Richard Gere, el "macho alfa" de las finanzas

Por fin suenan rumores de Óscar para Richard Gere gracias a su papel en “El fraude”, donde interpreta a un “macho alfa” en la jungla de las finanzas con Susan Sarandon como esposa y Laetitia Casta como amante.

“Esta no es una película educativa sobre la crisis financiera. Para eso está ya la mejor de todas, ‘Inside Job’. Esta habla más del proceso emocional, de cómo estamos configurados en el cerebro en este contexto de crisis”, explicaba Gere en una entrevista en el Festival de San Sebastián, donde “Arbitrage” inauguró el certamen.

Gere vuelve a lucir como nadie el look de “yuppie”, no escatima en caídas de ojos y saca todas sus armas de galán para envolver el núcleo voraz de su nuevo personaje, Robert Miller, un magnate de las finanzas que empieza a ver cómo se desmorona su burbuja especulativa justo cuando cumple los 60 años.

“Es más maquiavélico, más cínico. Es un depredador, pero tiene respeto por todo el mundo. Un macho alfa, un tiburón que quiere ser el rey del océano”, resume Gere, que estrena este filme en salas españolas este viernes.

En ese océano nada su amante, interpretada por Laetitia Casta; su mujer, una versión femenina de sí mismo interpretada impecablemente por Susan Sarandon, y su hija y socia, que se resiste a romper la imagen idealizada que tiene de él y está interpretada por Brit Marling.

Pero el tiburón, al final, abrirá las fauces y devorará cualquier atisbo de justicia social en pos de su supervivencia. Su problema no es la avaricia, sino la imposibilidad de asumir la derrota una vez ha entrado en el juego del ganador.

“La mayoría de mis películas tienen intenciones serias. Pero todo el mundo parece haber disfrutado con esta película y está generando conversaciones de otro nivel”, asegura Gere, quien nunca ha estado nominado al Óscar -aunque todo el mundo pensó que lo conseguiría por “Chicago”- y ahora ha recibido excelentes críticas.

Lo cierto es que el actor, al margen de sus grandes éxitos comerciales, también ha sido pieza fundamental de cintas de culto como “Days of Heaven”, de Terrence Malick, y “The Cotton Club”, de Francis Ford Coppola. Pero en sus equilibrismos entre su filosofía budista y su estrellato hollywoodiense, no teme reconocer que se beneficia del disparate económico del mundo.

“Ser rico antes no era lo mismo que ser rico en la actualidad. Ahora es enfermizo. El otro día vendí mi guitarra y, con lo que me dieron, pude construir un hospital. Hemos perdido la cabeza”, confiesa.

“Se hizo hace poco una encuesta sobre el desarrollo de culturas, de culturas tribales, evaluando su nivel de felicidad. Los que no tenían nada, más que la comida y un poco de tiempo libre, las cosas simples para la supervivencia, tenían un muy alto grado de satisfacción.

Los mismos niveles de pobreza en un pueblo donde hay gente rica alrededor, no eran tan felices”, explica.

“Vivimos en un mundo muy relativo debido a nuestra estructura cerebral, que nos hace comparar con el prójimo”, concluye.

Pero él no tiene necesidad de compararse. Con un puñado de buenas películas, 63 años con el atractivo intacto y el público a su favor, aunque sea consciente de que para muchos seguirá siendo “el protagonista de ‘Pretty Woman'”.

“No tengo ningún problema con esa película. Es más, me encanta. Recuerdo estar viendo la película en una de las primeras proyecciones de pruebas. Estábamos sentados Julia Roberts y yo, nos reímos mucho y lloramos un poco, también nos arrastró. Tuvo algo de mágico”, concluye.Mateo Sancho Cardiel