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Que Santos vaya a los debates.


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A los candidatos que piensan que van a ganar siempre les da por no asistir a los debates electorales. Unos porque temen que sean escenarios en los pueden perder votos, y otros porque sienten que no necesitan exponerse más de la cuenta. Y es posible que tengan razón en ambos casos, sobre todo, cuando existe la reelección y es el Presidente quien puntea, aunque por poco, las encuestas.

Sin embargo cabe preguntarse si, justo cuando hay en juego temas de tanta trascendencia para el país, no se hacen indispensables los debates en los que todos los candidatos, en honor a la competencia democrática, se lancen a debatir sus propuestas en franca lid.

En el 2006, único episodio de reelección que hemos vivido antes, Álvaro Uribe no asistió a ningún debate. En ese momento Horacio Serpa y Carlos Gaviria, eran sus principales contendores y tuvieron que hacer campaña solos y exponerle al país posturas similares de oposición al gobierno, que el candidato- presidente no respondía. Al final tenía su propuesta de campaña en el plan de gobierno. Y sin “sparring” la pelea pierde gracia.

Contrario sucedió en el 2010, donde dado el impedimento para que Álvaro Uribe se lanzara por tercera vez, la campaña tuvo un súbito agitey en pocos meses se dieron muchos debates que hicieron sentir al país que estaba de vuelta la escencia de la contienda política.

Participaron seis candidatos, de gran Santos, Vargas Lleras, Gustavo Petro, Noemí Sanín, Rafael Pardo, AntanasMockus, que se expusieron una y otra vez en diferentes escenarios a desenvolverse por si solos, en vivo y en directo, a presentar y defender propuestas tan disimiles que enriquecieronel imaginario de nación.

En esos debates, a decir verdad no le iba especialmente bien a Juan Manuel Santos. Es decir, la competencia era balanceada por el nivel de las discusiones, pero era que Santos del 2010 era continuidad de un proyecto que no era el suyo. Y con eso, ganó.

En ese momento todos iban contra Santos por que él era Uribe en cuerpo ajeno. Ahora en el 2014 vuelve a serlo. Todos van contra Santos, pero con la diferencia, que incluye a Uribe, en el cuerpo de quien ahora es su candidato. Osea, es la hora de la verdad. Santoses candidato por su propia cuenta y debe defender su propio legado ante una oposición que lo atacará desde distintos puntos ideológicos.

Por esto es necesario que el país lo conozca de candidato autónomo, que muestre el aprendizaje de haber gobernado cuatro años y someta su plan de querer “hacer mas”, cómo lo promete su campaña, a un escrutinio democrático ante las otras propuestas que están en juego.

La campaña para muchos nada que comienza. El único candidato del que se oyen cuñas en la radio y se ven vallas con su nombre, es Juan Manuel. Sus cifras de preferencia parecen demostrar que ha llegado a un tope, pero aun así es la cabeza del pelotón. Que Santos vaya a los debates, es lo que el país se merece para que tenga un escenario en el que más allá del día a día, y de los actos de gobierno que se confunden con los de campaña, y que lo hacen protagonista natural de la contienda, el país pueda ganar argumentos. Bien sea para apoyar uno de los que se oponen a él, o a él si demuestra que se tiene ganado el permiso de permanecer en la cabina de mando o si le niegan la licencia de conducción.

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