El Sumo Pontífice ha dado una nota final de sorpresa a su visita a la isla griega de Lesbos y se ha llevado en el avión papal a 10 refugiados.
El papa ha sumado un gesto práctico al llamamiento lanzado previamente por él y los líderes de la iglesia ortodoxa, Bartolomé de Constantinopla y Jerónimo II, arzobispo de Atenas, a los líderes internacionales en los que les pidieron mostrar más responsabilidad en esta crisis.
Francisco se reunió este sábado en Lesbos con el primer ministro de Grecia, Alexis Tsipras, y se encontró con 400 refugiados del centro de detención de Moria, comerá con ocho de ellos y firmó una declaración conjunta con el Patriarca Ecuménico de Constantinopla, Bartolomé, y el arzobispo de Atenas y toda Grecia, Jerónimo. El viaje del Papa a Lesbos, una de las que más refugiados recibe, no tiene un fin político sino humanitario, según ha precisado el Vaticano.
Tras un encuentro privado entre el Pontífice y el primer ministro de Grecia, los tres líderes religiosos se desplazarán hasta el centro de detención de refugiados de Moria, que acoge a cerca de 3.000 personas. A su llegada, Francisco saludó a 150 menores y a 250 adultos que estuvieron reunidos en una tienda ubicada en el espacio normalmente utilizado para el registro de los refugiados.
Desde este centro, los tres líderes religiosos pronunciaron sendos discursos y, a continuación firmarán una declaración conjunta en la que demostrarán su empeño ecuménico de carácter humanitario. Después, almorzaron con ocho refugiados en un ‘container’ -los módulos que utilizan como viviendas-.