Remontada que vale una Liga

La entrada de Isco y Morata al campo cambia la cara del Real Madrid y dan la vuelta a un 0-2 que les sacaba del liderato. Los blancos se enredaron contra el Villarrealy estuvieron muy cerca de tirar por tierra la ventaja, que ya es mínima frente a sus rivales. Remontaron con polémica incluida y se llevaron los tres puntos que les devuelven la cabeza en la tabla. Zidane no le concedió ni un minuto a James.

El Real Madrid logró contra el Villarreal una de esas remontadas que valen una Liga. Se enredó en los primeros 70 minutos en el estadio de la Cerámica y dio la vuelta a un resultado que llegó a ponerse 2-0, gracias a la entrada de Isco y Morata que dieron un aire fresco al equipo. La ventaja de los de Zidane respecto a sus rivales es ya muy fina, y en la gira levantina de esta semana han mostrado fisuras que deberán corregir. Contra el Vilarreal se llevaron los tres puntos, con polémica incluida por un penalti por el que aún claman loa aficionados del submarino amarillo.

El juego de los blancos no pasa precisamente por un mar de ideas. Los jugadores merengues han empezado 2017 con un bache mental en el que ganar cada partido supone un verdadero trabajo. Contra el Villarreal volvieron a caer en los errores de Valencia, y su relax defensivo casi les cuesta un disgusto.

Los blancos se enredaron en el centro del campo amarillo. Ni Modric ni Kroos tenían en la noche la llave maestra para abrir las puertas el Villarreal. Solo con ocasiones de cuentagotas, que le cayeron precisamente al delantero que más mojada tiene en estos momentos la pólvora, Benzema, lograron acercarse de Asenjo. Pero con mucha más timidez que la aplicaba el Villarreal en campo contrario.

Keylor aguantó los muebles en la primera mitad, con una palomita a disparo de Gaspar para hacer galería. En la segunda no pudo sostener el torbellino del Villarreal, con unos primeros quince minutos en los que el Madrid se vio sobrepasado. Primero Trigueros, con un golazo, y más tarde Bakambu, ponían una diferencia en el marcador que vaticinaba el fin del liderato blanco en la Liga. Pero los merengues reaccionaron.

Zidane sacó la magia al campo. Se olivdó de James, que pagó los platos rotos de Valencia aunque seguramente tendrá su oportunidad a mitad de semana contra Las Palmas. Su lugar lo ocupó Isco, que se adueñó de la medular que no había funcionado hasta el momento y calentó los motores del equipo. Bale, aún limitado de fuerzas por la temprana salida de su lesión, enseñó el camino con su cabeza. Y apenas diez minutos después Ronaldo devolvía las tablas al marcador desde el punto de penalti. Una jugada que será debatida durante la semana, por una mano inexistente de Bruno en el área.

Acertara o no el árbitro, el mal ya estaba hecho y al Madrid ya no lo bajaba nadie del tren de la remontada. La culminó en 83′ gracias a la cabeza de Morata, salvador de nuevo en otra noche blanca. El canterano sigue llamando a la puerta de la titularidad, y las siestas cada vez más comunes de Benzemá no hacen sino ayudar a la causa. El delantero madrileño picó con la cabeza un balón medido de Marcelo.

De nuevo el Madrid protagonizaba una noche mágica de remontada, aunque la polémica le restara mérito. Desde la grada gritaban el viejo cántico irónico de “así, así así gana el Madrid”. Pero a los merengues ya poco les importaba. Arañaron los tres puntos de un campo en el que ya daban por perdida la batalla. Con el liderato de vuelta, ahora toca remangarse. La ventaja ya es mínima, cada encuentro será una final por el campeonato.