Estados Unidos celebra actualmente su séptimo año de recuperación económica. Esto ayuda significativamente en el flujo económico mundial.
El proceso de su recuperación económica se han presentado percances, incluso la primera potencia mundial ha llegado a perder su triple A en consideración de los ojos de Standard & Poor´s, pero que ha puesto de manifiesto una vez más la resistencia del país. Un aniversario en el que se enfrenta a una nueva retahíla de escollos, desde la materialización del brexit hasta el reajuste de la economía china, pasando por los intentos por rescatar de la deflación a Japón y la propia eurozona o las próximas elecciones a la Casa Blanca.
En estos momentos, hay quien apuntilla que Estados Unidos crece por debajo de su potencial. Una realidad difícil de obviar ya que durante los dos últimos años el PIB se ha expandido a un ritmo aproximado del 2.4%, un nivel sobrepasado por nuestro país, la nueva locomotora de la zona euro.
Quizás la economía española supera el ritmo de crecimiento de uno de sus socios comerciales más importantes, sólo en 2014 las empresas estadounidenses invirtieron 3,516 millones de euros en nuestro país, sin embargo, la economía estadounidense continúa dictando la dirección de una recuperación atípica, marcada por la política monetaria ultra acomodaticia y el crecimiento débil. Dicho esto, si en julio de 2009 Estados Unidos registraba una contracción interanual del 4.1%, en estos momentos, dicha cifra registra una expansión del 2.1.
En los últimos coletazos de la conocida como Gran Recesión, la tasa de paro tocaba el 9.5% cuando a día de hoy se acomoda en el 4.9. El número de parados ha descendido desde los 14.6 millones registrados hace exactamente siete años hasta los 9.5 millones. Las ventas minorista han crecido durante los últimos 12 meses un 2.5 por ciento mientras que por aquel entonces caían un 9.2 y la confianza casi se ha duplicado hasta los 98 puntos.
No todas las cifras reflejan una sintonía que apele a una economía totalmente recuperada. Los salarios en julio de 2009 crecían a una media interanual de un 2.69% y en estos momentos no consiguen superar esta marca. Los nuevos pedidos manufactureros en los últimos 12 meses acumulan todavía una contracción del 1.18% y el gasto del consumidor interanual sólo supera en 6 décimas al registrado en julio de 2009, cuando este alcanzaba el 3.1%. Sin embargo, existe cierto optimismo sobre la economía en un momento en que el Brexit restará un 1% del PIB de Reino Unido y hasta un 0.5 del de la eurozona, según las últimas previsiones.
Cierto optimismo
“Hemos visto cierto optimismo recientemente, con el ISM del sector servicios y el manufacturero saliendo mucho mejor de lo esperado, especialmente en los nuevos pedidos”, manifiesta Stephen Guilfoyle, economista de Deep Value Executions. Durante la jornada del miércoles conocimos cómo el Índice de Gestión y Abastecimiento del sector servicios, ISM, tocaba máximos en siete meses en el mes de junio al situarse en los 56,5 puntos. Previamente el mismo indicador para el sector manufacturero lograba el pasado mes máximos de los últimos 16 meses. En estos momentos, el indicador GDPNow que elabora la Fed de Atlanta estima que la economía de EEUU crece a un ritmo del 2.4% después de avanzar un 1.1 en los tres primeros meses del año.
Para Peter Knowles, estratega de Morgan Stanley, el crecimiento en Estados Unidos sigue “intacto”, y eventos como el brexit no supondrán “un desastre y que vaya a descarrilar la expansión global”. Desde su punto de vista, es un buen momento para volver a centrar la atención en la economía estadounidense, donde las cifras de consumo, crédito y confianza han mejorado durante el último mes. Esta situación vuelve a poner toda la atención en la Reserva Federal, donde la normalización monetaria se sigue haciendo esperar.
Pese al repunte en el empleo que observamos en junio, cuando Estados Unidos generó 287.000 empleos y la tasa de paro subió hasta el 4.9%, el mercado sigue pensando que no habrá subida de tipos este año. Tampoco ésta llegará en 2017. El indicador FedWatch de la Bolsa Mercantil de Chicago apunta que un 63.5% del mercado considera que en la reunión del 13 y el 14 de junio de 2017, los tipos seguirán entre el 0.25 y el 0.50%. Charlie Bilello, jefe de análisis en pensión Partners, resalta que el consenso no espera que la Fed mueva ficha hasta marzo de 2018. De igual forma se irán adelantando a otros bancos centrales, ya que las proyecciones señalan que el BCE moverá tipos en julio de 2020, Japón en diciembre de ese mismo año y el Banco de Inglaterra, tras el brexit, no subirá tipos hasta enero de 2022.