Un municipio olvidado por el Estado y golpeado por el conflicto. Su alcaldesa, Yolima Sinisterra, reprocha el hecho de que el Gobierno solo ‘les pare bolas’ cuando hay tensión con las Farc.
Guapi, en el departamento del Cauca, sufre el mismo destino que muchas zonas del país golpeadas por el conflicto: solo saltan al ojo mediático y la preocupación real del Estado cuando allí suceden tragedias, escándalos o asuntos de seguridad nacional, como el sucedido en los últimos días con las Farc y las Fuerzas Militares.
En efecto, desde el rompimiento del cese unilateral anunciado por la guerrilla y la reanudación de los bombardeos, recrudecieron los combates y la población civil de nuevo quedó atrapada entre el fuego cruzado.
En Guapi, zona donde fueron abatidos 27 guerrilleros, entre ellos presuntamente alias ‘Jairo Martínez’, negociador en La Habana, huyeron familias enteras hacia la cabecera municipal por temor a perder sus vidas.
A pesar de que algunas de ellas ya fueron retornadas a sus hogares y que las demás esperan que la ‘espuma baje’ para retomar sus labores, el panorama es desalentador.
“Guapi es un municipio pobre y que ha sido olvidado por el Estado, No existe ninguna soberanía en materia de programas que permitan a las familias tener seguridad alimentaria, estabilidad laboral o educación decente y de calidad”, asegura la alcaldesa del municipio, Yolima Sinisterra.
Además de la crisis administrativa por la que atraviesa el municipio –el alcalde electo por voto popular Yarley Ocoró Ortiz fue suspendido por irregularidades en manejo de recursos- el tema de la salud ha sido el epicentro de las quejas.
“No hay enfermeras, ni presupuesto para la salud. Tampoco tenemos albergue para recibir a los desplazados que llegan a la cabecera (…) hay una crisis humanitaria, tenemos incluso personas quedándose en la Casa de la Cultura del municipio. Pero el acompañamiento de la Defensoría del Pueblo y la Unidad de Víctimas ha sido de gran ayuda”, añade.
La alcaldesa afirma que hasta el momento 351 personas están en condición de desplazamiento y que a cada una de ellas se le ha dado buen trato. “Se les dio un kit por siete días de aseo y alimentación y la Armada Nacional también ha prestado asistencia”. Fuentes consultadas por este medio en el Cauca aseguran que entre las familias hay niños y mujeres embarazadas que requieren vigilancia médica y que hasta el momento no han tenido respuesta.
Respecto a las familias que están alejadas del casco urbano -ya hay denuncias de que se están quedando sin comida- se está organizando un plan para llevar brigadas humanitarias y hacer la respectiva verificación.
Y, ¿continúan los combates?
Sinisterra asegura que no. De hecho dice que desde este martes las Fuerzas Militares se están levantando de la zona y que solo se presentó un caso aislado de una ‘piraña’ de la Armada que recibió disparos a la altura del Río Guapi.
Justo allí, a ese lugar, acababa de llegar una familia que había vuelto del desplazamiento y que nuevamente tuvo regresar a la cabecera, según la dirigente.
Confidencial Colombia se comunicó con las fuerzas de comando del Ejército y de la Armada para confirmar los hechos, pero la respuesta fue que no hay autorización para dar ese tipo de información, pues pertenece a la inteligencia de Estado.
No obstante, Sinisterra confirma que el único registro de enfrentamiento reciente en la zona es el de la “piraña”. Además, explica que durante esta semana de tensión ha recibido llamadas de los Ministerios del Interior y de Defensa, así como también de la Policía y las Fuerzas Militares, pero que las únicas que han hecho un acompañamiento juicioso han sido la Defensoría del Pueblo, la Unidad de Víctimas y las organizaciones defensoras de derechos humanos.
La alcaldesa pide que el episodio por el que atraviesan sirva como un ‘jalón de orejas’ para que el Estado y la actual administración recuperen la tranquilidad de Guapi y garanticen una vida digna a los residentes del municipio, pues teme que nada pase una vez se merme el eco mediático de la zona.