A nueve años de la despenalización del aborto, Confidencial Colombia habló con la Vicepresidenta de Estrategia y Relaciones Externas de Women’s Link Worldwide, Mónica Roa, sobre los aciertos y falencias de Sentencia C-355 de 2006, que garantizó el acceso al aborto en Colombia en tres circunstancias.
La organización internacional de derechos humanos Women’s Link Worldwide y el Departamento de Derecho Constitucional de la Universidad Externado, conmemoraron el aniversario de la aprobación a la Sentencia C-355 de 2006, que garantizó el acceso al aborto en Colombia en tres circunstancias.
Derechos reproductivos, democracia y postconflicto, fueron los ejes temáticos de la jornada que este pasado jueves invitó a reflexionar sobre la importancia de reconocer y validar los derechos sexuales y reproductivos de la mujer para lograr una paz sostenible; y evaluar los casos de éxito en Uruguay y México para superar las barreras de acceso al aborto legal y seguro.
Ahora que el país está en transición hacia la paz, una de las múltiples piezas para la construcción del rompecabezas son los derechos sexuales y reproductivos que deben engranarse, y ser consideradas por la sociedad y el Estado como elementos centrales en la construcción de una paz, asegura la organización internacional.
Como panorama, en Colombia por lo menos el 52% de las familias se construyen a partir de embarazos no deseados, o a partir del deseo de mujeres adolescentes que ven en el embarazo una oportunidad para escapar de contextos de violencia en sus propias casas.
Entre el 30% y el 40% de combatientes de las Farc son mujeres. Muchas de ellas vieron en la guerrilla una oportunidad de huir de la violencia intrafamiliar. Sin embargo, otras tantas que han abandonado el grupo guerrillero lo han hecho porque allí también encontraron abuso y violencia sexual.
Entre tanto, familias diversas que quieren adoptar enfrentan barreras legales para hacerlo, mientras que más de 10 mil niños y niñas esperan que el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar les brinde la oportunidad de tener una familia.
Las mujeres que deciden ser madres enfrentan diferentes problemas. En la Guajira y en otras partes del país enfrentan riesgos, para ellas mismas o para sus embarazos, por falta de agua, comida y atención en salud. Las que viven en zonas de fumigación sufren abortos espontáneos o graves malformaciones fetales. Otras mujeres pierden sus embarazos por la violencia física de sus parejas.
Las mujeres que deciden abortar dentro de la legalidad porque consideran que es la decisión más responsable, siguen encontrando obstáculos que imponen tanto los prestadores de salud como las instituciones que deberían garantizar su derecho al aborto y con ello, la protección a su salud y su vida.
Confidencial Colombia habló con la abogada Mónica Roa, quien hace 9 años logró mediante demanda de constitucionalidad, despenalizar el aborto en Colombia, acerca de los aciertos y falencias de la ley, la desinformación sobre la misma y los retos que comporta su consolidación tanto para las mujeres como para la sociedad.
Confidencial Colombia: Ya son nueve años de la despenalización del aborto, ¿qué ha pasado tras su aprobación?, ¿Qué se rescata y cuáles son las conclusiones?
Yo creo que uno de los principales aprendizajes es que los ciudadanos nos hemos empoderado para exigir la protección de nuestros propios derechos. Sabemos que cuando la política no nos da respuesta, nos corresponde a nosotros mismos exigir la protección de nuestros derechos.
C.C.: La cifras siguen siendo altas, ¿qué se está haciendo en cuanto a la educación y la información de la ley y a los derechos que tiene la mujer de tomar sus propias decisiones sexuales y del aborto?
Hay políticas por escrito pero yo creo que no soy la única en decir que no se ve, que no se percibe en la realidad. Yo creo que tanto la ministra de Educación como el ministro de Salud tienen muy claro el tema. Me gustaría ver un compromiso político más fuerte en donde, de alguna manera, también entiendan cuál es la oportunidad estratégica que este tema tiene porque estamos hablando de el país que podríamos crear si realmente permitimos que las más de 24 millones de mujeres y niñas en Colombia realicen su pleno potencial.
Creo que cualquier estadista sabe que no se pueden hacer políticas públicas sin tener en cuenta a la mayoría de la población y en el mundo. Además también hay estudios que demuestran que el indicador más importante para asegurar que la paz sea duradera, es el estatus de la mujer.
C.C.: Existen hoy por hoy los Centros Amigables que trabajan en pro de la salud de la mujer. ¿Qué tanto conocimiento hay en las mujeres frente a la implementación de anticonceptivos, la toma de decisiones sobre su cuerpo y los centros que brindan ayuda?
Muy poco, uno de los problemas más grandes que tenemos es precisamente la falta de información. Hay muchos derechos que están ahí en el papel pero si no hay información las mujeres no van a saber ni que tienen esos derechos ni cómo hacerlos efectivos.
Yo admiro muchísimo el trabajo que se está haciendo desde estos Centros Amigables. Creo que las personas que trabajan ahí son personas valientes, profundamente comprometidas con el tema, pero me gustaría que el impacto fuera mucho más grande, que fueran muchas más mujeres, adolescentes y niñas las que se pudieran beneficiar de toda la gama de servicios que se prestan en estos centros.
C.C.: Qué se puede rescatar de los casos de Uruguay y México respecto a la superación de las barreras en este tema. ¿Qué cree que nos hace falta?
Hay varios aprendizajes que me parecen muy interesantes. Uno de ellos es el aprendizaje de los médicos. Ellos señalan que hay que hacer un tránsito desde las tecnologías viejas y las maneras en cómo les enseñaron a hacer legrados en la universidad, a la posibilidad de utilizar por ejemplo el Misoprostol y la Mifepristone que son pastillas que permiten hacer abortos de una manera segura y mucho menos invasiva para las mujeres.
Hay otro aprendizaje que también me pareció muy importante y es que el haber empezado a trabajar en el aborto con un marco amplio de derechos sexuales y reproductivos, les permitió aprovechar el momento en el que se atienden las mujeres que solicitan un aborto para empezar a hacer prevención y trabajar con métodos anticonceptivos de larga duración.
C.C.: ¿Cree que, en ese sentido, las EPS y otros centros de salud deberían empezar a implementar procedimientos que también le ayuden a la mujer en este tipo de casos o debería ser algo externo como los Centros Amigables?
No, yo creo que es importantísimo empezar por entender que toda la red pública de salud tiene la obligación de garantizar toda esta gama de servicios. Que haya unos centros amigables es algo extra para reforzar la prestación del servicio, pero eso no le quita la obligación a todos los centros.
Ojala con un enfoque en los de primer nivel y esa es ahora otra de las lecciones que nos deja casos como el de Uruguay y México, que realizan el abortos en las primeras semanas de gestación y no los demoran con tantos obstáculos.
Ayer por ejemplo supe que las mujeres hacen solicitudes en la semana quinta de gestación y les dan las autorizaciones en la semana 23. Eso quiere decir que en lugar de que las puedan atender en un centro de primer nivel, con una atención muy sencilla, tengan que acudir a hospitales y que la atención se vuelva mucho más compleja tanto para la mujer como para los médicos. Creo que ese entendimiento es también fundamental.
C.C.: ¿Como institución qué están haciendo para ayudar a las mujeres y ayudar al conocimiento de sus derechos?
Nosotros trabajamos de la mano con grupos que dan atención directa y acompañamiento a las mujeres, seguimos generando debate, haciendo seguimiento de los avances legales, demandando ante los tribunales los retrocesos, manteniendo el tema en la agenda. Tenemos absolutamente claro que los problemas no se acaban cuando uno gana una sentencia y por eso es que nueve años después seguimos haciendo este tipo de eventos para continuar discutiendo cuales son los problemas, los obstáculos y seguir buscando diferentes alternativas de solución.
C.C.: ¿Qué retos tienen como institución frente al tema de la despenalización del aborto, qué se viene para ustedes?
Yo creo que el reto más grande en este momento es poder armonizar los debates, hacer que las fichas encajen. No podemos seguir hablando por un lado de aborto y por otro lado de maternidad. Son dos caras de la misma moneda y nos interesa protegerlas a las dos.
Las mujeres tienen que tener el derecho de decidir de manera autónoma. En determinados momentos de su vida sin necesitan un aborto o necesitan servicios de maternidad segura. Tienen que tener acceso a los dos. Su decisión se tiene que respetar, cualquiera que sea. Y no se pueden seguir muriendo mujeres en Colombia, ni por falta de un acceso a un aborto seguro, ni por falta de acceso a servicios de embarazo y parto seguro.
C.C.: ¿Se podría decir entonces que la ley de la despenalización del aborto no ha funcionado del todo como se ha estipulado?, lo digo respecto a una de las tres circunstancias que se tienen en cuenta y es la salud psicológica y física de la mujer.
Yo creo que esa es frente a la que más desconocimiento existe. Mucha gente no ha entendido que el aborto en Colombia ya está reconocido para las mujeres que tienen cualquier afectación en su salud tanto física como mental y eso lo tienen que entender las mujeres en edad reproductiva, lo tienen que entender las personas que trabajan en sector salud, los funcionarios públicos y los periodistas que cubren este tema y que muchas veces dejan la palabrita “salud mental” por fuera de la nota, para que de verdad podamos hablar de que la sentencia se pueda empezar a implementar de una manera completa.
C.C.: ¿Qué hace falta?
Primero, remover todos los obstáculos para que no sigan muriendo mujeres y ellas puedan tomar las decisiones autónomas sobre si quieren o no continuar con los embarazos.
Desafortunadamente acabo de saber que en el Cauca tres mujeres se han muerto porque les negaron la posibilidad de interrumpir el embarazo y me duele profundamente que nueve años después sigamos viendo que existen este tipo de casos.
Segundo, me parece muy importante entender que ese tema no puede tratarse de manera aislada, sino que hay que ver el marco completo. Hay que pensar en brindar educación sexual, el acceso a toda la gama de anticonceptivos, la posibilidad de tener embarazos y partos sanos, de dar en adopción y recibir en adopción, en brindar el acceso a reproducción asistida, la libre elección de como quiero formar una familia.
Todo eso de la mano es lo que realmente va a permitir que haya individuos libres y éticos que decidan formar familias por lazos de amor y apoyo mutuo y a su vez esto forme comunidades que sean respetuosas de la diferencia y que posibiliten el éxito y el sostenimiento de la paz de la que tanto estamos hablando en estos días.