Opinión| Colombia es uno de los países de América Latina con mayor prevalencia de embarazos en adolescentes según cifras reveladas por la Encuesta Nacional de Demografía y Salud, el porcentaje de mujeres entre los 15 y 19 años que han sido madres o se encuentran embarazadas asciende al 19%, 3,15 nacimientos de cada 1000 son de madres menores de 14 años.
Esta no es una derrota, debemos sentarnos y revisar los acuerdos pactados con el grupo guerrillero, incluyendo a quienes manifestaron su oposición y uniéndonos entorno al bienestar de Colombia.
Es hora de analizar estos resultados y dejar de lado diferencias ideológicas, falsas motivaciones, triunfalismos y radicalismos para trabajar por el restablecimiento de la paz en cada rincón del país; debemos unirnos en un lenguaje constructivo, buscando consenso para alcanzar la paz.
Durante las últimas semanas se intensificó la división en el país, se dejó de hablar incluso de partidos políticos para enmarcarnos en una carrera entre los del sí y los del no, entre los que apoyaban los acuerdos y quienes pedían su renegociación y olvidando que la verdadera paz se debe sustentar en la tolerancia y el respeto a las ideas ajenas; somos colombianos y todos, de una u otra manera, hemos vivido este conflicto que por más de 50 años ha marcado la historia del país, nuestro objetivo debe ser el mismo: vivir en paz.
La historia de Colombia nos lleva por varios procesos de paz fallidos que van desde el llevado a cabo en la Uribe, Meta, en 1980; Tlaxcala, México, en 1992 y el que tuvo como escenario el Caguán, Caquetá, entre 1999 y 2002, en los que el país vivió con frustración cómo el propósito de la paz se diluyó. La historia debe servir para liberarnos del pasado, no para permanecer en él, hoy está en nuestras manos darle un vuelco a esa historia, seguiremos intentándolo cuantas veces sea posible.
¿Qué nos queda después de esto?
Tenemos mucho por hacer, llegó la hora de incluir en este proceso a todos los sectores políticos del país, revisar los acuerdos buscando el consenso y la unidad de toda Colombia entorno al restablecimiento de los derechos de las víctimas y la consolidación de la paz.
El 50% de los votantes no estuvieron de acuerdo con el documento firmado entre las Farc y el Gobierno, y si bien el abstencionismo superó el 62% debemos respetar y aceptar la decisión que el pueblo tomó, con base en la posible desconfianza hacia unos y otros, luego de muchas décadas de guerra, terrorismo y violencia.
Ahora debemos sentarnos y revisar los acuerdos, buscando consensos políticos en temas como la reparación a las víctimas, justicia transicional y penas no sólo restaurativas, que seguramente ocuparán gran parte de la agenda y de los cuales dependerá la consolidación de este proceso para que definitivamente podamos ponerle punto final a esta guerra.