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La premiada película francesa No se metan con mi vaca (La Vache), que cuenta la divertida y a su vez conmovedora historia de un hombre que recorre Francia a pie con su vaca para participar en el famoso Salón Internacional de la Agricultura de París, llegará a las salas de cine del país el jueves 4 de agosto.

La película fue dirigida y escrita por Mohamed Hamidi, quien nació en Bondy el 14 de noviembre de 1972 y siguió un patrón atípico antes de embarcarse en su carrera cinematográfica.

Fue profesor de Economía y Mercadeo en Bobigny, dedicó su tiempo a la educación de los jóvenes en los suburbios de París. Entre 2005 y 2006, trabajó como comentador político del Canal Plus y fundó el Bondy Blog. También fue músico, trabajó con el humorista Jamel Debbouze en el 2006 componiendo la música para el Jamel Comedy Club. Esta colaboración se desarrolló y subsecuentemente se convirtió en director artístico de Kissman Productions, la compañía fundada por el comediante. De ahí, iría a dirigir el Festiva de Comedia de Marrakech del cual aún es el director artístico, y también escribe el show de Jamel Debbouzel “Tout sur Jamel”.

Después de trabajar en varias ocasiones como director para los escenarios de espectáculos y la televisión, Mohamed Hamidi finalmente dirigió su primer película “Né quelque part” en el 2013. Un filme personal sobre la identidad que escribió con Alain-Michel Blanc. Dos años después, ha trabajado con el mismo guionista en su segunda cinta, No se metan con mi vaca (La Vache), protagonizada por Fatsah Bouyahmed, Lambert Wilson y Jamel Debbouze.

Una conversación con Mohamed Hamidi



¿Cómo resumiría la película?

Un granjero argelino está tan encariñado con su vaca, Jacqueline, que sueña con verla competir en el Salón de la Agricultura de París. Cuando su petición para asistir es finalmente aceptada, la lleva a París a pie, impresionando a las personas que conoce a lo largo de su recorrido con su ingenuidad y su humanidad.

¿Cómo vino esta idea a su mente?

Quería hacer una película de carretera en Francia desde hace mucho tiempo. Es un país que conozco muy bien porque, desde mis 17 años y por varios años trabajé como supervisor en campamentos de verano. Y cuando niños en entornos sociales difíciles en los suburbios conocían gente del campo, granjeros u otros, eso llevaba a momentos extraordinarios que tocaron lo más profundo de mi corazón. Un día, Fatsah, a quien conozco desde hace más de 10 años, me contó sobre uno de sus tíos, un hombre apasionado por la agronomía y los fertilizantes, quien regularmente le preguntaba por información sobre el Salón de la Agricultura al que le hubiera gustado asistir. Con No se metan con mi vaca, he hecho una mezcla de todo eso. Creo que, subconscientemente, también me marcó La Vaca y El Prisionero, que vi unas diez veces cuando era más joven, y también Little Miss Sunshine y A Straight Story, dos películas de carretera que encontré absolutamente fascinante.

¿Hay tres escritores en los créditos del guión. Cómo trabajaron en conjunto?

Yo trabajé en el bosquejo principal de la historia con Alain-Michel Blanc por casi u año. Fatsah estuvo involucrado en los diálogos, pero él sabía sobre el progreso en el guión porque yo quería que él fuera el personaje principal. Tomamos la inspiración de la personalidad de nuestros padres, pero las palabras tenían que sonar bien en su boca, y como estamos acostumbrados a escribir juntos, principalmente para el Festival de Comedia de Marrakesh, nos divertimos mucho.


Nos reímos mucho en el transcurso de esta aventura, pero también hubo momentos melancólicos. ¿Qué estaba tratando de decir a través de las reacciones de todas las personas que Fatah conoce?

A menudo, durante el proceso de creación del guión, la gente me decía que estaba siendo muy ingenio o que estaba muy enfocado en hacer sentir bien al público. Sin embargo, me quedé con este enfoque hasta el final. Como en la novela Las Cartas Persas, cuando alguien con las mejores intenciones y la actitud más positiva llega a un ambiente no familiar, cosecha lo que siembra. Quería que Fatah conociera a una persona acogedora y abierta de mente con la que un verdadero intercambio fuera posible. Con algo de gracia, simplicidad, carencia de prejuicio, y con mucha amabilidad, es capaz de decir todo. Y la gente lo adora por eso. Mi padre, que también viene de un ambiente rural, era así, muy directo, pero en un modo muy natural y genuino, así que la gente nunca lo tomaba a mal. No quería adoptar un enfoque agresivo o estereotípico del rechazo sistemático de los inmigrantes. Por otra parte, creo que una persona así, caminando de la mano con una vaca, hoy inspiraría reacciones amigables. Especialmente alguien como Fatah.

Fatsah Bouyahmed actuó también en Né Quelque Part, su filme anterior. ¿Pensó en él cuando empezó a crear este personaje?

De inmediato! Hay muy pocos actores que, como él, pueden hacer una perfecta mezcla entre humor, poesía y sinceridad. El otro importante elemento es que no es muy conocido. El espectador promedio tendrá la impresión de que este hombre simplemente ha aparecido en el camino con su vaca. Pero, francamente, no fue fácil concretarlo. Cuando le explicamos a los distribuidores y a los canales de televisión que queríamos hacer una película con un árabe desconocido atravesando Francia con una vaca… tuvimos ciertas dificultades!

Como en su primera película, nos dio la impresión de que le dio una gran importancia a los personajes secundarios, quienes, desde el reportero parisino hasta los granjeros, son excelentes.

Alain-Michel Blanc, con quien escribí mi primera película, me ha enseñado una cosa esencial: incluso si un personaje secundario sólo tiene tres minutos en la película, tienes que tomarte el tiempo de escribirle una biografía, saber lo que quiere, de dónde es, qué le va a proporcionar al personaje principal y viceversa. Esto es extremadamente útil cuando hay que darles información a los actores. Para mí, durante sus escenas, los personajes secundarios se convierten en los principales.

¿Por qué está Francia prácticamente omnipresente en sus dos filmes?

Probablemente para reconstituir un pasado que nunca tuve. Lo que me interesa hoy son mis raíces, mis padres y el impacto que la inmigración representó para ellos. No quiero hablar de los suburbios parisinos, algo de lo que aprendí mucho cuando fui profesor en Bobigny o con el Bondy Blog. Encuentro más interesante presentar esto en una forma cómica, simple e ingenua.

La escena en la que Philippe (Lambert Wilson), el conde, escribe una carta de amor de Fatah para su esposa es irresistible.

Ya he lidiado antes con la relación padre-hijo, pero no con una entre hombres y mujeres. Las parejas en las villas argelinas so muy modestas. Nunca tienen gestos tiernos entre ellos, nunca se sujetan de las manos y nunca se besan en público. No son para nada demostrativos, pero al final el amor está ahí por supuesto. Siempre me sorprendió ver cuán reservados eran nuestros padres sobre sus emociones. Pero cuando prestas mucha atención a las canciones que escuchabas, las canciones de Oum Kalthoum por ejemplo, son increíblemente románticas, con innumerables líneas diciendo “te amo, “te extraño”, “mi amor”, etc. Muestro esta paradoja en esa escena, mi favorita, en la que Fatah le dicta una carta a Philippe (Lambert Wilson), en un intento para recuperar a su esposa.

¿Cree que No se metan con mi vaca es también un filme político?

A pesar de las apariencias, sí! Pero, como en una fábula, era importante para mí que esto fuera implícito. En estos tiempos tan difíciles donde alguna gente quiere oponerse a diferentes tipos de vida, quería mostrar que los individuos, sin importar de dónde fueran, pueden vivir juntos y compartir sin importar las diferencias culturales, estatus social o religión… me crié con ese pensamiento. Un ejemplo? Cuando Fatah, un musulmán practicante quien reza calmamente por su cuenta, ve una iglesia por primera vez, es feliz de entrar y visitarla. Como mi padre, quien, en días festivos, solía decir “Vamos a ver cómo luce por dentro!” Incluso saludaría al cura y le preguntaría un montón de cosas! Esta curiosidad, la simpleza en intercambiar conocimientos, esta apertura de mente en cierta forma es algo que encuentro muy político pero a su vez típico del personaje. Fatah también presencia las manifestaciones de los ganaderos, pancartas con consignas en contra de las cuotas lecheras, la desertificación de las zonas rurales… Es un granjero argelino que llega a Francia con sueños y que en el camino descubre que no todo es perfecto allá tampoco.

¿Por qué Fatah dice que en la televisión argelina sólo se ven hombres con bigotes?

Al principio, quería que dijera “prendes la televisión y todo lo que ves es Bouteflika” Cambias de canales, Bouteflika! Apagas la tele, Bouteflika! Es TV Bouteflika!” Pero Bouteflika era muy arriesgado y lo reemplacé con el prototipo del político argelino: hombres con corbatas y bigotes todo el tiempo, y se convirtió en “TV Bigotes”. Un aforma de decir que en Argelia no hay mucho espacio para el entretenimiento, y tampoco para la información libre y diversa. Es más que todo la voz del gobierno expresándose. Afortunadamente la prensa escrita es más abierta.

Estamos familiarizados con el humor belga, francés, anglosajón, pero cuando escuchamos a sus personajes hablando, descubrimos el humor de los pueblos argelinos.

Los argelinos son gente muy graciosa. Tienes que escuchar los chistes que hacen y las historias que cuentan! Cuando voy a mi pueblo con mis primos, el café local es uno de los lugares del mundo donde más me río.

Cuéntenos sobre Jacqueline, la vaca

Hicimos un proceso de casting que tuvo un montón de problemas. Como no podía llevar una vaca francesa a Marruecos (donde filmamos las escenas que se sitúan en la aldea argelina), o llevar una vaca marroquí a Francia, tuvimos que escoger tres vacas idénticas, una en cada país, con un suplente por si acaso… Estuve trabajando en la idea de la película durante tres o cuatro años y yo regularmente atendí al show de agricultura donde vi cientos de vacas con un pensamiento en mente: Jacqueline tenía que ser café para verse como una vaca argelina.

La primera que escogí fue una Jersey, pero el lazo que formó con Fatsah no era creíble. Era muy pequeña. Luego, cuando supe que había una granja de cría de vacas Tarentaise en Marruecos, fui a verlos y me parecieron muy bonitas, más cafés y de un buen tamaño. A partir de ahí, hicimos el proceso de casting a la inversa. La primera vez, elegí una hermosa Tarentaise en Marruecos y luego busqué a su doble en Francia. Debí haber visto al menos 300 vacas en los Alpes! Las dos que escogimos fueron enviadas a Pierre Cadéac, un entrenador de animales para el cine que vive cerca de Fontainebleau. Ahí fue donde Fatsah y Jacqueline se conocieron. Mientras tanto, la Jacqueline marroquí había sido puesta a engordar. Souad Lamriki (productor de cine marroquí), le había confiado a un muchacho joven, Icham, para cuidar de ella y entrenarla. Terminó volviéndose loco por ella. Decidimos darle una sorpresa ofreciéndosela en el último día de rodaje. Él estaba en la luna.

Una conversación con Fatsah Bouyahmed


Fatsah Bouyahmed es un comediante nacido el 2 de abril de 1971 en Montreuil, Francia. Se formó para la comedia entre 1992 y 1995 en la Escuela de Etincelles Aubervilliers. Actuó en obras de teatro, como La Mazmorra y La preciosa ridícula. Después de viajar por toda Francia con varias compañías de teatro, finalmente se unió al Jamel Comedy Club en 2008. Gracias a esto, Bouyahmed pudo ver sus sketches con vida en importantes cadenas de televisión en Francia. En cuanto al cine, en 2013, actuó en Vive la France con Michael Youn y José García, y en Né Quelque Part, dirigida por Mohamed Hamidi, junto a Jamel Debouzze.

Usted es prácticamente desconocido en la gran pantalla pero aun así tiene el papel principal en esta película. ¿Cómo fue esta experiencia?

Fue una experiencia fantástica! En toda mi vida, nunca trabajé ni pensé trabajar por 40 días seguidos, y aquí tuve la oportunidad de trabajar hoy, mañana, el día después de mañana… Fue una travesía hacia lo desconocido para mí. Cómo iba a reaccionar? Me decepcionaría? Atraparía un resfriado? Sin mencionarlo mucho, me prepare para este rol por mi cuenta. Sabía que tenía que estar en paz, en forma y completamente disponible. Pero, de hecho, soy actor. Tengo un largo entrenamiento de la Commedia dell’Arte, pasé cerca de 10 años con un especialista en comedia italiana, Carlo Bosso, volviéndome uno de sus discípulos, e incluso fui anfitrión de clases en este tema. He actuado en teatro callejero por toda Francia. Luego me uní al Jamel Comedy Club, y luego trabajé de la mano con el propio Jamel. Pero nunca me imaginé haciendo películas. Cuando empezamos, dije “ es cierto, también quería hacer esto!”.

Habla en la película como un aldeano argelino, pero, de hecho, nació en Francia y por supuesto, no tiene acento.

Algunas personas incluso se decepcionan cuando me escuchan hablar en la vida real! Hablo en la cinta del modo en que mi padre habla. Es un verdadero payaso! Siempre ha hecho a la gente reír. En nuestro barrio, todos los vecinos lo adoraban, y mi madre algunas veces estaba muy celosa de que hiciera reír a otras mujeres!

¿Cómo fue su colaboración en el guión?

Trabajé con Mohamed en todos los diálogos. He trabajado en un personaje como Fatah desde 1997. Solía llamarlo “mi padre joven” y era mi alter ego en Argelia. Cuando conocí a Jamel, estaba dedicado al stand-up comedy, y de vez en cuando, dejaba que mi padre me viera, para que pudiera criticar mi trabajo! El personaje también aparece en la primera película de Mohamed Hamidi.

¿Se conocieron con Hamidi antes de empezar a hacer películas?

Conocí a Mohamed a través de Jamel: ambos trabajábamos para él. Inmediatamente nos caímos bien. Él es de Bondy y yo soy de Aubervilliers, pertenecemos a la misma generación y ambos conocemos de memoria todas las canciones de Michel Jonasz, lo cual es bastante extraño! Le dije a Mohamed que en la aldea, un tío granjero –el único de los hermanos de mi padre que no se ha ido de Argelia y que puede leer y escribir en francés- me preguntó una vez “puedes traerme fotos del Salón de la Agricultura en París? Me encantaría ir un día y ver la maquinaria, los animales…” Esa historia le agradó tanto a Mohamed que le dio la idea para No se metan con mi vaca.

¿Cuál fue el momento más fuerte y conmovedor durante la grabación?

Cuando me encontré cara a cara con Lambert Wilson para filmar. Estuve completamente aterrorizado por unos tres segundos. Incluso, antes de eso, habíamos hablado un montón y practicado, pero cuando empezamos a grabar, no sé qué pasó por mi mente, pero empecé a pensar “cielos, es él!” Todo pasó muy rápido! Después de todo, me di cuenta de que sí había mucho por lo que estar impresionado. Ha aparecido en tantas películas que es como estar en presencia del cine francés! Pero en lo que avanzó la grabación, creamos una relación muy fuerte. Me siento apoyado y enriquecido. Hasta ese momento, había trabajado principalmente con comediantes. Son personas que siempre están en la jugada, continuamente tratando de hacer reír a los demás. Lambert es un actor enfocado que se prepara seria y laboriosamente. Por ejemplo, en una escena, entra a la sala para acompañarme y está sin aliento. Lo vi correr por todos lados para estar genuinamente… sin aliento. Ahora quiero hacer mi trabajo de la forma en que él lo hace y buscar los gestos y las actitudes adecuadas.

Al principio de la película, lo vemos hurgar por su jardín cantando viejas canciones populares francesas, desde Aznavour hasta Jonasz. ¿Así es como cantan canciones en francés en las aldeas argelinas?

Podría responder que los más grandes conservadores de la cultura popular francesa son los argelinos. La generación de mi padre, más que todo. Para él, Francia significa buenos modales. A sus 75 años, le molesta cuando un hombre no le abre la puerta a una mujer. Esta alabanza a la cultura francesa va desde canciones hasta trajes de tres piezas!

Su personaje es muy frágil y tierno…

Absolutamente. Este tipo de árabe existe, pero no lo conocemos realmente. Viendo La Vache et le Prisonnier, Fatah llora viendo a Fernandel dejando a su vaca. Le explica a Lambert “soy muy sensible para ser árabe”. En áfrica del Norte, un hombre tiene que pararse rígido, ser fuerte, no tiene derecho a estar asustado, no tiene derecho a rendirse. Este personaje, por el contrario, no se siente avergonzado de sus lágrimas, acepta y reconoce su debilidad y dice “necesito de los otros” No está asustado de parecer ingenuo o tonto. Se parece mucho a mí.

¿Cómo fue su relación con Jacqueline, la vaca?

Nunca había tocado o estado cerca de una vaca en mi vida! Como cualquier otro, había visto vacas, pero siempre al otro lado de la cerca. Y nunca había ido al Salón de Agricultura tampoco. En África del Norte, no le hablamos a los animales en la misma forma en que lo hacen en Francia. No les ponemos nombres, sólo decimos “el perro”, “la vaca”, “el mono” – no los acariciamos, no nos les acercamos. Usamos tres vacas: La vaca de Marruecos estaba un poco asustada con la gente. Sin embargo, como pasamos tanto tiempo con ella, aprendí a conocer sus estados de ánimo. Con la vaca francesa nos conocimos en Fontainebleau. Mohamed la encontró hermosa, y sobre todo, pensó que podríamos encontrar otra igual en Marruecos. Como queríamos que fuera mi vaca, pasé muchos días cuidándola, alimentándola, caminando con ella, paso a paso… con el tiempo me dio la impresión de que me hablaba. La gente a veces se asombraba por nuestra relación.

En la escena en la que queda atascada en el lodo, nos vimos obligados a limpiarla con una manguera, y pude notar que ella no estaba disfrutando la experiencia. Filmamos varias tomas y en un punto, noté que su respiración aumentó muy rápido. Cuando empezó a sacudir su cabeza violentamente, me acerqué, la tomé de uno de sus cuernos diciéndole “calma, calma”. Su respiración se volvió más regular y recuperó un poco de su tranquilidad. Todos lo vieron. Lo que más me movió fue que, en muchas escenas en las que éramos sólo los dos, ella nunca quitó sus ojos de mí. Es algo que no puedo explicar, el tipo de cosa que sucede cuando conoces a alguien al que, de un momento a otro, quieres hablarle tanto que te olvidas de irte.

¿De dónde surgió el nombre de “Jacqueline”?

En la época de los teléfonos fijos, le daba a todo mundo nuestro número de teléfono, y cuando alguna mujer llamaba, mis padres nunca recordaban su nombre. Así que cuando le preguntaba quién era, mi papá decía “era otra Jacqueline”. Para él, eso significa, otra chica francesa. Cuando Mohamed dijo que estaba buscando un nombre para la vaca, le sugerí ese, y terminó adoptándolo.