problemas que ha habido.
C.C.: En entrevista previa con Gustavo Petro, el exalcade afirmó que el distrito era un aparato tan grande que en el fondo él estaba pudiendo mover el 10 o 20 por ciento porque creía que había muchas mafias metidas dentro de la administración y que eso era parte de la dificultad para ejecutar su programa ¿Qué tanto de ese aparato realmente fue el que no lo dejó terminar su periodo?
M.M.M: Mover la máquina del sector público es muy difícil. Nunca había sido funcionaria pública. Hay inercias que uno encuentra que no logra superarlas en uno o dos años y ya le empiezan a cobrar que uno no hizo nada. Hay muchas resistencias, muchos funcionarios, inclusive contratistas, que siempre permanecen ahí y que han pasado durante muchos planes de desarrollo y pueden terminar siendo más fuertes. Pero ahí está la cuestión de gobernar: encontrar los mecanismos más adecuados. Entré a la administración desde ser secretario, porque ese punto, ese segundo nivel puede jugar un gran papel, con debilidades de la reforma administrativa del 2006 y temas que no se han logrado consolidar.
C.C.: Mañana usted va aparecer en todos las secciones de Bogotá de los medios de comunicación ¿Cómo se va a preparar para el periodo que va a estar al mando de todo lo que significa esta administración?
M.M.M: Me siento tranquila porque estos casi dos años y medio en la administración me han dado el conocimiento suficiente de cómo funciona, lógicamente jamás como el alcalde que coordina todo, pero sí me ha permitido foguearme bastante. Estuve el primer semestre en Planeación Distrital, tuve la oportunidad de coordinar el plan de desarrollo, fue una experiencia muy positiva. Logramos que el Concejo lo aprobara por acuerdo, por eso tengo una visión global de las políticas. Estuve en un sector bastante difícil, he estado en el ojo del huracán porque tengo vivienda y servicios públicos, además me relaciono mucho con el tema de ordenamiento territorial a pesar de que es competencia de planeación. Tengo ya un bagaje en administración pública y venir de adentro es una ventaja para un encargo porque conozco el equipo. Puedo decir que tengo liderazgo, sé que no le va molestar a mis compañeros. He estado en instancias claves: el Confis; juntas directivas como la del acueducto; en Catastro pedí ser del consejo directivo. No necesito hacer una reunión para conocer en qué está el distrito, la voy hacer para que avancemos en decisión. Eso me da mucha fortaleza y tranquilidad, con consciencia de que es más que temporal, que puede ser muy corto y con una responsabilidad de combinar mucha auto exigencia en el cumplimiento de las metas con la atención de los problemas que son los más visibles para la ciudadanía: seguridad y movilidad, pero al mismo tiempo mucho compromiso en que la ejecución avance.
C.C.: ¿Hubo complot para sacar a Petro?
M.M.M: Con todo el respeto que me merecen todas las instancias involucradas creo que la sanción a Petro fue excesiva. La sentencia a favor de Alonso Salazar permite calibrar esa decisión, porque un poco el análisis que se había hecho era que el excesivo era el código disciplinario único, que ahí no había más juego y no había forma de graduar las penas. Pero las sentencias de Alonso Salazar, que no he tenido desafortunadamente tiempo de leérmelas, muestra que sí había una posibilidad de graduación de las penas, porque nadie está hablando de impunidad en los funcionarios públicos. Después eso se una a que el Consejo de Estado no tomó una decisión de fondo. Un poco el argumento del presidente para no aceptar las medidas cautelares es que la justicia habían operado pero el Consejo de Estado dijo a las cuatro de la tarde que sí procedía la tutela y a las siete y media de la noche afirmó que no porque había una acción de nulidad. Desde mi posición de servidora pública, no tengo argumentos para decir que ha habido un complot.