Aurora, un espacio dedicado a la reflexión y difusión de creaciones de arte y de diferentes expresiones del diseño, abre sus puertas al público con la dirección de Andrea Walker.
“Motivamos a artistas y creadores en otros campos de la visualidad a presentar sus propuestas para exposición. En Aurora serán estudiados los proyectos que buscan conversación con otros artistas o con el curador invitado. Nuestro fin es encontrar formas de enriquecimiento cultural y generar apoyo investigativo en la consolidación de procesos y proyectos”.
Para ampliar las posibilidades, más allá de las exhibiciones, Aurora propiciará diálogos a nivel nacional e internacional entre artistas , diseñadores y académicos, dará impulso a la realización de eventos educativos, formativos, seminarios, talleres y conferencias.
“Aurora propone una aproximación entre artistas y diseñadores y una conversación entre sus producciones para, de esta manera, superar las barreras que han distanciado a los distintos medios y que han desconocido, paralelamente, sus zonas comunes y sus vínculos familiares. Uno de los objetivos de Aurora es favorecer las proximidades entre razones creativas de territorios distintos, incluso entre los campos más lejanos”
Para iniciar, ¡un gran creador de imágenes!
La selección de los trabajos que el pintor antioqueño trae a Bogotá ha estado a cargo de la curadora María Iovino, quien ha encontrado especial valor en el cruce de miradas que hay en la obra del artista en relación con los objetivos que se propone Aurora.
Aníbal Vallejo estudió artes visuales y diseño de modas en la Universidad de Antioquia y en la Colegiatura de Medellín respectivamente, formaciones que le han aportado maneras diversas de comprender y de expresar la imagen, las cuales encuentra y cruza en forma sintética y con un claro talento en el manejo del color y del espacio. A esto es necesario sumar una relación natural con la literatura y con la generación de universos que le confiere a Vallejo el hecho de pertenecer a una familia de escritores. Y este hecho mueve a comunicar el trabajo abstracto que ha realizado el artista en años recientes con el de carácter más figurativo que desarrolló en otros momentos de su carrera.
Las arquitecturas que surgen de las composiciones de Aníbal Vallejo tienen conexiones íntimas con formas comunes de la vida cotidiana, entre las que se encuentran cientos de construcciones utilitarias y de armonías ornamentales que se despliegan para él sobre todo desde el mundo textil, observado en los contextos rutinarios y también, en el inmenso despliegue que a ese respecto hace la historia del arte.
La atención en este tipo de detalles le ha dado al artista una educación y una fortaleza especial, bastante destacable en días actuales, en los que son pocos los creadores de imagen que aprecian y conocen el exigente mundo del color y el de la gracia del movimiento, tan valorado por las artes decorativas. Fue precisamente el encantamiento con ese universo el que animó a un artista como Matisse a perderse en la infinitas posibilidades del color y de las formas atractivas del mundo inmediato, mientras se alejaba de los rigores y restricciones intelectuales de la academia de bellas artes.
Muchos de los artistas que cambiaron la historia del arte en el final del siglo XIX y en los comienzos del XX guardan deudas importantes con las proposiciones decorativas de muy distintas procedencias, en las que se reencontraron con maneras de reconocer la existencia plena de celebración y de fascinación con la multiplicidad que representa la vida en todos los sentidos.
Después de décadas en que se han procesado las herencias minimalistas y conceptualistas, con sus distancias y desconsideraciones hacia el juego de la forma y del color, es gratificante ver crecer a un artista que funde con seriedad y con destreza, en el ámbito de la abstracción, terrenos fértiles, como los decorativos, que han sido injustamente devaluados. Así mismo, como en el caso de Matisse, es valioso apreciar la versión masculina de un lenguaje, como el textil o el de la costura, que se ha estigmatizado como frívola distracción del femenino.
La obra de Aníbal Vallejo, no solo incluye a los diseños en su armazón arquitectónica sino que convierte al bordado y al tejido en dibujo y en geometría, mientras resemantiza en ese espacio un capital vasto de la historia del arte de muy distintas culturas y siglos.
Aunque estudió en la facultad de arte y en la de diseño, la escuela más importante de Aníbal Vallejo ha sido el aprecio directo del arte de distintas culturas y tiempos.