Políticos, mentiras y videos

Desde hace varias semanas asistimos atónitos a un verdadero espectáculo de miseria y codicia sin precedentes en la vida política colombiana. El todo vale, el tú más, se han instalado en los cuarteles de campaña de las diferentes formaciones olvidándose de lo mas elemental de su misión y para quienes trabajan, en un país donde los problemas se cuentan por miles. Columna de opinión de Jaime Polanco, empresario y Presidente de Confidencial Colombia.

Las desigualdades sociales, el desempleo, la violencia en general, el maltrecho sistema de salud, la cruda realidad de la educación escolar, las muertes inútiles de tres docenas de niños en un autobús escolar plagado de negligencias administrativas , la utilización de otros pensando que se puede disimular la inmolación por causa ajena, son algunos de los problemas diarios que deberían estar debatiendo y proponiendo por los aspirantes a la presidencia, dando soluciones que ayuden a cambiar el futuro de tantos millones de colombianos.

La mirada indiferente de la clase dirigente del país que toma cafecito en una especie de “Castillo”, cual atalayaamurallada de la ciudad de Bogotá, discute tal o cual noticia que publican unosmedios de comunicación, que no parecen cansarse de escribir cosas que no tienen profundidad ni aportan a los demás.¡Qué nos importa los problemas de Buenaventura, la falta de seguridad en el Chocó; los campesinos pobres sin futuro para sus familias, los jóvenes en la violencia, la falta de seguridad jurídica y de la otra para cientos de empresas que llegaron a Colombia a ayudar a desarrollar el país.

¿De qué valen las necesarias negociaciones del proceso de paz que se están llevando en la Habana, donde por primera vez se enseñan las cartas en ambos lados de la mesa, esta vez sin estar marcadas y con verdadera voluntad de llegar a un entendimiento para un conflicto innecesario y doloroso que ya dura más de la cuenta en el que se logra acordar el fin de la connivencia del narcotráfico y la erradicación de las mafias y organizaciones delincuenciales para poder tener un futuro más claro y pacifico para todos.?

Mientras todo esto ocurre, la caspa que rodea los procesos electorales ha vuelto a sacar lo peor de cada uno. Asesores de ambos lados que espían y traicionan . Antiguos colaboradores de unos y de otros vendiendo información delicada para destrozar al enemigo. Algunas instituciones mafiosasdel Estado ayudando a que las cosas parezcan diferentes para que tal o cual proceso acabe como ferri encallado en aguas turbulentas. Videos, fotos, chuzadas , dinero , todo esto como si de un guion de película taquillera de Hollywood se tratara nos acompañan cada día en este proceso electoral plagado de irregularidades. Alianzas a la contra no a favor, alianzas por conveniencia no por el beneficio del país, el “todo vale” con tal de ocupar la oficina más importante del país, la mermelada de cada lado , la compra de votos, las promesas por cumplir hacen de este proceso algo que ya esta dando asco a la gran mayoría de la gente dispuesta a dejar de lado la política y dar la espalda a los salvadores de “su patria”.

Dónde esta la Colombia culta, la que quiere estar en el primer mundo, la que llevó su realismo mágico como algo positivo y casi entrañable a millones de hogares, donde sus pintores, escritores, científicos, deportistas y gente en general trasladaron por el mundo la imagen de querer ser un país como los demás sin diferencias “tropicales”.

¿Qué está pasando para que tanta codicia y odio se haya instalado en la clase dirigente del país? ¿Qué tan oscuros son los compromisos para no dejar ver el futuro necesario que se necesitan?. ¿Qué tan mezquinos son los planteamientos que impiden tener generosidad para hacer pactos de estado sobre las cosas que harán que el país evolucione y salga de una vez para siempre de la catatonia en la que está.?

Muchas son las voces que se están levantando para que todo esto cambie, para que haya un debate electoral que aporte luz a los problemas de cada día, para que el proceso de paz termine en buen puerto y que los colombianos puedan pensar en una vida mejor. Sería bueno que la clase política haga política pero de la buena, la inteligente, la generosa la que piensa en los demás y la que engrandece el sistema democrático como forma de convivencia de los países que quieren tener futuro.