El exceso de besos puede entrañar algunos riesgos, como el de sufrir una reacción alérgica al entrar en contacto con las sustancias presentes en la boca de nuestra pareja o contraer el “mal del beso”.
Por una mirada, un mundo; por una sonrisa, un cielo; por un beso… yo no sé qué te diera por un beso”, reza una de las más conocidas rimas del escritor y poeta del siglo XIX, Gustavo Adolfo Bécquer. No obstante, las investigaciones médicas recientes no dan pie al romanticismo del que hace gala el literato.
“Los alérgenos, sustancias que desencadenan reacciones alérgicas en las personas sensibles a estos compuestos, pueden permanecer en la saliva de nuestra pareja hasta un día completo después de que los haya ingerido, incluso a pesar de haberse cepillado los dientes con hilo dental o lavado la boca”, según el doctor Sami Bahna, presidente del Academia Estadounidense de Alergias, Asma e Inmunología (AAAAI, por sus siglas en inglés).
Debido a ello, los besos pueden conllevar riesgos de producir reacciones a veces severas, en “esa minoría de personas cuyo sistema inmunitario puede reaccionar de manera intensa a una cantidad diminuta de alérgeno”, ha señalado el doctor Bahna, jefe de Alergias e Inmunología de la Facultad de Medicina de la Universidad Estatal de Luisiana, en Shreveport (EE.UU.).
En las hemerotecas puede rastrearse el caso de una joven, que falleció en Québec (Canadá) después que los médicos no pudieron solucionar la reacción que sufrió después de dar un beso a su novio, quien había comido un dulce de mantequilla de cacahuete. Ella era alérgica a ese fruto seco.
La quinceañera Christina Desforges falleció en el Hospital Chicoutimi, en Saguenay, tras sufrir los síntomas característicos de esta reacción (urticaria, hinchazón de la cara y el cuello y bloqueo de la respiración) y a pesar de haber recibido una inyección de adrenalina, que se emplea como antídoto para tratar el choque anafiláctico.
“Para estas personas alérgicas extremadamente sensibles una cantidad muy pequeña de alimento o medicamento en los labios, la boca o la saliva puede causar un problema. No estamos hablando únicamente de besos apasionados“, ha explicado el experto de la AAAAI.
Los riesgos de la saliva.
Según Bahna no es infrecuente que “las personas alérgicas sufran una reacción, como inflamación de los labios y la garganta, sarpullido, urticaria, picazón y/o respiración sibilante, inmediatamente después de besar a su pareja que ha consumido un alérgeno identificado”.
“Algunos individuos altamente sensibles pueden verse afectados horas después de que su pareja haya absorbido la sustancia que causa el problema porque su saliva sigue secretando ese alérgeno”, añade el alergólogo, quien aconseja a la persona con “una alergia alimentaria significativa” que se aseguren de que todo su círculo de familiares y amistades sepan “qué alimentos tiene ella estrictamente prohibidos”.
Para el doctor Bahna es vital que estos individuos se lo hagan saber específicamente a sus parejas “para que eviten ingerir alimentos o medicamentos problemáticos, entre 16 y 24 horas antes de iniciar contacto íntimo. Cepillarse los dientes y enjuagarse la boca antes del contacto puede ayudar, aunque no elimina el riesgo”.
Además de acuerdo al prestigioso dentista Laurence R. Rifkin, de Beverly Hills, (California, EE.UU.), a través de los besos se pueden transmitir las bacterias que provocan las caries y suelen proliferar en la placa dental de muchas personas.
Según el doctor Rifkin, experto en la denominada cosmética y escultura dental, “una sencilla prueba de saliva puede determinar qué personas son portadores de la bacteria de las caries y están expuestos al riesgo de lesiones dentales”.
Para reducir la concentración de bacterias en la superficie de los dientes Rifkin sugiere usar tratamientos con productos fluorados que aumenten la resistencia dental a la caries y los ácidos.
Además, los besos son una vía rápida de contagio de enfermedades víricas y bacterianas, algunas de ellas muy comunes, según una recopilación de estudios realizada por la revista de divulgación científica “Muy Interesante”.
Uno de los “contagios besucones” más usuales es el de los catarros y gripes, ocasionados por los virus rinovirus e influenza, que se transmiten con facilidad a través de la saliva.
El herpes simple, provocado por el virus herpes simplex también se contagia a través de los besos, al igual que la meningitis (inflamación de las membranas que envuelven el cerebro y la médula espinal) puede transmitirse a través de la saliva.
Aunque la dolencia más conocida trasmitida al besarse es la mononucleosis, que popularmente se denomina “enfermedad del beso” y afecta sobre todo a los jóvenes de entre 10 y 25 años, que son más vulnerables a esta infección.
Enfermos por besarse
Según el doctor Sergio García Vicente, especialista en Medicina Familiar y Comunitaria y médico colaborador de la web médica NetDoctor, “la enfermedad se caracteriza principalmente por dolor de garganta, inflamación de los ganglios linfáticos, e intensa fatiga y fiebre, y suele transcurrir sin problemas graves. Su tratamiento sirve para aliviar los síntomas.”
“La infección está causada por el virus de Epstein-Barr, que se transmite de una persona a otra mediante la saliva. Dar un beso es una de las formas más frecuentes por las que puede transmitirse. El periodo de incubación, desde la infección hasta el momento en que aparecen los primeros síntomas, es de 30 a 50 días”, señala el doctor García Vicente.
“La mononucleosis, generalmente está ligada al virus de Epstein-Barr (EBV), pero también puede ser ocasionada por otros microorganismos como el citomegalovirus (CMV)”, añaden desde la Universidad de Maryland, UM, (Baltimore, EE.UU.) .
Según los expertos de la UM “la fiebre ocasionada por la mononucleosis, normalmente cede en 10 días y tanto la inflamación de ganglios linfáticos como la del bazo se curan en unos 30 días. La fatiga usualmente desaparece en unas cuantas semanas, pero puede persistir por 2 ó 3 meses”.
Aunque en materia de besuqueo y salud, no todos son perjuicios, como demuestra un informe de la organización británica Relate, que proporciona asesoramiento psicológico en relaciones de pareja y terapia sexual y asegura que hay una abundante documentación científica que demuestra los beneficios de besar.
Por ejemplo, según Relate, los besos apasionados estimulan la liberación en la sangre de otra hormona, la adrenalina, que contribuye a despertar un estado de alerta y gran energía física y mental, al hacer que aumente el ritmo cardíaco, la tensión arterial y el nivel de glucosa en la sangre.
El beso también estimula la liberación de endorfinas, unos opiáceos naturales del organismo, que provocan una sensación placentera, actuando como antídoto para la depresión y la consternación.
Por ello, la organización británica aconseja a las personas que se besen más, para combatir el desánimo que invade a muchos después de etapas como las fiestas navideñas, o las vacaciones.
Según los expertos de Relate, los besos que aportan más beneficios para la salud y contra las tristezas son aquellos cargados de pasión o emoción. Cuánto más “excitantes” y apasionados sean los besuqueos, “más hormonas se liberan en la sangre, y mayores son los beneficios para la salud.