La elección primaria para definir el candidato republicano a la contienda por la presidencia de Estados Unidos está candente y cada vez se parece más a una ‘pelea de verduleras’ que a una campaña electoral.
Unos días atrás y durante el debate republicano organizado por la CBS, dos de los candidatos, Marco Rubio y Ted Cruz, se llamaron mentirosos y embaucadores en relación con el tema de la inmigración. Pero eso fue apenas el abrebocas porque poco después Donal J Trump, el magnate excéntrico, con una sola frase matriculó a dos de sus rivales en el más riguroso curso de insultos: “Ted es el más grande de los mentiroso, incluso, peor que Jeb Bush”.
Cruz apenas si pudo repostar, su rostro palideció, sus rodillas temblaron y sus ojos lucieron como los de un boxeador que ha sido noqueado de manera fulminante.
Jeb Bush intentó responder alguna cosa, pero la verdad es que lució débil, tan débil como lo presenta habitualmente Trump, tanto así que esta semana, y como ya lo había hecho antes su madre, el hermano mayor de Jeb, el expresidente George W Bush, tuvo que acudir en su defensa: “estoy aquí porque me preocupan profundamente dos cosas; Jeb y el país”, dijo en una rueda de prensa y agregó sin nombrar, pero refiriéndose claramente al magnate: “no siempre el hombre más fuerte en una habitación es el que más grita”.
Trump contestó y lo hizo fuerte: “he criticado al expresidente porque dicen que nos protegió, pero ¿acaso no fue en su mandato en el cual derribaron el World Trade Center? El peor ataque en contra de Estados Unidos en la historia, eso no es defender, eso no es seguridad. Ya antes en otros debates y entrevistas Trump y con razón había dicho que durante el gobierno de Bush el país se había venido a pique, se había tenido la peor recesión económica de la historia y se habían iniciado dos guerra, una de ellas –la de Irak- mintiendo al país sobre sus objetivos”.
Esta semana también Trump ha prometido demandar a Ted Cruz por calumnia ante la dirección del Partido Republicano: “es un sujeto mentiroso -le dijo el magnate a un reportero vía telefónica y continuó-, difícil e inestable, sinceramente inestable (…) lo que le hizo a Ben Carlson –otro de los candidatos republicanos- no tiene perdón”. Se refería Trump a un twitter enviado desde la campaña de Cruz en donde se avisaba de la renuncia de Carlson a la contienda electoral durante los comicios en Iowa.
Uno más que se sumó a la contienda fue el presidente Barack Obama: “no creo que Trump sea Presidente (…) confió en el buen juicio del pueblo americano, dijo y agregó- (…) la presidencia es un trabajo serio, muy diferente a animar un show –claramente refiriéndose al programa ‘El Aprendiz’, creado por trump en el 2005-, alejado del marketting y el deseo por vender”.
La respuesta de Trump fue inmediata: “que no le importaba ser blanco de Obama, y que toma sus palabras como un gran cumplido”.
Evidentemente, Obama, demócrata, se la juega por promocionar la campaña de Trump pues piensa que el magnate será fácil de vencer dado que con sus constantes insultos a los otros candidatos republicanos creará una división en ese partido que facilitará la derrota de los republicanos.
Mientras esto sucede en la televisión, en las emisoras de radio y en los periódicos, otra guerra, esa sí con un claro ganador, se libra en las encuestas; las cuales unánimemente dan como seguro vencedor a Donald J Trump para los próximos comicios del Martes 20 y viernes 23 de febrero en Carolina del sur y Nevada, respectivamente.