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El empresario y presidente de Atlético Nacional durante 22 años, falleció este jueves a sus 83 años. Botero Moreno, además fue el primer colombiano extraditado a Estados Unidos, donde estuvo preso 17 años.

Hernán Botero fue uno de los dirigente históricos de Atlético Nacional. Como presidente del club, ganó los títulos de 1973, 1976 y 1981. Botero Moreno también es recordado, porque en 1985, fue el primer colombiano extraditado a los Estados Unidos, donde fue procesado por ocultamiento de hechos materiales y fraude a correo. Por estas actividades delictivas siempre se declaró inocente.

Regresó a EE.UU., treinta años después de haberse graduado como ingeniero civil del Instituto Politécnico Rensselaer en Nueva York. Fue un año después del asesinato del ministro de Justicia, Rodrigo Lara Bonilla. Precisamente cuando el gobierno de Belisario Betancur dispuso la aplicación del tratado de extradición que Estados Unidos y Colombia (firmado en 1979), desatándose una guerra frontal contra las mafias del narcotráfico. Sin, embargo Botero, el primer extraditado, era pedido en extradición por delitos relacionados con lavado de dinero.

El 5 de enero de 1985, día de su extradición, el dirigente tenía 52 años recién cumplidos. Regresó a Colombia a los 76, el 20 de febrero de 2002, convencido en que fue “el bobo del paseo o el chivo expiatorio del Gobierno. Nunca me acusaron por narcotráfico. Me enviaron a EE.UU. por no dar una información contable que no era obligación entregar. Jamás conocí a Pablo Escobar Gaviria o a narcotraficante alguno. Lo mío fue un caso político y espero que la justicia así lo reconozca”.

Botero Moreno era el propietario del 76% del club Atlético Nacional y tenía el 17% del Hotel Nutibara. Pero básicamente sus dos actividades eran las de transportador de cereales a granel y dueño de una oficina de finca raíz. Pertenecía al estrato seis de la sociedad antioqueña y era un personaje reconocido en Colombia. Sin embargo, la gente lo distinguía por el tema del cual sigue hablando como si aún fuera el promotor de las victorias en los años 70 y 80 del equipo verdolaga.

“Llegué al Nacional en 1971 adquiriendo un derecho. El equipo había quedado de último el año anterior, pero cuando lo cogí quedó subcampeón. En 1973 le di su segundo título. Meses después, cuando José Curtí dejó el equipo, le entregué US$6.000 al Zurdo López para que contratara en Argentina a Oswaldo Juan Zubeldía como técnico. Lo hizo, pero Zubeldía dijo que sólo recibía plata cuando estuviera en Medellín. Llegó en 1976 y ese año salió campeón. Fui el gestor financiero de ese título”, recordó.

Según él, cuando cayó en desgracia en 1985, dejó la estructura para que Nacional siguiera ganando campeonatos, y a la distancia gozó como propio el de la Libertadores, en mayo de 1989. Su concepto sobre su equipo del alma ya no es el mismo: “Está acabado, hoy toca el fango, ya no es la potencia de otras épocas. El fútbol colombiano es muy distinto al que viví. Los empresarios se la quieren ganar toda y en los torneos no gana el mejor, sino el que cuente con mejor suerte. Actualmente gana cualquiera”.

La misma desconfianza con que se refiere al país: “No se puede salir tranquilo a la calle porque la famosa seguridad democrática no llega a las ciudades. Vea cómo mataron al suegro de Víctor Hugo Aristizábal y nadie dijo ni mu. Me da pena decirlo, pero Colombia está peor que en la época en que me extraditaron. Nunca la he visto tan desordenada”. De vuelta en el país, recobró su actividad en la finca raíz y en las asesorías en asuntos económicos. Pero su rabia está intacta y la describe así: “El tiempo es irrecuperable”.

“Duré 17 años estudiando. Todos los días trabajaba hasta entrada la noche y me levantaba tarde a leer. Todas las semanas llamaba a Medellín. Mi familia nunca tuvo restricciones para ir a EE.UU. ni las tiene hoy. Mi pelea no es con ellos, no tengo dinero para hacerlo. Mi lucha es contra el Estado colombiano porque me vendieron. Viví una tortura psicológica muy brava, pero aun así puedo jurar que jamás denigré de mi país. Mi pelea no es contra Colombia, sino contra las autoridades que me extraditaron”.

Argumentó en su demanda al Estado colombiano que fue tratado como un capo del narcotráfico, pese a no haber sido requerido nunca por este delito, fue privado del derecho de visita de amigos y familiares sometido a un confinamiento solitario, nunca tuvo derecho a una visita conyugal durante su tiempo de reclusión y el Estado vio con desdén una solicitud para que el Gobierno interviniera en su defensa, aunque su esposa, Rosalía Montoya Palacios, respaldó esa idea con más de 20 mil firmas. “Yo aguanté psicológicamente y por eso sigo vivo. Escribí mucho porque sabía que iba a volver. Me fui cuando estaba en el estrato seis y sigo en el estrato seis.”.

Volviendo a su carrera como dirigente, Hernán Botero Moreno trajo estelares al fútbol colombiano como: Raúl Navarro, el zurdo López, Tito Gómez, la chancha Fernández, Luis Jerónimo López, Hernán Darío Herrera, el polaco Semenewics, Osvaldo Mura, Pedro Sarmiento, Víctor Luna, el chumi Castañeda, Jorge Peláez, Eduardo Emilio Vilarete, Ramón Bóveda, Abel Álvarez, Eduardo Retat, Pacho Maturana, César Cueto, Guillermo Larrosa, Sergio Santín, Hugo Horacio Lóndero, Lorenzo Carrabs, Osvaldo Marcial Palavecino, Gerardo Moncada, Jorge Ortiz y Juan Carlos Lallana.

Según el mismo expresidente del ‘Rey de Copas’, cuando Nacional ganó la final de la Copa Libertadores de América de 1989, en Bogotá; un grupo de convictos colombianos, en medio de una contenida algarabía, se reunieron en su celda para escuchar la gesta en un radio prestado. Botero Moreno rompió en llanto, más, cuando el capitán Leonel Álvarez, le dedicara nuestro primer título continental.