Tras nueve días de desfiles y cientos de modelos prêt-à-porter sobre la pasarela, las nuevas tendencias para el próximo otoño-invierno han visto la luz. Entre ellas sobresalen las prendas eróticas y la estética “grunge”.
Louis Vuitton presentó una colección erótica gracias a los “negligés”, los saltos de cama, los pijamas, los picardías y los batines que se olvidan de su carácter íntimo de alcoba y salen a la calle bajo abrigos de piel.
Con una teatral puesta en escena, Marc Jacobs para Louis Vuitton recreó el pasillo de un hotel, con 50 puertas de las que salieron las modelos convertidas en clientas del establecimiento y descubiertas en la intimidad, entre ellas Kate Moss que desfiló ataviada con una peluca de pelo corto negro y un fabuloso vestido transparente ornamentado con pedrería.
Por su parte, la casa Hermés prefirió prendas “oversized” confeccionadas con tejidos lujosos como el cuero. Una paleta cromática sobria y elegante colorea una colección de siluetas alargadas y faldas de talle alto.
El libanés Elie Saab construyó trajes estructurados para el día, de falda de tubo con una cremallera que actúa como prolongación de la columna vertebral, boleros decididos e incluso corbata.
Llamó la atención un mono negro en crepé de satén con ligeras transparencias en mangas y perneras, prenda que cedió el paso a las propuestas nocturnas, todas ellas realizadas con encajes y brocados en turquesa, granate, lima, marino, blanco y negro.
CHANEL Y VALENTINO, DOS CLÁSICOS EN PARÍS.
Las creaciones de Karl Lagerfeld para Chanel se presentaron en el Grand Palais parisino, escenario que acogió una colección gris salpicada con notas azules, rosas, naranjas y amarillas. El “tweed”, tejido protagonista de la casa, se instala en abrigos con corte trapecio y asimétrico.
Las faldas se conjugaron con tablas en corto, arriesgaron con una apertura completa frontal que escondía otra falda, o descendieron en tubo hasta acercarse al tobillo.
Maria Grazia Chiuri y Pierpaolo Piccioli, directores creativos de la firma Valentino, quisieron rendir un homenaje a la pintura flamenca con una colección delicada repleta de encajes y flores que treparon por las prendas.
También se vieron vestidos de corte trapecio con cuellos y puños de puntilla blanca.
SAINT LAURENT BAJO LA ESTÉTICA “GRUNGE”.
En una sala recubierta de andamios, sobre un fondo de rayos blancos y grises rosáceos, Hedi Slimane para Saint Laurent exhibió unas propuestas arriesgadas, adolescentes y frescas bajo la estética “grunge”.
Arrancó el desfile con un vestido negro de destellos dorados y cinturón fino, cubierto por una chaqueta de tartán. A continuación, una serie de prendas con espíritu roquero como minifaldas de cuero con cremalleras, pantalones pitillos desgarrados y cazadoras.
Más románticos resultaron los vestidos cortos con estampado “liberty” de flores que se cubrían con camisas de franela de cuadros, estilo leñador, con botas de cuero de corte militar para continuar con esa estética “grunge” con la que arrancó el desfile.
La modista británica Stella McCartney optó por vestir a las modelos con las prendas de un gigante: los hombros cayeron y los cinturones colgaron a la altura del muslo en varios abrigos. El violeta, del berenjena al amatista, se impone como color de la próxima temporada.
Con ciertas reminiscencias “hippies”, Jean Paul Gaultier presentó largas faldas vaporosas confeccionadas con “patchawork” y jerséis con mangas de murciélago que mostraban un hombro al descubierto.
El berenjena, el mandarina, el amarillo y el rojo pasión se mezclaron con los tonos tierra, metalizados y negros..
DIOR Y BALENCIAGA, REVISAN SUS ORÍGENES.
Raf Simons dio un paso más en su simbiosis con Dior con un “prêt-à-porter” repleto de movimientos artísticos como el surrealismo o el arte pop.
Simons, que concluye con este desfile su primer ciclo anual al frente de Dior, propuso una línea de vestidos de seda ligeros y sueltos, en tonos neutros y con motivos impresos o bordados con pedrería, así como “tops-capa”, que dejaban un hombro al descubierto.
La chaqueta Bar tan característica de la firma vivió nuevas fórmulas en vestidos Grace o abrigos; las flores recorrieron las medias, mientras Simons multiplicaba los volantes en su particular visión de los vestidos péplum.
Alexander Wang, de 29 años, rindió un homenaje a los orígenes de Balenciaga y apostó por el blanco y el negro para crear volúmenes redondeados y superposiciones con cortes geométricos.
El diseñador de raíces taiwanesas subió a la pasarela chalecos de espalda larga y circular, los pantalones de cintura alta y drapeada o las faldas pétalo.
DOS ESPAÑOLES Y UN CHILENO EN PARÍS.
La diseñadora española Amaya Arzuaga apostó por una colección abstracta inspirada en el movimiento Hard Edge. “Es una colección que está hecha en bloques de color y la primera inspiración está basada en el arte abstracto y en (Lorser) Feitelson”, detalló a Efe Arzuaga, quien añadió que también tomó como referencia la fotografía japonesa de los años 60 y 70, de autores como Ikko Narahara y Daido Moriyama.
La fluidez y la rigidez convivieron en unas prendas en “fieltro industrial muy grueso, punto hecho a mano, cuero y franela de lana”, como túnicas, faldas largas con vuelo y estructuradas partes de arriba.
En la Galería de Minealogía, la firma española Loewe mostró una colección de piel con estampados geométricos teñida en azules, rojos, violetas y negros. Stuart Vevers, director creativo de la casa, explicó que esta colección es “moderna por la rigidez y el volumen de sus partes de arriba”.
El chileno Octavio Pizarro mezcló sus orígenes chilenos con su patria adoptiva, Francia, en una colección de prêt-à-porter otoño-invierno de oposiciones, como explicó a Efe en el “Designers Apartment”, donde presenta sus diseños.
“Está la filosofía de las raíces latinoamericanas, especialmente en los materiales y en los diseños textiles, mezclada con todo lo que ha sido mi trabajo, mi manera de mirar la moda, la modernidad y la tecnología, en lo que es la parte francesa”, detalló.
Carmen Martín.
Efe-Reportajes.