En la primera Feria del Libro, en 1988, el poeta colombiano Juan Manuel Roca dijo a El Espectador que el evento hacía posible compartir con escritores de otros países, “en el caso particular de la poesía, que no tiene gran boom editorial”. Hoy, Roca asegura que eso “dejó de ser una idea vaga”. Escritores, artistas, poetas de diferentes lenguas y culturas “tienen no solo una plataforma para el intercambio entre ellos, sino con los lectores”.
Desde hace 29 años ya se intuía que la Feria Internacional del Libro de Bogotá, se convertiría en un evento nacional e internacional de gran magnitud; un punto de encuentro de los personajes más destacados de la literatura y con la presencia constante de variadas artes y oficios como la música o el periodismo. Este año la FILBo 2016 no se quedó atrás. En el trascurso del evento, que se adentró en el eje temático de la paz y la literatura, miles de personas han asistido al evento cultural más grande de Colombia.
Pero en esta ocasión, cuando hablamos de los más grandes de la FILBo no nos referimos a aquellos literatos y grandes personajes que han conmovido y enseñado a los asistentes, como Nanette Blitz, escritora sobreviviente de un campo de concentración; Svetlana Aleksiévich, periodista ganadora del Nobel 2015; Irma Boom, destacada diseñadora holandesa; Fernando Vallejo, el reconocido y polémico escritor colombiano; Cees Noteboom, el poeta que no ha cesado de viajar por el mundo en 50 años; o la princesa Laurentien de Holanda, quien lanzó su libro de literatura infantil en la feria, más otros múltiples y prominentes invitados.
Cuando hablamos de los más grandes de la FILBo, nos referimos a los “locos bajitos” que van de un lado a otro correteando, como en su propio reino. Cientos de niños que han podido disfrutar de los múltiples espacios y actividades que se han dispuesto en la feria para que estos pequeños sean herederos de las letras, de la cultura y del aprendizaje que va de la mano de la diversión. Aquí dejamos una muestra de su alegría, que dicen es el sentimiento más noble, porque brota de la inocencia.
