El primer Ministro de Noruega, Jens Stoltenberg, se disfrazó de taxista e instaló cámaras y micrófonos en el vehículo para grabar las expresiones de la gente. Según el diplomático, el taxi es uno de los pocos lugares donde las personas dicen lo que piensan francamente.
Por estos días, el Primer Ministro cambió el escritorio por un taxi Mercedes-Benz equipado de un juego completo de cámaras y micrófonos para captar a los pasajeros que conversaron con él sobre la cotidianidad de la vida y su perspectiva de la política.
Los participantes de la campaña fueron grabados y luego el video fue distribuido a través de las redes sociales en donde tuvo una amplia acogida.
Sin embargo, el Partido Laborista, al que pertenece el mandatario, aseguró que se pagaron 500 coronas noruegas, unos 90 dólares, a actores de la agencia de publicidad encargada de impulsar la campaña para que fingieran estar sorprendidos por la presencia del Ministro en el taxi.
Se dice que la iniciativa es un desesperado intento de Stolenberg por opacar los hechos que lo hicieron responsable de perder la hegemonía contra el partido Conservador noruego, sin embargo, Pia Gulbrandsen, jefe de comunicaciones de la agencia, explicó que actuaron con transparencia y no se contrataron a personas para el desarrollo del evento.