Alimentos y medicamentos eran cada vez más escasos este lunes en los barrios rebeldes de Alepo, sometidos a intensos bombardeos del régimen sirio y de Rusia, acusados por Occidente de “crímenes de guerra”.
“Estos últimos años hemos soportado los bombardeos y no hemos abandonado Alepo. Pero ahora no hay ni pan, ni agua potable, nada en los mercados. La situación empeora día a día”, afirmaba este lunes Hasan Yasin, de 40 años.
Este padre de cuatro hijos debió abandonar con su familia su apartamento en un tercer piso para refugiarse en una tienda en la planta baja y evitar los bombardeos que se abaten sobre su barrio de Ferdus.
Por cuarta noche consecutiva, volvieron a caer las bombas en el este de Alepo, segunda ciudad siria controlada en parte por los insurgentes desde 2012.
Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), el balance de muertos ascendió al menos a 128 -en su gran mayoría civiles- desde el jueves por la noche, cuando el ejército del régimen anunció una gran ofensiva para reconquistar la totalidad de Alepo.
Los aviones rusos y del régimen llevaron a cabo “decenas de ataques” desde la medianoche en el este de la ciudad, según el OSDH. Al alba, los bombardeos se intensificaron, provocando incendios, según un corresponsal de la AFP.
Entre los muertos figuran 20 niños y 9 mujeres, precisó Rami Abdel Rahman, director del OSDH. Además, 36 civiles murieron en las zonas rurales de la provincia de Alepo, y se registraron unos 400 heridos en el conjunto de la provincia, según Rahman.
Los casi 250.000 habitantes de los barrios rebeldes de Alepo no reciben ayuda del exterior desde hace unos dos meses. Y desde el sábado no tienen agua debido a los bombardeos, según Unicef.
Los hospitales “se encuentran bajo fuerte presión por el número elevado de heridos y la falta de sangre disponible” causada en parte por “la ausencia de cirujanos especializados en transfusiones” indicó una fuente médica a la AFP. “Por ello, los heridos de gravedad son inmediatamente amputados”.
“Los pacientes son colocados en el suelo” y “los equipos médicos trabajan al límite de la resistencia humana” relata por su lado el doctor Abu Rajab, de la ONG Save the Children. Según él, cerca de la mitad de los pacientes en los hospitales son niños.
La AFP constató que el precio de siete porciones de pan árabe pasó de 350 libras sirias (70 centavos de dólar) la semana pasada, antes de la ofensiva, a 500 libras sirias (1 dólar). “Ahora comemos solamente una vez por día. Mis hijos y yo no hemos comido a nuestra hambre desde hace dos semanas” cuenta Hassan Yasin.
Tensión entre Rusia y Occidente
En Nueva York, las potencias occidentales arremetieron el domingo contra Moscú, acusado directamente de organizar la ofensiva contra Alepo, en una reunión de urgencia del Consejo de Seguridad de la ONU. “Lo que Rusia apoya y hace (en Alepo) no es lucha antiterrorista, es barbarie”, dijo la embajadora estadounidense, Samantha Power.
El Kremlin replicó este lunes deplorando “el tono y la retórica inadmisibles” de EEUU y del Reino Unido, que son “incluso susceptibles de dañar nuestras relaciones”.
El embajador británico Matthew Rycroft aludió por su parte a la posibilidad de acudir a la Corte Penal Internacional, competente para los crímenes de guerra. La última tentativa del Consejo de seguridad se saldó con un veto ruso.
En este contexto el llamado lanzado por el secretario general de la ONU Ban Ki-moon para “acabar con la pesadilla” en Siria tiene pocas posibilidades de ser escuchado esta semana.
El conflicto sirio ha causado más de 300.000 muertos desde 2011, según el OSDH, y generado la peor crisis humanitaria desde la Segunda Guerra Mundial.
*Con información de Agence France Presse