¡Y yo que con tan desmedido ahínco lo vapuleé durante años! Cuando, en realidad, dentro de él estaba el hombre de nuestras entretelas, el sabio representante de esta nuestra extrema derecha turgente, el adalid de la hombría, el macho alfa y erecto de nuestra secular y extensa manada…
Me refiero sin vacilación al probo Juan Manuel quien en los últimos días y volviendo por sus fueros militares, ha dado sinfónicas lecciones de cómo es que se trata a la ralea izquierdista, a las bestias agazapadas a quienes en mala hora dejamos llegar al poder en Bogotá.
Lo de Santos ha sido elegante, exquisito, propio de un “gambler” avezado. Hasta estoy a punto de perdonarle sus anteriores traiciones a la doctrina celestial del Supremo Uribe, pues cuando la traición se traduce en actos de limpieza (divinas basuras que nos permitieron sacar al terrorista del Liévano) dicha traición se convierte en un paradigma, en una panacea en beneficio de nosotros, los detentadores de la fe, la moral y el billete de la raza blanca, oji zarca.
Lo más lindo de Juan Manuel fue haber sabido estar agazapado y medrando para dar el zarpazo en el momento adecuado, de una, sin vacilaciones, sin contemplaciones por pendejadas tan deleznables como la Constitución, la justicia interamericana y otras minucias de orden institucional. Por algo él es sucesor y descendiente de la mal llamada oligarquía que no le ha dejado tocar el poder a los zambos bolivarianos como el negro terrorista, chavista y veneco del Bolívar.
Y su fulgente zarpazo fue limpio, como una dentellada, como una ejecución inquisitorial. Sin ambages, sin fórmulas de juicio, paró de una y en seco a los gabarrones y vagabundos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y les dijo no a las oprobiosas medidas cautelares para proteger al Petroglifo. Atajó el gol que nos querían cantar en el coro mamerto. ¡Santos sí, mil veces sí!
Una vez lograda la barrera negacionista del derecho chimbo de la OEA para que Petro se fuera, Juan Manuel lo saca con su prolífica rúbrica untada de mermelada y demás mieles del poder ¡y qué!
No se imaginan la emoción mía y de mi legítima Matilde, cuando nos enteramos de la noticia de que ciao Petro. La vaina me cogió en el baño y se los juro que tuve una eyaculación espontánea, sin erección, faltaría más. Ahí mismo con Matilde nos tomamos un chirrinche y les pusimos todas las veladoras que quedaban a Laureano, y lo voy a decir, inclusive una a Eduardo Santos, origen del santismo, el de Juanma y el de Pacho, que aunque cachiporros han hecho las más lindas tareas necesarias a la consolidación de nuestra orgullosa godarria.
Mis clímax de toda índole sobrevinieron poco después con el nombramiento como alcalde (y lo vamos a dejar ahí para que chupen) de Rafael Pardo. ¿Quién mejor que el hombre que hizo la paz con los vagabundos del M-19 para hacerles la guerra? Si es que los conoce al dedillo… ¿Quién mejor que el hombre que cuando mandó a tomarse la Casa verde de las Farc y los sacó corriendo de allí, les hizo encontrarse a los bandidos con la coca, que ha garantizado la existencia de esta bella y productiva guerra, orgullo nuestro frente al mundo, pasión y doncella querida de una inteligencia superior?
La bofetada que Santos les ha dado a los sutes progresistas es de un calado histórico. Los hechos históricos que más me conmueven son los de usurpación. ¡Y qué tal la jugada maestra del poker-man y de su de ese muchacho soñado del Pardo? ¡Pendejos! Pardo se los tragó a cuento. Se les metió al rancho, les sacó toda la información a los incautos secretarios del Petro y luego él y Juan Manuel en perfecto movimiento espartano, presentaron toda la bazofia de la Bogotá Humana (siquiera los sacamos porque esa vaina estaba funcionando) como propia, como nuestro plan de choque. ¡jajaja! La perfección de la política no solo es usurpar, sagrado y legítimo derecho de la gente decente frente a la gleba, sino plagiar. ¡Qué talento, que ética como deber, falta de escrúpulos!
A pesar de mis creencias y de mi apoyo incondicional a Oscar Iván Zurriago, debo aceptar que Juan Manuel merece la reelección, máxime cuando se encuentra acompañado en este nuevo e histórico giro de la cruzada, por un portento de las calidades extremas de Germán Vargas Lleras, un hombre fiel al Mito de la Caverna, a quien le brilla en los ojos la malicia, la falta de clemencia, el interés compuesto, la vivienda con lentejuelas, la maravillosa crueldad del ambicioso, el connatural desprecio por la pobrecía, la dureza imperial, la necesaria impiedad frente al populacho, la inclemencia tormentosa de su destino señalado, la grácil mofa del delfín, entro otras tantas virtudes con que dios agració a Germán, en cuyas vistas además se palpa el reflejo ambarino del güisqui de malta.
Qué alivio cuando apenas salido el bárbaro del Petro, empezamos a ver que todo andaba bien. Sacamos a nuestras huestes de los portales de Transmilenio, la gloriosa policía empezó a hacer su trabajo, Rafa paseó en helicóptero, y vimos como quien deliciosamente quema libros, que se empezó a borrar de las fachadas toda la porquería del arte callejero y mariguanero impulsado por el sinuano.
Pero lo mejor está por venir: hay que dejar a Rafael en ese potro capitalino para que aplique el paso fino y la pata y el puño. Admiro más aun a Santos cuando se hace el pendejo con lo de la terna de los progresistas del Navarro y el Guillermo Alfonso. ¿Cuál ley, cual norma? Después de tanto esfuerzo que empezara en la mente privilegiada del beato Ordóñez (de rodillas) que siguiera su camino con nuestros estafetas de las cortes grandes, que continuara con el pistoletazo limpio que le hicimos a los de la CIDH y con el nombramiento de Pardo, ¿los vamos a dejar volver? ¡Ni mierda p´al perro!
Maneras hay de mamarle gallo sin límite a lo de la terna. Mijitos, devuélvanla cuantas veces sea necesario o de frente, como lo hemos hecho, no cumplan con esa formalismo indebido.
Y mucho menos dejen que esos bandidos puedan volver a elecciones con candidato a la Alcaldía de Bogotá. ¡Vuelven y nos ganan! ¡No más equivocaciones! Tanta democracia enfermaría a la nación. Y ojo señores del Consejo de Estado. Ni se les ocurra devolverle los derechos ciudadanos a Petro, como lo hicieron con el ex alcaldito Salazar de Medellín. Para el 2018 tenemos ya apuntalado al centurión Vargas y no queremos tener que sacar a las malas del camino a un Espartaco como Petro.
Entro de lleno a la campaña de la reelección de Santos, así se me embejuque Uribe, así me defenestre Fernando Londoño, así me joda José Obdulio. Solo Uribe habría podido hacerlo mejor frente a Petro, y Uribe no es candidato, ergo…
Ahora que hasta Peñalosa se nos está torciendo, toda mi fuerza, mi militancia y mis pensares con la reelección de Juan Manuel. ¡Francisco de Paula Santander, gracias por los favores recibidos!