Un centenar de movimientos y ONG de Oriente Medio y Norte de Africa, acordaron compartir el uso de métodos “no violentos” como base para participar en las transiciones políticas que se desarrollan en los países de la zona.
Con el título de “La Transición Democráticas en la Región MENA: De la Revolución a la Ciudadanía Activa, la no violencia y la Solidaridad Regional”, el congreso reunió a movimientos y ONG de Marruecos, Egipto, Irán, Siria, Argelia, Túnez, Líbano, Bahrein, Irak, Jordania y Yemen, así como a europeos de Francia, Italia y España.
Los congresistas acordaron “reclamar que se aseguren elementos de Justicia Transicional que permitan superar las injusticias del pasado”, así como el ” trabajo común contra la violación de los Derechos Humanos”, según el documento con el que se clausuró el congreso que los reunió, por primera vez, durante tres días.
Acordaron también la creación de un Comité que propondrá estrategias de acciones conjuntas a nivel regional”, como continuación a esta conferencia.
La violencia y la represión, la falta de libertad de expresión e información, o la dependencia de los medios respecto a los poderes políticos y económicos como “factores que ponen en peligro la realización adecuada de las transiciones democráticas” en la región fueron los temas que compartieron todos los participantes.
Ante la “crisis de representatividad de las instituciones que se manifiesta en el creciente divorcio entre las poblaciones y las instituciones, es necesario repensar reconstruir colectivamente las estructuras de relación entre los individuos y el Estado”, según el mismo documento adoptado.
Organizado por la “Fundación por el Futuro” (FFF) y por el Instituto Internacional por la Acción No violenta (NOVACT), participaron también las asociaciones españolas “Solidaridad Internacional” y “HABITAFRICA”, entre otras.
El director de NOVACT, Felipe Daza, afirmó que el congreso ” ha demostrado que las ONG españolas no tienen tanta experiencia en estas zonas (árabes) ante las nuevas dinámicas, con problemas de raíces muy profundas” que exigen establecer “nuevas prioridades” y “nuevos lazos de solidaridad reales”.
Daza insistió en que las ONG tienen que “esforzarse más en involucrarse en los movimientos sociales”, porque “hay que conocer los matices ante las cuestiones identitarias en los conflictos étnicos, ya que pueden ocultar poderes reales”, puso como ejemplo.
“En Túnez o Egipto había un lazo de unión entre los ciudadanos y el Estado, basado en el clientelismo o en el patriotismo, roto ahora por las revoluciones que provocaron que mucha gente buscase un sucedáneo en los movimientos religiosos”, de manera que “el principal reto de las ONG es ayudar a elaborar un nuevo contrato social a través del diálogo y la no violencia”, afirmó el activista.
En el caso de la transición democrática tunecina, la presidenta de FFF, Nabila Hamza, consideró que “es el diálogo la única forma de hacer avanzar el proceso político pues hay partes moderadas dentro del Islám político que ayudarán a relativizar la influencia cada vez mayor de los rigoristas islámicos salafistas”.