Por: Roberto Hinestrosa – Presidente del Concejo de Bogotá | Los medios de comunicación y las redes sociales se volcaron entorno a un hecho que hoy divide el país, la construcción de una política pública de educación que busca la inclusión de aquellos que han escogido como opción una manera diferente de vivir su sexualidad.
La Ministra de Educación se enfrenta a sectores muy conservadores de la sociedad por acatar un fallo de la Corte Constitucional que busca “implementar mecanismos de detección temprana, acción oportuna, acompañamiento y seguimiento a casos de acoso escolar”.
Todo ha desatado una gran polémica en un país que atraviesa por uno de los procesos más complejos, pero a la vez con mayor impacto en su historia, buscando la paz duradera, la reconciliación entre conciudadanos, en medio de este escenario vemos como surgen pequeñas “guerras” ideológicas, suscitadas por posturas diversas e intransigentes.
Llama profundamente la atención que muchos de los que gritan a viva voz el anhelo de una paz duradera hoy se enfrenten, como enemigos, aferrados a posturas radicales, listos para disparar a todo aquel que piense diferente y que viva diferente.
La inclusión va más allá de aceptar la diversidad de género; una verdadera inclusión radica en aceptar las ideas ajenas y en tolerar a quienes no actúan igual, en un ámbito de respeto que es el único vehículo para llegar a la paz que Colombia necesita.
La pelea no se puede enfrascar en la necesidad de demostrar cual sector tiene la razón; la trasformación hacia un modelo educativo equitativo, incluyente y de calidad no debe tener de por medio enfrentamientos ideológicos marcados por la moralidad o la inmoralidad, según los ojos de quien lo observe.
Una sana discusión requiere adentrarse en las verdaderas necesidades que tiene el modelo educativo en Colombia; implementando una educación que permita elevar el nivel competitivo de los estudiantes llevándolos a escenarios internacionales, mejorando el nivel educativo de los docentes, garantizando mejores infraestructuras y más Instituciones Públicas con jornadas únicas; acciones que permitirán hablar de una educación incluyente, sin barreras y orientada a la construcción de un país basado en el respeto, la tolerancia y la equidad.