Novias histéricas

“Bride” es la novia que se va a casar, “zilla” viene de Godzilla -el monstruo gigante de la película del mismo nombre-, y por tanto Bridezilla es aquella futura novia que se convierte temporalmente y bajo los efectos del estrés nupcial en una persona odiosa, egocéntrica, molesta, incómoda e insufrible.

Las bodas pueden ser muy estresantes, lo entiendo. Quieres que todo esté perfecto y la mayoría de las novias desean estar encima de todos los detalles cuando se trata de su gran día. Si a tu novio se le ponen los ojos vidriosos cuando sacas el tema de la boda, tu mejor amiga ya no te coge las llamadas y tu sobrinita de 7 años llora cuando te ve de los nervios que le provoca tener que llevarte la cola, no lo dudes, ¡Has entrado en territorio bridezilla!

Señales inequívocas de que vas por mal camino:

Si estás a punto de dejar a tus padres al borde de la ruina y a las puertas de la beneficencia: Es normal querer lo mejor el día de tu boda, pero hija, como casi siempre en esta vida, no se puede tener todo: tendrás que priorizar. Si quieres un montón de invitados porque no quieres dejar a nadie fuera, pues mejor que sea cóctel en vez de cena sentada. Si quieres viajazo de lujo para el viaje de novios, olvídate de poner tu casa con todos los gadgets electrónicos, el home cinema y la domótica puntera. Puedes tener una boda maravillosa sin tener que pedir una segunda hipoteca. La ostentación es una falta de buen gusto y en los tiempos que corren, además está fatal visto

Si estás permanentemente irritada. Antes de decidir que te casabas, te llevabas bien con todo el mundo y ahora de repente todo tu entorno se ha vuelto insensible e insoportable. Permíteme que te saque de tu engaño, la que has cambiado eres tú. Si solo hablas con tu madre a gritos, si empiezas a decir tacos que no has soltado en tu vida, y vas arrastrando la mala uva de casa al trabajo y del trabajo a casa, es que te has vuelto una novia neurótica.

Tu boda es el ‘monotema’. Acarreas una carpeta de recortes de revistas antiguas, te has hecho un pinterest con cientos de zapatos de novia, y SÓLO hablas de tu boda. Tenías muchas amigas, pero ahora te rehúyen porque, francamente, el color de los manteles no le interesa a nadie y la actualización diaria de los preparativos duerme a las vacas. Se alegran de que te haga todo tanta ilusión, de verdad, pero recuerda que el resto del mundo sigue con sus vidas.

Si te has vuelto una obsesa del control. Quieres estar encima de cada detalle: hasta de lo que va a llevar puesto la sosa de tu cuñada. Eres una novia, no la Reina de Inglaterra y no puedes imponer tus gustos a cada persona que vaya a tu boda, por mucho que creas que les hacen falta tus consejos. De acuerdo que el protocolo marca que las invitadas no pueden llevar colores demasiado claros para no quitarle protagonismo a la novia, pero si la nueva novia de tu hermano, pelín cateta, se presenta de beige clarito, ¿qué vas a hacer? ¿Echarla? De acuerdo, mejor no darte ideas.

Lo que ocurre es que en las bodas se vuelcan demasiadas fantasías y el problema es que todas ellas están puestas en la novia como juez y parte. Ella es la estrella del día. Nadie pregunta quién fue el peluquero del novio, ¿verdad? Es hora de ser realistas. Tu boda es importante, claro, pero también lo son tu familia, tus amigos, tu novio y tus otras responsabilidades. La boda no solo es tuya, también lo es de tu pareja, y en menor medida de tus padres y de tus suegros. Escúchalos y ten su opinión en cuenta. Prioriza y no te vuelvas loca. No puedes batallar por todo. Piensa en las cuatro cosas que te importan mucho, y deja pasar lo que no es importante. ¿De verdad te crees que alguien se va fijar en si la corona de flores de la damita es natural o de tela? Seamos serias. De lo que se trata es de disfrutar y créeme, de lo que se va a acordar todo el mundo es de lo felices que se os veía en vuestro gran día. Eso es lo único que importa.

Tomado de Vanitatis.com