El campesino José Crisanto Gómez, cuya historia es relatada en “Operación E”, dio algunas declaraciones sobre la cinta que será estrenada éste domingo en el marco del Festival Internacional de Cine de Cartagena.
Desde su humilde vivienda en el centro de Colombia, Gómez,días antes de viajar a Cartagena para el estreno, afirmó a Efe que este filme rinde homenaje a los millones de desplazados internos por el conflicto colombiano, tras denunciar que vive amenazado y desamparado junto a sus siete hijos.
El filme se proyectará después de un proceso judicial de varios meses que se zanjó a favor de los productores a raíz de un recurso de amparo interpuesto por la que fuera candidata a la Vicepresidencia colombiana en las elecciones de 2002 y secuestrada durante seis años por las FARC, Clara Rojas, quien denunció que “Operación E” vulneraba los derechos de su hijo menor.
Y es que Rojas dio a luz a Emmanuel durante su cautiverio en la selva, pero la guerrilla se lo arrebató y se lo entregó a José Crisanto, al que obligaron a cuidarlo, hechos que se relatan en el filme.
“Afortunadamente la película narra la versión de los que viven en las montañas y ríos de Colombia y no de aquellos que la cuentan lejos de su realidad”, explicó.
E insistió en que este filme ha permitido hacer “un homenaje a los más de cinco millones de desplazados” y es además “una muestra de lo que esconde el discurso ilusionista de las FARC”.
José Crisanto, su esposa, su suegro y sus hijos forman parte de esa tragedia, ya que terminaron siendo perseguidos por las FARC y después por el propio Estado, que lo encarceló cuatro años por secuestro y malos tratos.
“Los campesinos viven inmersos en un conflicto del que no tienen ninguna responsabilidad, pero son los que más lo sufren”, expresó, para explicar: “lo que hay de ficción a mi alrededor (en la película) encaja muy bien con lo que sufren diariamente tantas personas en nuestro país”.
En abril de 2012, cuando ya había comenzado el rodaje de “Operación E”, este campesino fue absuelto.Crisanto denuncia ahora que todavía arrastra una campaña mediática bajo “el estigma de secuestrador”.
Eso le impide encontrar trabajo, a lo que se suman las amenazas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) que lo siguen considerando “objetivo militar”.
“La única protección que tengo es un chaleco antibalas para salir a la calle, algo irrisorio atendiendo que las autoridades consideran que estoy en un riesgo extraordinario de seguridad”, explicó.
Antiguo cultivador de hoja de coca, Crisanto recuerda perfectamente esa tarde de enero de 2005 en la que “dos hombres montados en una lancha rápida” le entregaron a su esposa, hija del curandero de la región, un bebé de meses con el brazo fracturado y enfermo de paludismo y leishmaniasis.
La familia huyó desde la vereda del Guaviare (sur) en la que vivían, a San José, la capital departamental, donde entregó al pequeño al Instituto del Bienestar Familiar bajo el nombre de “Juan David”, tras indicar que era él su “tío abuelo”.
“No puse ninguna objeción a firmar la custodia porque me parecía que era lo más humano que podía hacer”, explicó, al detallar que nunca se ha arrepentido de aquel acto.
“Aunque yo no sabía quién era, yo me prometí que ese niño no se lo iba a devolver a las FARC”, afirmó sobre aquella decisión que cambió su vida para siempre.
Dos años más tarde, en diciembre de 2007, descubrió que ese bebé, al que cuidó como a uno más de sus hijos, era el hijo de Clara Rojas y que la guerrilla iba a ponerla en libertad.
Agobiado por la persecución de las FARC para que les entregara al pequeño, Crisanto confesó la historia ante las autoridades y fue así como dieron con el paradero de Emmanuel.
La película “Operación E” ha servido para que José Crisanto pueda ofrecer su versión de los hechos, antes desconocida, y ahora sueña con escribir una novela, pero para ello necesita, según dijo a Efe, un ordenador.
Con EFE