¿PAZ EN EL 2013? ¡LAS HUEVAS!

Ya están todos los leninistas y sus secuaces que traicionaron las sagradas escrituras de la Seguridad Democrática vendiéndonos el cuentico de que el 2013 será el año de la paz. Lo digo sin ambages, ¡las huevas!

Como todos son terroristas, populistas, peronistas y chavistas, se dejan untar de las inmundicias de la gleba. Es así como han permitido lo peor: que gentecita del montón, de la tal sociedad civil que no es más que una célula comunista ampliada, de las comisiones y las mesas regionales de paz que son más bien una guarida de secuestradores, de las ONG (orgasmos no garantizados) e inclusive sujetos del común, pueblo raso y con chucha, hagan propuestas para acabar el negocio de la confrontación, que es lo que nos permite el crecimiento económico.

Por el contrario, este 2013 que se asoma con sus clarines castrenses, con sus címbalos llenos de hostilidades, debe ser el año de la reelección de la guerra, de la eternización de la eliminación del otro. El año de la consolidación de una guerra permanente, que se reproduzca cual exquisito basilisco, cual quimérica conflagración por siempre y para siempre. El año de la eternización de esta bella guerra estable, que nos permite gastarnos la plata en cosas sublimes como las armas y el enrolamiento de más y más soldados y policías, en lugar de estarla dilapidando en proyectos contra la propiedad privada como la vaina esa de darles tierras, vivienda o educación y salud a quienes deben seguir hasta el fin de los siglos con la testuz agachada, trabajando para nosotros y para pagar las deudas que contraen para comprarse pasajes de flota hacia los platanales y las tierras calientes de donde nunca han debido salir.

Si ¡y qué! La guerra social, la guerra contra la gentuza que es lo que la mantiene en su sitio, la guerra de clases vista y generada desde nuestra supremacía blanca, desde nuestra atalaya donde mantenemos el fuego en el atanor de Midas que nos produce todo el oro con el que fabricamos los peldaños de la invencible escalera de la plutocracia.

Esa guerra social y política que es la que nos ha permitido la otra, la de echarle bala a quien se interponga a nuestros deseos. Entre más armado más rentable es el conflicto ¡Guerra y para-guerra! Desde el Estado, desde el sector privado, guerra gremial, desde la autodefensa. Guerra total, que es la más linda y la que nos permite pignorar de las manos del vulgo la platica con la cual nosotros hacemos empresa y clubes. Ah bendito Upac, ¡cuánta falta nos haces!

Guerra también noble y generosa, porque de nuestras víctimas, de los sempiternos derrotados, de todos ellos los llevados, será el reino de los cielos, por cuya entrada, nosotros como poseedores de las llaves y de los bancos, les cobraremos intereses Propongo también una reforma tributaria celestial y mística y muy católica que defienda al capital y las finanzas y que grave con denuedo al consumidor, al asalariado y al rebuscador, de tal modo que cuando transmigremos hacia el paraíso no tengamos que encontrarnos en los estados beatíficos a la gente esa apretujada del Transmilenio o a pecadores como el Iván Cepeda y la negra Impía Córdoba.

Desde luego hay que cuidarse de no exterminar totalmente al enemigo (y solamente en eso discrepo de las gnoseológicas tesis del Gran Uribe y su parce Obdulio) porque si desaparece completamente ¿a quién le hacemos la guerra? Se perdería el negoción. Por eso hay que dejar un par de frentes de cachiporros armados y unas buenas dosis de Bacrim y de narcos, que nos garanticen el flujo de caja natural del Estado a los dueños de esta nación, para seguir la lucha, la desigual contienda que nos enriquece y nos convierte en perpetuos gestores de nuestro inigualable business.

Después de precisar y engominar mis ideas con el viejo fijador Lechuga con el que peino mis cabellos cuando no los arranco en agonía, regreso al tema inicial, a las tales “propuestas” de la sedición, la auto denominada sociedad civil.
“Una reforma agraria que trate de manera particular a las mujeres cabeza de familia.” Carajo, a las féminas hay que dejarles la tierra en las uñas con las cuales trabajan…

“Devolución de territorios despojados a los indígenas.” O sea que ¿tendríamos nosotros los blancos que entregarles ocho octavas partes del país? ¡Mentecatos!

“Que las explotaciones mineras no sean realizadas en su totalidad por extranjeros”. ¡Pero si son justamente los benefactores extranjeros quienes saben sacar todo sin agüeros! Además no pocos han demostrado hasta qué punto están en armonía con la nueva y primordial autodefensa. No más frailejones en los páramos, esas matas inmundas que parecen indios vestidos de fiesta.

“Un campo con ferias agroalimentarias.” ¿Para que tomen chicha y nos hagan recurrentes nueves de abril?

“Incremento del presupuesto para el desarrollo rural y disminuir de recursos para la guerra.” ¿Quieren que les entreguemos también los aviones Tucano?

“Crear organizaciones y agremiaciones para el cultivo de productos lícitos y así sustituir los ilícitos” Eso sería como acabar con la economía y el mercado libre en su conjunto. ¡Marxistas!

“Fortalecer los productos nativos.” ¿Más plata para los indios? Esos subversivos productos nativos, como los del Cauca, son los más peligrosos. Además de comunistas, son politeístas, promiscuos. Lo que quieren es una minga multiétnica para jodernos.

“Presencia del Estado en todo el territorio con políticas económicas, sociales y culturales.” Presencia militar y punto. Lo demás es asistencialismo populista, socialismo “derrochón”, linda palabra acuñada por el Supremo aguadeño.

“Consolidar las zonas de reserva campesina y las reservas agroalimentarias, como un mecanismo de defensa del territorio.” ¿Qué los campesinos nos pongan la cerca al revés a nosotros los Lafauries? ¿Agroindustria, palma y biocombustibles para los pensionados de las Farc? Eso es como montarles negocio enfrente a los emprendedores y visionarios empresarios del cartel de la gasolina y el coltán.

“Creación de centros regionales de atención a drogadictos.” Carajo, lo que hay que crear es más drogadictos que ayuden al esfuerzo sostenido del empresariado alternativo.

-“Desarrollar procesos de perdón y reconciliación con toda la población.” ¡Infame! Sería quitarle el combustible sicológico a la lid que nos da de comer.

“Derechos y garantías políticas para los desmovilizados, sin estigmatización.” Si lo que hay que hacer es encanar a los ya desmovilizados como Petro.

“Reconocimiento del campesino y las campesinas como sujeto político.” Son objetos, qué más puedo decir…

“No olvidar el genocidio de la Unión Patriótica y los crímenes de Estado.” De acuerdo. Y poner esta magna campaña como referente histórico.

“Impulsar la protección para los candidatos de la oposición”. Que se pongan ellos mismos el condón. Ateos.

Contra el tal “acuerdo general para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera” propongo un Acuerdo General para la Multiplicación de la Guerra Estable y Duradera.

En nombre de Laureano y de Fernando Londoño, conmino al mejor, al hijo de Marte, a su excelencia doctor y adalid de la patria Miguel Gómez Martínez, para que tome las riendas de esta necesidad del alma que es la guerra, nuestra guerra. ¡Bala señores!

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