Con el apoyo de varios concejales de la bancada progresista a la candidatura de Carlos Vicente de Roux a la Alcaldía Mayor de Bogotá por el Partido Verde, se evidencia una fractura al interior del moviminto político que respalda al alcalde Gustavo Petro. A medida que se aproxima la campaña electoral que busca encontrar al nuevo alcalde bogotano, en octubre próximo, el petrismo como fuerza política empieza desdibujarse.
El acto de apoyo de varios concejales progresistas al precandidato del Partido Verde a la Alcaldía de Bogotá Carlos Vicente de Roux, entre los que se cuentan María Fernanda Rojas (exdirectora del IDU) y Yesid García, además de Diego García, William Moreno y Diana Alejandra Rodríguez, evidencia que al interior del movimiento político que lidera el alcalde Petro hay fracturas que se van abriendo paulatinamente entre sus militantes.
La decisión de los concejales mencionados no sería exclusivamente una movida política de un grupo de cabildantes pensando en su futuro político; varios funcionarios de las secretarías distritales, consultados por Confidencial Colombia y que prefieren la reserva de sus nombres, han dicho que no están satisfechos con la lista de precandidatos del movimiento para las elecciones locales de octubre.
Dentro del espectro petrista, Hollman Morris, María Mercedes Maldonado y Guillermo Alfonso Jaramillo, representan son tres perspectivas que, unos más cerca y otros más lejos de las posturas del alcalde, tienen “peros” entre quienes apoyan al alcalde Petro. Como lo mencionan las fuentes consultadas, en algunos sectores de la administración Morris es visto como un candidato sin mayores posibilidades ya que se parece demasiado a Petro y este último no tiene la imagen más favorable en la capital. Por su parte Maldonado no es muy conocida por la opinión pública a pesar de ser una de la candidatas con mayor criterio técnico en esta contienda electoral. Por último, consideran que Jaramillo ha sido una imagen que ha polarizado a la administración distrital debido a que tiene su propia fuerza política más cercana a lo liberales que a las estructuras del M-19 que son incondicionales de Petro.
Por estas razones es que muchos funcionarios han visto con buenos ojos la movida de los concejales mencionados. Por otro lado, esa movida política se corresponde con lo anunciado por Jaramillo la semana anterior cuando manifestó que la elección de un candidato interno del progresismo no era algo que lo dejara satisfecho y por eso propuso una consulta interpartidista entre varios sectores alternativos y de izquierda. Con ese anuncio pareció salirle al paso a lo que muchos consideran que es lo que le espera al movimiento progresista: una alianza con el Polo Democrático y los verdes. El experimento ya se hizo de cara a las elecciones presidenciales, cuando Jaramillo lideró el apoyo del petrismo a Juan Manuel Santos de cara a esos comicios que redundó en la reelección del actual mandatario nacional.
En ese mismo sentido, en los pasillos del Palacio de Liévano corre el rumor de que el mismo alcalde Gustavo Petro ha pensado e intentado acercarse al precandidato de la Unidad Nacional, Rafael Pardo. Esto estaría demostrando que en octubre una alianza entre el petrismo, el Polo, los verdes y la Unidad Nacional sería posible para derrotar al candidato que el uribismo y el Partido Conservador elijan.
Sin embargo, ese panorama empieza a enturbiarse por cuenta del anuncio, en el mismo evento de apoyo a De Roux, de que los verdes harán una consulta interna y en ella estarán, además de De Roux, Antonio Sanguino y Enrique Peñalosa.
Este último nombre ha generado todo tipo de reacciones. Al interior de los verdes, los sectores cercanos a De Roux consideran que la llegada de Peñalosa podría echar por la borda el capital político ganado, ya que en una consulta interna Peñalosa tiene más fuerza por cuenta del apoyo del sector representado por la senadora Claudia López, quien empezó su vida en el sector público de la mano del exalcalde. Aunque hasta el momento, la senadora no se ha pronunciado oficialmente sobre este tema.
El miedo radica en que en las pasadas dos elecciones en las que Peñalosa ha participado, perdió, tanto en la presidencial de hace 4 años como en los comicios a la alcaldía de Bogotá de 2011 en los que quedó de tercero detrás Gustavo Petro y Gina Parody. En esa última contienda electoral, Peñalosa aceptó el apoyo del uribismo (es célebre la fotografía en la que Uribe le sostiene un megáfono por el que habla Peñalosa), algo que no cayó bien entre los militantes del Partido Verde.
Fuentes de los verdes, consultadas por Confidencial Colombia, expresaron que uno de los mayores miedos es que ese apoyo de la ciudadanía y de los concejales progresistas a De Roux, así como los votos que respaldarían la aspiración de Sanguino, terminen fortaleciendo al candidato uribista en Bogotá.
Por el momento no hay evidencia ni certeza de esos acercamientos entre el uribismo y Peñalosa, pero cabe recordar la campaña de hace cuatro años cuando ambos sectores se apoyaron mutuamente.
Estos movimientos en la política local estarían evidenciando que el nombre de Gustavo Petro es cada vez menos atractivo para los sectores políticos capitalinos, y que su gran proyecto de un movimiento político alrededor de su nombre y su aspiración presidencial cada vez se desdibuja más.