El dibujante argentino Joaquín Salvador Lavado, conocido como Quino y creador de Mafalda, ha ganado este miércoles el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades por el «enorme valor educativo» y «dimensión universal» además de trascender “cualquier geografía, edad y condición social” con sus personajes, como lo afirmó el jurado.

Quino, convirtió la crítica política y la filosofía existencialista en materia cómica infantil (y adulta) desde un filtro humanista a prueba de bombas. Todo el mundo tiene alguna historia que compartir sobre el impacto de Mafalda en su infancia.

En efecto, parece todo demasiado denso para un niño pequeño, pero la maestría de Quino consistía en convertir todos estos temas en materia pedagógica y cómica para grandes y pequeños.

Quino ha explicado así el éxito intergeneracional de Mafalda: «Cuando firmo libros ya me aparece la abuela, con la hija y con los nietos. Es que en esos libros se muestran cosas que no cambian, como las relaciones familiares. Ahora tenemos más tecnología, pero el comportamiento humano es igual».

Por cierto, como todo lo que ocurre en las tiras de Mafalda, hasta el elemento más insospechado puede tener su significado filosófico profundo. ¿Recuerdan cómo odia Mafalda la sopa? Pues no era solo un asunto de gustos: «La sopa representa toda imposición que nos obligan a aceptar», ha explicado Quino. O cómo un plato de sopa se convirtió en símbolo antiautoritario infantil para desesperación de miles de padres incapaces de dar de comer a sus criaturas sin volverse locos.

Con información de El Confidencial