Quién es Donald J Trump

De acuerdo con Bill Maher, el gran comediante americano, Trump es hijo de un orangután con el que Anne MacLeod, la madre de Donald, presuntamente sostuvo relaciones a mediados de los años 40s. Sin embargo, parece ser que esta información no es del todo exacta y que Donald J Trump, en realidad, es el hijo legítimo de Fred Trump, un empresario inmobiliario que le heredó a su hijo un gran negocio, pero por sobre todo una aguda visión para hacer dinero.

Nacido el 14 de junio de 1946, en Queens, Nueva York, fue el segundo entre cinco hermanos y a los escasos 13 años ya comenzó a manifestar su alta capacidad de convivencia con los demás al ser expulsados del The Kew-Forest School y, luego, obligado por sus padres a ir a la Academia Militar de Nueva York. En 1968, y después de dejar la universidad de Universidad de Fordham en el Bronx, finalmente, obtuvo su graduación como profesional en ciencias de la economía y la antropología en la universidad de Wharton.

Contrajo matrimonio en tres ocasiones; en 1977 con Ivana Zelnícková, en 1993 con Marla Maples y en 2005 con Melania Knauss. De sus uniones quedaron 5 hijos y muchas, muchas malas historias contadas por sus ex-parejas: dos de ellas muy famosas, ambas de Ivana, la primera relacionada con una presunta violación por parte de su marido y la otra acerca de un libro de discursos de Hitler que el magnate atesoraba y leía.

En el mundo de los negocios siempre fue un ganador, incluso las dos veces que se tuvo que declarar en banca rota con el fin de utilizar la ley para refinanciarse y ganar uno que otro millón de dólares.

Sus comienzos en mundo de los bienes raíces se dieron en la compañía de la familia: Elizabeth Trump and Son. Y pronto sus aciertos aparecieron cuando convirtió a Swifton Village, un complejo de apartamentos semivacío en Cincinnati – Ohio, en una prospera ciudadela que luego vendió doce veces por encima del precio de compra.

En 1971 adquirió el Penn Central por 60 millones de dólares y usando una rebaja fiscal del gobierno de Nueva York re-capitalizó el Hotel Commodore del Grand Hyatt. Ese mismo año creó la Trump Organization con un tremendo éxito. En 1988 adquirió lo que sería su propiedad más emblemática y problemática el Taj Mahal Casino; una transacción que aumentó su deuda considerablemente.

En 1989 entró en cesación de pagos, para dos años más tarde caer en bancarrota comercial. Los bancos y los propietarios de bonos perdieron millones de dólares. Aun así, optaron por reestructurar la deuda, pero Trump debió ceder la mitad de su preciado Taj Mahal.

En los últimos años de la década de los 90s su situación financiera mejoró notablemente, en 2001 terminó la Trump World Tower y comenzó a construir el Trump Place. Además, amplió su participación en Trump International Hotel and Tower y adquirió varios cientos de miles de metros cuadrados en Manhattan.

En la actualidad, algunas de sus propiedades son: Trump World Tower: 845 United Nations Plaza, New York, NY. Trump Tower: 725 Fifth Ave, New York, NY 10022. AXA Financial Center, 1290 Avenue of the Americas (Avenida de las Américas), Nueva York, NY.555 California Street, en San Francisco, California. El Trump Building.Riverside South/Trump Place.Trump International Hotel and Tower Chicago.Trump International Hotel and Tower New York.Trump Park Avenue: Park Avenue & 59th Street.Trump Tower Panama City, Panama.Golf Courses.Palm Beach estate: (4,000 m²) .Mar-A-Lago Palm Beach, Florida. (860 m²) cerca de Bedford, Nueva York en el condado de Westchester, Nueva York.Trump Tower, Punta Del Este (Uruguay). Además, es dueño de los Casinos Trump Taj Mahal,Trump Plaza yTrump Marina.

De acuerdo con la revista Forbes en el 2015 su fortuna ascendía a los 4.100 millones de dólares, no obstante, ese mismo año la revista Business Insider publicó un estado financiero suministrado por el propio Trump en donde se daba cuenta de una fortuna de 8.700 millones de dólares. En varias ocasiones, sin embargo, el propio Trump ha asegurado que su fortuna sobrepasa ya los 10 billones de dólares; luego sonríe, se toca la cabeza y dice “realmente soy rico, muy rico, increíblemente rico”.

Donald disfruta siendo el centro de la atracción, más aún, parece que después de insultar a los otros, esa es su segunda gran motivación: ya lo mostró en su show El aprendiz, emitido a partir del año 2005, cuando despedía a los concursantes pavoneándose y apuntando a sus rostros con un dedo inquisidor: “estás despedido”, no sin antes –claro- propinarle una gran reprimenda y hacerle sentir a la víctima que jamás debió ir al show, que jamás debió conocer a Trump, es más, que jamás debió nacer.

Pero esas no son las únicas muestras del irrefutable carácter de ‘bondad’ de nuestro personaje, también se afanó a apoyar a Benjamín Netanyahu en 2013 justo cuando se realizaban las elecciones en Israel, mientras el pueblo palestino era sometido al más brutal de los atropellos por parte del estado sionista representado por Netanyahu. Ni que decir de la famosa historia en la que se apoderó de los terrenos de una pobre anciana, según Jeb Bush, para construir parqueaderos para sus limosinas.

En el 2004, 2008 y 2012 se especuló mucho acerca de su probable entrada en la contienda electoral por la presidencia de Estados Unidos, pero esas escaramuzas jamás se concretaron. En 2013 fue un orador central en el Conservative Political Action Conference y ese mismo año, en octubre, los republicanos de Nueva York circularon un documento que sugería que se lanzaría como candidato a gobernador del estado en 2014 enfrentando a Andrew Cuomo. Pero Trump declinó: eso sí, aprovechando la oportunidad para criticar el régimen de impuestos que lo obligaba a pagar ‘excesivo’ dinero al estado.

El 16 de junio de 2015, en Nueva York, Trump, finalmente, anunció su precandidatura para las elecciones de 2016 por el Partido Republicano con el eslogan “America Great Again” (Estados Unidos grande otra vez). En su presentación Trump lamentó la presencia de inmigrantes mexicanos en Estados Unidos y propuso construir un muro que sellara de una vez por todas y para siempre la frontera con México.

Como escritor, el magnate ha producido –o mejor dicho le han producido- una extensa obra literaria -claro, más extensa que literaria, pero en todo caso muy vendida, eso sí-. Entre sus muchos, muchos, muchos trabajos se destacan: The Art of the Deal. Surviving at the Top. The Art of Survival. The Art of the Comeback y How to Get Rich.

Quizás lo más destacado de sus libros sea la constancia de los argumentos que página tras página se repiten una y otra vez diciendo exactamente lo mismo: “compórtate como el más grande, demuéstralo gritando y arrasando a los demás, descalifica al rival y patea el trasero de la mayor cantidad de personas que puedas”. Y Tal vez sea por eso o por su color de cabello o por su enorme chequera que ha logrado atraer a otros ‘cervantes’ de la escritura moderna, curiosamente todos con su misma manera de pensar, para junto a ellos escribir ‘celebres’ trabajos basura como: Two Men – One Message (2006), co-escrito con Robert Kiyosaki. Think Big and Kick Ass in Business and Life (2007), co-escrito con Bill Zanker. The America We Deserve (2000), co-escrito con Dave Shiflett. Y Making America No. 1 Again (2011), co-escrito con Regnery.

Entre las numerosas distinciones que ha recibido, obviamente y de manera ‘desinteresada’, se destacan las siguientes: Gaming Hall of Fame,1995. Ride of Fame de Nueva York,2010. Doctor honorario de administración de empresas (Hon D.B.A), 2010, por la Robert Gordon University; galardón que fue retirado en 2015. Doctor honorario de negocios (Hon. D.B.), 2012, Liberty University. WWE Hall of Fame, 2013. Estrella en el Paseo de la fama de Hollywood. Hombre de estado del año, Partido Republicano de Saratosta, 2012 y 2015. Premio de la libertad, 2015. Llaves de la ciudad de Doral, Florida, 2015. Premio de liderazgo del comandante del Cuerpo de Marines de los Estados Unidos, 2015. Salón de la fama del boxeo de Nueva Jersey, 2015. Y la Nominación al Premio Nobel de la Paz, 2016.

El talante de estadista de Trump es innegable, dirán algunos de sus ‘inteligentes’ seguidores, sin embargo, dista un poco, ´solo un poco´, de parecerse con el de Abraham Lincoln, otro famoso republicano y prócer americano -ese si un gran señor que gobernó Estados Unidos durante la guerra de secesión, consiguió la libertad de los negros y evitó la división de la confederación-. No obstante, resulta interesante establecer ciertas comparaciones entre estos dos grandes hombres:

En el campo de la oratoria:

Mientras Abraham hablaba con fluidez, sus discursos eran poesía y su inteligencia y referencia histórica alumbraban sus razonamientos de una manera sin igual. Donald abunda en arengas, altanería desmedida y ofensas por doquier.

En el campo de la política:

En el caso del prócer su capacidad política le habilitó para entender los momentos y modelar así su pensamiento de acuerdo a las circunstancias del país. Siempre con la idea clara de defender las ideas de conciencia, los principios universales de igualdad, la libertad y auto-determinación. En el caso del magnate su capacidad política le sirve para subirse en el bando que más le convenga o dicho de otra manera y para usar las palabras del mismo Trump, para “adecuarse a las circunstancias y hacer posible sus negocios multimillonarios sin tener impedimentos de “moral estorbosa”. De esta capacidad, sin duda, habla el hecho de que ahora, un año antes de elecciones, Trump funja como republicano habiéndose declarado en el pasado insistentemente liberal, es decir demócrata. ¡Ah el bueno de Donald, siempre del lado de Trump!

En el campo de los aportes a la humanidad:

Abraham Lincoln es, sin duda, el presidente americano que más contribuciones hizo a la humanidad en temas como la democracia, la libertad, la igualdad y el reconocimiento del otro como ser humano. Al bueno de Trump, en cambio, la humanidad le debe el haber conocido a un sujeto enloquecido por los lujos, el deseo desbordado de ganar a costa de lo que sea, el maltrato a los periodistas, a los empleados, a los extranjeros, a los mexicanos, a los musulmanes, etc.

Y es precisamente en este campo, el de los insultos, en donde el legado del magnate será extenso y permanente para la posteridad y por eso viene al punto recordar algunas de sus proezas:


Insultos contra las mujeres:

Son múltiples los apelativos que el magnate usa para referirse a las mujeres, estos son algunos ejemplos, de acuerdo con Megyn Kelly, periodista, Fox News: “gordas, cerdas, perras, animales repugnantes, asquerosas”. A través de su cuenta en twitter Trump nos ha legado otras perlas: contra Maggie Haberman; periodista del New York Times: “Periodista de tercera, cargada hacia Hillary, enferma”. Contra Arianna Huffington; founder, The Huffington Post: “tonta, payaso liberal, conociendola en profundidad uno se da cuenta que su esposo tuvo razón al cambiarla por un hombre”. Contra Molly Sims; contributor, The View: “Desastre”. Contra Megyn Kelly; Fox News: “Reportera mediocre, mediocre en todo, mentirosa, bimbo, sobrevalorada, loca, marioneta, mala professional, expeledora de sangre por todos lados”.

Insultos contra los políticos:

Contra Jeb Bush, candidato republicano y contrario: “Arrogante, débil, infantil, loco, vergüenza para su familia”. Contra Michael Nutter, ex alcalde de Filadelfia: “Hace un trabajo terrible, vida reprochable, drogo”. Contra Barack Obama, Presidente de los Estados Unidos: “Loco, enfermo mental, terrible, líder incompetente, charlatán, ineficaz”. Contra Hillary Clinton, Exsecretaria de Estado: “riesgo para la seguridad nacional, material no presidencial, débil, errónea, estúpida, patética, triste, desleal, miedosa, sin moral, perra”. Contra John Kasich, gobernador de Ohio: ” fracaso total, irrelevante para la carrera política, imagen patética, fallido, pérdida de tiempo y dinero”. Contra Ted Cruz, político republicano: “caneca de basura”.

Insultos contra los periodistas:

Contra Ana Navarro, colaborador de CNN: “[una] de las personas más tontas en la política, sin talento, no apta para la TV”. Contra Bill Kristol, editor, The Weekly Standard: “tonto, caso triste, narcotizado, sin credibilidad”. Contra Charles Lane, Washington Post: “La verdadera droga”. Contra Rich Lowry, Editor, National Review: “incompetente, no se le debe permitir salir en la televisión”. Contra Frank Luntz, consultor político: “Payaso total, snob de clase baja”. Contra Ruth Marcus, columnista, The Washington Post: “bajo nivel de concentración”. Contra Jonathan Martin, periodista, New York Times: “deshonesto”.

Insultos contra todo el mundo:

Contra John McCain, Héroe americano, “Todo lo que hace es ir a la televisión y hablar, hablar, hablar, incapaz de hacer nada, fracasado, haciendo un pésimo trabajo en el cuidado de nuestros veteranos, decepcionante, ficticio, graduado último en su clase, derrotado”. Contra Los principales Medios de Comunicación: “Desleales, triste, periodistas deshonestos, negativos, mentiras”. Contra Meet the Press, programa de televisión: “Muy deshonestos, terribles”. Contra Mañana Joe, Programa de televisión: “descarrilados, pérdida de tiempo, están fuera”. Contra National Review, Revista: “defecto, muy poca gente lee, perdidos de su camino”.


Conozca la lista detallada de insultos de Donald Trump

En síntesis, Donal J Trump es un hombre que algunos podrían tachar de soberbio, grosero, ordinario, desagradable, machista, anti-semita, anti-latino, provocador, injusto, embaucador, bravucón, altanero, rapaz, injusto, aprovechado, inmoral, indigno…y mil cosas más. Sin embargo, Trump posee un atributo que, sin duda, debemos reconocerle: el de unir al mundo entero alrededor de una causa -sin importar nacionalidad, credo, raza, idioma, género, equipo de fútbol o cualquier otra cosa-, la causa de odiarle y esperar que el pueblo americano no caiga en la trampa de elegirle como su presidente.

*El anterior perfil es una opinión del columnista.