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Mientras los pasajeros vitoreaban y algunos cubanos saludaban, el buque ‘Adonia’ de la línea Fathom, desembarcó la mañana de este lunes en La Habana, lo que oficializa la presencia del sector estadounidense de cruceros en La Isla.

El viaje del Adonia, con unos 600 pasajeros, es el primero directo desde un puerto estadounidense a la isla en más de 50 años, y todos estaban conscientes de su importancia histórica. A las 7 de la mañana, los borrosos contornos del perfil arquitectónico de La Habana aparecieron en el horizonte y el entusiasmo en el Adonia comenzó a subir de tono.

Sobre las 7:45 a.m., cuando el barco estaba todavía a 7 u 8 millas de distancia, el capitán David Box anunció por los altoparlantes que la Catedral de La Habana era claramente visible, agregando que la capital, fundada en 1515, fue una vez conocida como la “Roma del Caribe”. El barco llegó a la desembocadura de la Bahía de La Habana a las 9:00 a.m., donde esperó hasta que pudo atracar una hora más tarde.

Aunque el Adonia es un crucero pequeño —el canal de entrada tiene poca profundidad porque por debajo pasa el Túnel de La Habana, lo que lo hace inaccesible a barcos de mayor calado— tiene una potente sirena, que hizo sonar mientras entraba lentamente a la bahía a eso de las 9:30 a.m., donde se detuvo antes de dirigirse a la terminal Sierra Maestra. “Nuestro barco es pequeño pero la sirena es fuerte y se hará sentir en todo el mundo”, dijo Box.

Numerosos cubanos a lo largo de la costa y trabajadores de un restaurante en el Castillo de Morro saludaban y vitoreaban mientras el Adonia entraba en el canal en un día soleado. “Buenos días, Cuba”, dijo Arnold Donald, presidente ejecutivo de Carnival Corp., mientras invitaba a los pasajeros a una fiesta junto a la piscina y el barco se acercaba a La Habana. “Disfruten de este día muy especial”.

Una banda comenzó a tocar y comenzaron a servirse bebidas más de tres horas antes que se permitiera a los pasajeros desembarcar para su primer día de actividades de pueblo a pueblo. El crucero de una semana circunnavegará la isla y también hará escalas en Cienfuegos y Santiago de Cuba. En su calidad de viaje de pueblo a pueblo, el crucero tiene por fin alentar la interacción con el pueblo cubano.

“Es muy alentador ser parte de este viaje histórico”, dijo Shirley Thurman, una retirada de San Agustín, quien hace el viaje con su esposo. “Estoy muy contenta de que estamos normalizando las relaciones con Cuba. Creo que los cubanos de a pie han sido los que han sufrido a lo largo de los años”.

Estaba planeado que dos pasajeros nacidos en Cuba, Arnie Pérez, asesor jurídico de Carnival Corp, y su esposa Carmen, fueran los primeros en bajar del barco. Los dos nacieron en 1960. La familia de él salió de Cuba cuando Arnie tenía 9 meses de nacido, y Carmen abandonó la isla con su familia cuando tenía 7 años. Pérez no había regresado a La Isla hasta que comenzó a ayudar a negociar el acuerdo que llevó a la entrada de Fathom al mercado cubano.

El único miembro de su familia inmediata que vive en Cuba, es una tía de 89 años que vive en las afueras de Santiago de Cuba. Cuando el Adonia haga escala en Santiago, el ‘turista’ irá a conocerla.