La Academia Sueca ha fallado: Patrick Modiano (Francia, 1945) es el nuevo Premio Nobel de Literatura. Tal y como marca el protocolo, a las 13 horas Peter Englund, secretario permanente de la Academia Sueca, ha cruzado la puerta, se ha plantado ante la prensa y ha comunicado el nombre del autor francés.
El jurado le otorgó el premio “por el arte de la memoria con el que ha evocado los destinos humanos más inaprensibles y ha descubierto el mundo de la ocupación” nazi de Francia. De esta manera, releva a la canadiense Alice Munro, ganadora de la pasada edición por su condición de “maestra del relato breve contemporáneo”. Un pedigrí es la obra que mejor refleja, según la Academia Sueca, sus rasgos autobiográficos.
Hijo contemporáneo de Marcel Proust, Modiano cuenta con una dilatada trayectoria narrativa desde finales de los años sesenta, y culmina la novela parisina, un género propio de la literatura francesa, que ha sido bautizada como “escritura de champán” y que tuvo en Zola, Balzac, Stendhal y Flaubert a los cuatro jinetes de la burbuja.
La marca de la casa Modiano lleva verosimilitud, exquisitez, cautela y sutileza, como queda patente en Calle de las tiendas oscuras (1978, Premio Goncourt), Un pedigrí (2007), En el café de la juventud perdida (2008), El horizonte (2008) y su última novela La hierba de las noches.
Publicó su primera novela, El lugar de la estrella en 1967 en la editorial Gallimard y con ella gana el premio Rogier Nimier y desde ese momento se concentra totalmente en la escritura. Su segunda obra, La ronda de noche, aparece en 1969 y la tercera, Los bulevares periféricos, 1972. Estas tres primeras novelas conforman una trilogía dedicada a la ocupación nazi de Francia y en estas historias aparecen personajes reales, como Marcel Proust.
Con Los bulevares periféricos consigue el Gran Premio de la novela de la Academia Francesa, y con Villa triste (1975), el premio de los Libreros. Ha colaborado en la escritura de guiones de cine, tanto de adaptaciones de sus propias obras, como en el filme El perfume de Yvonne, basado en Villa Triste, como con historias originales, como Bon voyage.
Para el galardón de este año estaban nominados 210 escritores, frente a los 195 de 2013. Atrás quedan las apuestas, un año más, que señalaban al japonés Haruki Murakami, el keniano Ngugi wa Thiong’o, el checo Milan Kundera, la argelina Assia Djebar, la bielorrusa Svetlana Alexijevich y habituales en los pronósticos como los estadounidenses Joyce Carol Oates,Philip Roth y Don DeLillo.
Un año más, desde 1993, la gran derrotada es la novela estadounidense. La autora Toni Morrison tiene el honor de ser la última premiada de este país y desde entonces la nada. Como si no hubiera motivos, como si no fuera EEUU el país con el fermento literario más nutritivo de la actualidad, como si no supieran que de la media docena de escritores vivos más importantes en lengua inglesa sólo uno no es norteamericano y ya sabe de las mieles del Nobel (J. M. Coetzee).
El resto, Don DeLillo, Cormac McCarthy,Thomas Pynchon, E. L. Doctorow y Philip Roth tendrán que seguir esperando a que el jurado del Nobel recapaciten y señale a algunos de estos vevelistas perfectos.