Recuperación industrial solo se verá en 2015

Los empresarios colombianos aseguran que las perspectivas de la economía nacional son mucho más halagüeñas porque los problemas tocaron fondo y con la devaluación hay por qué ser optimistas. Empero, precisan, la verdadera recuperación se espera en 2015.

El industrial y acreditado importador, Pablo Etter, indicó en Confidencial Colombia que la corrección en la tasa de cambio les ayudará a los empresarios y al país en general, sin embargo asegura que hay un retroceso importante que demandará tiempo para poder reencontrar el camino del crecimiento y el esperado desarrollo.

“Hay que esperar un par de meses y ver que la tendencia se afiance aun cuando el tema político no ayuda favorece porque la gente no toma decisiones. Ahora estamos un buen ambiente y esperamos que todo lo que la industria decreció pueda recuperarlo en los tiempos venideros”, declaró Etter.

Aclaró que como la industria es de largo plazo, lo más posible es que este año no se alcancen a ver cifras positivas, pero no descartó que en 2015 los números y los indicadores industriales sean muy diferentes.

En su opinión, lo más grave para Colombia es que su economía está frenada porque Venezuela que fue su socio natural está fuera de escena y con Ecuador se registran algunas trabas de comercio. De manera paralela está el hecho que cuando no se tiene un dólar de equilibrio se hace más fácil comprar afuera que fabricar en Colombia y ese desequilibrio está apenas en proceso de corrección. “Todo parece indicar que el dólar no caerá por debajo de los dos mil pesos y eso es muy favorable”.

Según el señor Etter, la devaluación encarecerá las máquinas, las herramientas, la tecnología y el producto importado, pero precisó que ese aspecto es mínimo si se tiene en cuenta que la gente de la industria no depende de comprar máquinas baratas sino de poder vender todo lo que fabrica, trasladándole al cliente l inversión hecha en sus equipos. ”En este momento hay que pensar en que el empresario con su producto sea competitivo, no en que los bienes que utiliza para fabricarlos sean baratos o caros”.

En 2013 las ventas de maquinaria, para el caso de la firma Imocom, fueron superiores a las de 2012 pero solo en el área de construcción, porque en industria las ventas cayeron en seis por ciento que es un decrecimiento considerable, reconociendo que pudo ser peor aun cuando en el balance es visible la pérdida en el nivel de ventas.

La importadora tiene previsto en 2014, retomar los niveles de 2008 y 2009 cuando se registró un record de ventas toda vez que en 2008 estas superaron los 135.000 millones de pesos mientras que el año anterior las ventas llegaron a 127.000 millones.

La situación es tan apremiante en la industria que los empresarios se han dedicado a sobrevivir porque no han tenido una buena dinámica y por consiguiente no pudieron invertir en renovación de equipos o en innovación porque no tuvieron capacidad financiera. “Lo recursos están enfocados a la operación de las empresas y al manejo de su capital de trabajo luego no ha habido muchos recursos para invertir pese a que el crédito está barato y en abundancia.

A criterio de Etter, los tratados comerciales son una buena oportunidad para el país porque a nivel metalmecánica Colombia está exportando y por lo que se observa ese es un proceso que hay que reforzar y afianzar porque hay casos de industriales que lo han logrado con admirable éxito.

“A los empresarios nacionales les falta coraje, valentía y fortaleza para salir de este encierro en el que estamos porque el producto nuestro gusta y la solución indudablemente está afuera, en vender más en el exterior y no rompernos la cabeza porque está muy difícil vender en el mercado interno”, aseguró el señor Etter.

Agregó que en medio de las vicisitudes, hay optimismo en el sector industrial puesto que se vislumbra un empresariado recuperado, con más mercado y muy fuerte en 2015 y los años siguientes.

Etter comentó que la industria tiene que trabajar más sobre la base de la independencia y la generación de recursos propios y no abrigar ilusiones con las ayudas que anuncia el estado o que se piden desde el sector real de la economía como la única tabla de salvación.