El ministro de Finanzas británico, George Osborne, ha roto un silencio que se había autoimpuesto el pasado jueves, antes de que la victoria en referéndum del Brexit azotase la economía del país. Hoy martes Osborne ha confirmado que Reino Unido tendrá que afrontar una subida de impuestos y un recorte de gasto como consecuencia del desafío que supone la salida de la Unión Europea.
“Estamos en un período prolongado de ajuste económico en Reino Unido, nos estamos adaptando a la vida fuera de la UE y no va a ser tan color de rosa económicamente hablando como la vida dentro de la UE”, ha asegurado, en declaraciones a la BBC. “Creo que podemos proporcionar un plan claro”, ha añadido.
Osborne también ha dicho que el país tendrá que subir los impuestos y recortar gastos como consecuencia del Brexit. “Vamos a tener que proporcionar seguridad fiscal a las personas, vamos a tener que mostrar al país y al mundo que el Gobierno puede vivir dentro de sus posibilidades”, ha señalado.
Cuando le han preguntado si eso significará subidas de impuestos y recortes de gastos, ha respondido: “Sí, por supuesto”. Reino Unido decidió en referéndum el 23 de junio la salida del país de la Unión Europea, una decisión que conduce a un complejo proceso de transición hasta abandonar el bloque comunitario.
El que avisa no es traidor
El ministro ya había advertido el pasado 15 de junio que si los votantes apostaban por abandonar Bruselas sería necesario un ajuste presupuestario por valor de 30.000 millones de libras.
Estas medidas incluirían, según confirmaba entonces Osborne, elevar en dos puntos porcentuales el tipo del impuesto sobre la renta, hasta el 22%, e incrementar la carga impositiva sobre productos como el alcohol y los combustibles. Además, el gasto público en sanidad, educación y defensa podría verse reducido en un 2%.