En lo que podría ser el último gran acto de Dilma Rousseff como presidente, la llama olímpica aterrizó este martes en Brasilia procedente de Ginebra, en la primera escala de un viaje por todo el país antes del inicio de los Juegos de Río 2016.
En su discurso, la mandataria Dilma Rousseff dedicó unas palabras a la grave crisis política que afecta a su gobierno. Reconoció que atraviesa “un período crítico” y defendió la democracia: “Sabemos las dificultades políticas que atraviesa el país. Es un período crítico, muy difícil en nuestra historia. Tengan la certeza que el pueblo sabrá proteger su democracia”.
Luego hizo un llamado a la paz y asumió que los brasileños están preparados para recibir los Juegos: “Dejemos que esta llama guíe toda humanidad. Estamos preparados para atender las elevadas expectativas durante los Juegos. Hago un llamamiento a la paz. La llama es un símbolo de la paz”.
La llama fue recibida por Rousseff, para prender la antorcha en el Palacio de Planalto, morada que deberá abandonar la semana próxima si el Senado la suspende para juzgarla por irregularidades en las cuentas públicas.
Con ceremonias indígenas, a bordo de una canoa hawaiana, suspendida de un helicóptero, a pie o a caballo, la antorcha que regirá los primeros Juegos Olímpicos de América del Sur, recorrerá 300 ciudades de Brasil transportada por 12.000 personas hasta llegar al mítico estadio Maracaná de Río, el próximo 5 de agosto.