Obama y el antídoto para el “cáncer” yihadista

La ejecución de James Foley a manos del grupo extremista suní Estado Islámico (EI), difundida por los yihadistas en un vídeo, llevó al presidente de EEUU, Barack Obama, a definir a los asesinos del periodista como “un cáncer”. No obstante, el jefe de Estado cuenta con difíciles y arriesgadas soluciones para frenar el avance de EI.

“Hemos dejado muy claro una y otra vez que si vosotros perseguís a americanos, nosotros os perseguiremos donde quiera que estéis. Y eso es lo que guiará nuestra planificación en los días por venir”, dijo Rhodes ante un grupo de periodistas.

El EI, grupo escindido de Al Qaeda y antiguamente conocido como ISIS,pretende instaurar un Califato en territorios de Siria e Irak, una suerte de refugio para yihadistas. Sus prácticas son de sobra conocidas: en las últimas horas ha ejecutado a 18 personas en varias provincias sirias. La mayoría de ellas fueron crucificadas por colaborar con el régimen de Damasco, según ha informado el Observatorio Sirio de Derechos Humanos. Un combatiente rebelde del Ejército Libre Sirio y un dirigente del Frente de Al Nusra (la filial de Al Qaeda en el país) fueron ajusticiados en la localidad de Al Hisan, en el oeste de Deir al Zur, por “razones morales”. Los cuerpos de ambos permanecerán crucificados en público durante tres días.

Con al menos otros tres estadounidenses en el ‘corredor de la muerte’ del Estado Islámico, entre ellos el reportero Joel Stoloff, capturado el 4 de agosto del pasado año en Alepo (Siria), Washington, que se negó a pagar un rescate por la liberación de Foley, se ve incluso más presionado para perfilar un plan de batalla efectivo contra los yihadistas. Estas son las tácticas que EEUU está empleando actualmente o que podría considerar en la nueva guerra contra el extremismo, según expertos en lucha antiterrorista y política exterior consultados por NBC News.

Este mes, las Fuerzas Armadas estadounidenses comenzaron una campaña de ataques aéreos contra posiciones de milicianos del EI en Irak,centrada principalmente en la presa de Mosul, una infraestructura clave para el país (suministra electricidad a la mayor parte de Irak y su precaria construcción podría convertir cualquier sabotaje en una inundación de proporciones catastróficas). El Comando Central afirmó ayer que 60 de los 93 bombardeos efectuados han sido en apoyo de las fuerzas kurdas e iraquíes sobre el terreno, que han logrado expulsar al EI de la zona.

Para aumentar el golpe a los yihadistas, EEUU podría extender los ataques a Siria, donde el Estado Islámico ha crecido bajo el paraguas de la guerra civil que comenzó en 2011. Siria es un refugio para miembros del EI: fuentes de inteligencia norteamericanas aseguran que sus líderes se han retirado a la zona durante los bombardeos en Irak.

Sin embargo, “no todo es tan sencillo, no es decir ‘Bien, ahora bombardeemos Siria’”, afirma Daveed Gartenstein, del think tank Foundation for Defense of Democracies. Washington tendría que decidir cómo informar al Gobierno de Bachar al Assad y cómo coordinarse con sus tropas, ahora que las relaciones entre ambos países no pasan por su mejor momento. Asimismo, la posibilidad de provocar víctimas civiles, en un país donde la guerra ya ha dejado al menos 191.000 muertos, sólo dañaría gravemente la imagen de Estados Unidos. “Si adoptamos un papel más duro, tenemos que asegurarnos de que no terminaremos haciendo más mal que bien, de que no terminaremos matando a población civil”, añade.

Rhodes no especificó los planes militares que podría presentar Obama, pero sugirió que las operaciones podrían extenderse más allá de Irak. “Estamos considerando seriamente todo lo necesario para enfrentarnos a esta amenaza sin ser restringidos por fronteras”, afirmó.

Desplegar más tropas sobre el terreno

Tropas que entrenarían a las fuerzas iraquíes o incluso lucharían. Mientras Obama ha negado reiteradamente que vaya a enviar tropas de combate al teatro de operaciones, la pasada semana ordenó que otros 130 “asesores” militares se desplegasen en el norte de Irak para proteger a la minoría yazidi ante el avance de los extremistas. Se suman a los cerca de 800 efectivos cuyo despliegue en Irak ya ha sido autorizado para asistir y entrenar al Ejército iraquí en su lucha contra el Estado Islámico, que ha llegado a amenazar Bagdad.

Obama probablemente evitará que haya tropas estadounidenses en primera línea del frente, pero utilizar fuerzas norteamericanas veteranas sería de gran ayuda. Teóricamente se han desplegado 100 de estos efectivos, según Michael O’Hanlon, investigador principal del Brookings Institution, que asegura que estas tropas no actuarán como las principales unidades de combate sobre el terreno, aunque podrían ayudar a los soldados iraquíes en la batalla si es necesario.

No obstante, la fuerza militar es importante, indica Daveed Gartenstein a laNBC, pero los efectivos sobre el terreno, incluso aunque desarrollen su función en la retaguardia, son una apuesta arriesgada. “Es caro, existe un claro riesgo de que haya bajas y podría utilizarse como un símbolo (de una nueva invasión estadounidense)”, explica. La desastrosa experiencia americana en Irak y Afganistán demuestra que puede resultar contraproducente.

Auxiliar a los enemigos del EI… incluido Al Assad

La capacidad del Estado Islámico para conquistar comunidades enteras en Irak mientras obtiene armas pesadas en su avance es un extremo “muy preocupante” para la Casa Blanca. El grupo parece haber superado a Al Qaeda en su habilidad para obtener fondos y construir sus redes. Tal nivel de sofisticación ha llevado a Estados Unidos a auxiliar militarmente a los enemigos del EI, como el Gobierno de Irak y las fuerzas kurdas, los peshmerga(los que desafían a la muerte, en kurdo).

Dicha estrategia debe continuar, opina Daveed Gartenstein, quien añade que las atrocidades cometidas por el Estado Islámico han extendido el descontento entre algunos de sus miembros, que podrían tratar de abandonar el grupo. “Esta organización es extremadamente brutal. Si pudiéramos localizar a los miembros del EI que no están satisfechos y darles la oportunidad de desertar y difundir su historia, podríamos empezar a crear una campaña de relaciones públicas contra el EI”.

Para ciertos analistas, un acuerdo con el presidente Bachar al Assad puede ser una alternativa para Washington en su guerra contra los yihadistas. Ambos comparten un enemigo común. El pacto podría incluir que EEUU considere permitir a Al Assad mantener una parte de Siria bajo su control a cambio de que Obama juegue un papel mayor en la eliminación del EI.


Desplegar más tropas sobre el terreno


Tropas que entrenarían a las fuerzas iraquíes o incluso lucharían. Mientras Obama ha negado reiteradamente que vaya a enviar tropas de combate al teatro de operaciones, la pasada semana ordenó que otros 130 “asesores” militares se desplegasen en el norte de Irak para proteger a la minoría yazidi ante el avance de los extremistas. Se suman a los cerca de 800 efectivos cuyo despliegue en Irak ya ha sido autorizado para asistir y entrenar al Ejército iraquí en su lucha contra el Estado Islámico, que ha llegado a amenazar Bagdad.

Obama probablemente evitará que haya tropas estadounidenses en primera línea del frente, pero utilizar fuerzas norteamericanas veteranas sería de gran ayuda. Teóricamente se han desplegado 100 de estos efectivos, según Michael O’Hanlon, investigador principal del Brookings Institution, que asegura que estas tropas no actuarán como las principales unidades de combate sobre el terreno, aunque podrían ayudar a los soldados iraquíes en la batalla si es necesario.

No obstante, la fuerza militar es importante, indica Daveed Gartenstein a laNBC, pero los efectivos sobre el terreno, incluso aunque desarrollen su función en la retaguardia, son una apuesta arriesgada. “Es caro, existe un claro riesgo de que haya bajas y podría utilizarse como un símbolo (de una nueva invasión estadounidense)”, explica. La desastrosa experiencia americana en Irak y Afganistán demuestra que puede resultar contraproducente.