Después de dos semanas de comisiones escrutadoras, reconteos, incineración de votos y uno que otro “incidente” e “irregularidad” en los escrutinios auxiliares realizados en las dos semanas posteriores al 9 de marzo en las instalaciones de Corferias, es bastante lo que un primíparo en el mundo de la política puede aprender del manejo del sistema electoral de nuestro país.
Después de dos semanas de comisiones escrutadoras, reconteos, incineración de votos y uno que otro “incidente” e “irregularidad” en los escrutinios auxiliares realizados en las dos semanas posteriores al 9 de marzo en las instalaciones de Corferias, es bastante lo que un primíparo en el mundo de la política puede aprender del manejo del sistema electoral de nuestro país, dado que es una experiencia que supera cualquier expectativa referente a la “funcionalidad” de la Democracia colombiana.
Como ciudadano era la primera vez que estaba en medio de un proceso que anteriormente desconocía y que a su vez parecía una pérdida de tiempo y plata, y como cualquier parroquiano (a excepción de los militantes del MIRA) tragaba entero y creía que los resultados finales eran los que trasmitían los medios de comunicación y pare de contar, pero después de haber hecho parte del mismo, ha cambiado mi perspectiva sobre el asunto, ya que las cosas allá son a otro nivel; Digo que son a otro nivel, porque nunca imaginé la importancia que tiene un voto, mi voto, el voto de mi familia , el de mis amigos y el de miles colombianos (por no decir millones), que juiciosamente hacen la tarea y salen a ejercer su derecho y deber como ciudadanos; Tanta es su importancia, que la protección de los mismos, se convierte en un campo de batalla entre los diferentes partidos y candidatos de las mismas bancadas.
Durante la primera semana a simple vista, es increíble la organización y logística de partidos como el MIRA, que desde el cubrimiento de cada una de las 72 comisiones escrutadoras, con sus debidos testigos de escrutinio y abogados, hasta el menú del día (la envidia de los demás partidos), son perfectamente coordinados tal cual organización religiosa; De igual forma es impresionante la cantidad de “mercenarios” y “tinterillos” (por llamarlos de alguna manera), que ofrecen sus servicios, bien sea como Abogados o Testigos de escrutinio que se venden al mejor postor, donde la militancia y la convicción por una causa pierde su valor.
Nadie se lo imagina pero en Corferias no hay oportunidad que no se desaproveche por parte de los movimientos ocultos detrás del fraude electoral, desde las visitas extraordinarias de distinguidos candidatos y distinguidísimas personalidades (de diferentes partidos ajenos al fraude electoral) ,en altas horas de la noche en las cuales se suponía no debería encontrarse una sola alma en Corferias, hasta las repetitivas denuncias de intentos de violación de las arcas triclaves, de las cajas fuertes donde se encontraban los votos y los sellos de seguridad de acceso a los pabellones que se encontraban violentados en extrañas circunstancias en las mañanas, fueron situaciones que acarrearon el aumento en las medidas de seguridad y una ocasión, el cierre de un pabellón completo durante un par de horas mientras la Fiscalía hacia las respectivas investigaciones, donde sólo los sellos abiertos se presentaban como prueba fehaciente del delito y la presencia de un posible fraude electoral.
Después de esta experiencia queda más que claro, que la necesidad de reformar y blindar nuestro sistema electoral es inmediata, ya que hoy en día el problema en muchos lugares del país es el des- (la) orden politicopúblicoelectoral.