El Presidente Juan Manuel Santos viajó este jueves a La Habana para asistir a la firma del Acuerdo sobre el Cese al Fuego Bilateral y Definitivo y la Dejación de Armas, anunciado por las delegaciones del Gobierno Nacional y las FARC.
A su llegada al Aeropuerto José Martí, de la capital cubana, el Jefe del Estado fue recibido por el Embajador de Colombia en Cuba y exvicepresidente de la República, Gustavo Bell Lemus.
Una vez hizo presencia en el salón protocolario El Laguito, en compañía de la Canciller María Ángela Holguín, el Jefe del Estado colombiano dialogó con el Presidente de Cuba, Raúl Castro y el Jefe Negociador del Gobierno Nacional, Humberto De La Calle.
Antes de la firma del Acuerdo, el Presidente de la República sostuvo una reunión con el Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon.
Además del Presidente Santos, en el evento participaron el comandante de las FARC, Timoleón Jiménez, y los países garantes: por Cuba, el Presidente Raúl Castro, y por Noruega, el Canciller Borge Brende. También estuvieron, en representación de los países acompañantes, los presidentes de Chile, Michelle Bachelet, y de Venezuela, Nicolás Maduro.
El acto contó con la presencia, como invitado especial, del Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-Moon, quien estuvo acompañado por el Presidente del Consejo de Seguridad y el Presidente de la Asamblea General.
Igualmente asistió el Presidente de República Dominicana, en calidad de Presidente de la Celac; el presidente de El Salvador, y los enviados especiales para el proceso de paz de los Estados Unidos y de la Unión Europea.
Según el comunicado conjunto número 75, las delegaciones del Gobierno Nacional y de las FARC llegaron con éxito al “Acuerdo para el Cese al Fuego y de Hostilidades Bilateral y Definitivo; la Dejación de las armas; las garantías de seguridad y la lucha contra las organizaciones criminales responsables de homicidios y masacres o que atentan contra defensores de Derechos Humanos, movimientos sociales o movimientos políticos, incluyendo las organizaciones criminales que hayan sido denominadas como sucesoras del paramilitarismo y sus redes de apoyo, y la persecución de las conductas criminales que amenacen la implementación de los acuerdos y la construcción de la paz”.