Trump avanzó en el debate cuando el moderador le preguntó si aceptaría el resultado. “Lo veré en su momento. Voy a mantenerle en suspense”. En un mitin en Ohio, horas después el candidato republicano volvió a mandar el mensaje de que las elecciones están amañanadas.
El magnate inmobiliario y candidato republicano, que revolcado toda la política estadounidense, amaga con prolongar la batalla por la Casa Blanca más allá de las elecciones del 8 de noviembre. “Aceptaré totalmente los resultados de esta gran e histórica elección presidencial… si gano”, dijo ayer en Ohio. Trump se niega a comprometerse con la regla básica del juego democrático: el reconocimiento del resultado electoral.
Con los sondeos desfavorables y aislado en su partido, lo fía todo en el mensaje antisistema y en el hartazgo de los votantes con las élites. Las palabras de Trump en un mitin de Delaware (Ohio) llegaron horas después de que, en el tercer y último debate con su rival demócrata, Hillary Clinton, en Las Vegas(Nevada), se negase a decir si aceptará el resultado. El gesto rompe con una historia de siglos.
Los intentos de desacreditar las elecciones por parte de un candidato con posibilidades de llegar a la Casa Blanca tienen pocos precedentes recientes en las democracias modernas. Pero los seguidores de Trump podrían tomar sus palabras en serio, tanto el día de la votación —Trump les ha llamado a vigilar que no se cometa un fraude— como después. “Es horroroso”, dijo Clinton en el debate. “Está denigrando nuestra democracia y me asombra que alguien que es el nominado de uno de nuestros dos grandes partidos adopte esta posición”.