De ser contendores presidenciales en 2010, Juan Manuel Santos y Gustavo Petro se han convertido en dos aliados que, más por las circunstancias que por su afinidad política, jalan para el mismo lado. El mandatario de los colombianos y el Alcalde de Bogotá han tenido una relación de amores y odios, pero hoy coinciden en fortalecer el proceso de paz con las Farc y en rechazar iniciativas como la revocatoria de mandato al líder del progresismo.
Luego de una intensa campaña política, en la que el entonces líder del Polo Democrático y el ungido por Álvaro Uribe se sacaron todo tipo de argumentos en debates televisados en cadena nacional, Juan Manuel Santos arrasó en las elecciones de mayo y junio de 2010 y se quedó con la Presidencia de Colombia.
La ola verde, protagonizada por Antanas Mockus, se desinfló antes de llegar. Germán Vargas Lleras se consolidó como una figura política relevante al obtener la tercera votación más alta de la contienda y Gustavo Petro asumió la bandera de la izquierda democrática en el país. Ese era el panorama político en mayo de 2010: ya se vislumbraba la Unidad Nacional y era casi un hecho que la oposición vendría del Polo Democrático.
Sin embargo, un hecho prendió las alarmas del partido amarillo. En junio de ese año, Gustavo Petro y Juan Manuel Santos se reunieron en privado. Hablaron del esfuerzo que debía hacer el nuevo gobierno en reparar a las víctimas y del manejo que podría darle Santos a las relaciones con la oposición. (vea la Carta que le envió Petro a Santos) El Polo Democrático, por supuesto, puso el grito en el cielo y amenazó con expulsarlo de la colectividad.
La relación entre Santos y Petro fue cordial y cercana, e incluso se llegó a hablar de la posibilidad de que el exsenador hiciera parte del gobierno. Esta iniciativa fue, de inmediato, rechazada por Petro. Él tenía otras aspiraciones: la Alcaldía Mayor de la ciudad de Bogotá.
Ocho meses de “romance”
La llegada de Gustavo Petro al Palacio de Liévano fue una sorpresa. Luego de renunciar al Polo Democrático tras el escándalo de la contratación en la administración de Samuel Moreno, y de fundar junto a Antonio Navarro el movimiento progresista, el político se enfrentó en una durísima campaña contra Enrique Peñalosa y Gina Parody.
Con gran respaldo popular, y la promesa de sacar adelante a Bogotá tras el descalabro del gobierno anterior, Petro obtuvo el 32.22% de los votos y se quedó con el segundo cargo de elección popular más importante del país.
“La elección de Gustavo Petro como alcalde de Bogotá es el más destacado ejemplo de que la reintegración paga, y de que las transformaciones sociales se logran desde las urnas de la democracia y no desde las armas”, dijo Juan Manuel Santos al conocer los resultados de las elecciones en la capital.
En noviembre de 2011, el Presidente y su gabinete recibieron al nuevo alcalde y a Clara López, que entonces reemplazaba al destituido Samuel Moreno, para delinear el modelo de ciudad para los próximos cuatro años. La reunión fue cordial y giró en torno a temas de movilidad, seguridad, vivienda, víctimas de la violencia y desplazados que llegan a Bogotá.
El inicio del gobierno Petro estuvo marcado por fuertes críticas desde varios sectores de la opinión. Muchos lo calificaron de un gobierno improvisado, autoritario e imponente. Los medios lo tildaron de censurador y antes del primer mes de mandato ya tenía encima a casi toda la opinión pública.
Santos sólo se limitó a decir que respaldaba el gobierno de Gustavo Petro y que tenía autonomía para tomar las decisiones que creyera conveniente. Luego de las protestas del 9 de marzo, en las que la ciudad sufrió daños, el Presidente señaló que “el alcalde (Petro) creo que tiene la razón cuando dice que esas son protestas vandálicas, organizadas con fines diferentes a los que dicen que quieren perseguir. Eso lo estamos viendo no solo en el TransMilenio sino en otros sitios”.
Días después, Santos le dijo al Alcalde que no podían dilatar más el tema del metro. “Por lo menos comencemos por lo que ya sabemos que vamos a hacer. Pongamos eso a marchar de una vez y ahorremos tiempo, porque es muy importante que ese metro se construya (…) Bogotá está sufriendo realmente un caos en su movilidad, y entre más rápido actuemos -se lo dijimos al alcalde-, mejor para los bogotanos”, concluyó.
Gustavo Petro, por su parte, celebró los acercamientos del gobierno nacional con la guerrilla de las Farc para establecer un proceso de diálogo.
Quizá el único roce visto corrió por cuenta del ministro de Vivienda, Germán Vargas Lleras, debido a la búsqueda de terrenos para construir 8.100 viviendas gratuitas en la capital. “Un elemento esencial de la relación entre ambos pasa por la colaboración en este tema”, advirtió Marcela Prieto, directora del Instituto de Ciencia Política Hernán Echavarría Olózaga al periódico El Tiempo.
“Es notoria la armonía entre la Nación y el Distrito, y ninguno va a buscar un enfrentamiento. A Santos le convienen los logros de Petro”, añadió el analista Jairo Libreros, de la U. Externado a esa publicación.
En ese entonces, cuando el gobierno planeaba la creación de la Alta Consejería para Bogotá, los analistas presagiaban que el mecanismo iba a ser otra iniciativa de acercamiento entre los dos gobiernos y que los resultados serían más que positivos.
Fin de la ‘luna de miel’
El 12 de septiembre, Juan Manuel Santos decidió nombrar como a Gina Parody, excontrincante de Petro en la lucha por la alcaldía, como el enlace entre el gobierno nacional y el distrito. “En este evento quiero también hacer un anuncio, para confirmar cómo estamos aplicando la política en el Gobierno, de una gran mujer que se va a integrar al Alto Gobierno, que está aquí con nosotros: Gina Parody, quien va ser designada Alta Consejera para los Asuntos de Bogotá”, expresó el Mandatario.
La nueva funcionaria respondió a través de su cuenta en Twitter. “Para mí es un honor y un privilegio que el presidente Santos me permita seguir trabajando por Bogotá y la región y poder hacerlo a su lado”, dijo la excongresista.
El Alcalde también respondió: “Con Gina Parody no se practica la política del odio sino del amor”. Sin embargo, el nombramiento fue interpretado por los progresistas como una declaración de guerra. “Esos nombramientos se hacen con entes territoriales débiles, en graves problemas. Ponerle una consejería a Bogotá demuestra una falta de confianza grande en el gobierno distrital”, dijo el concejal Carlos Vicente de Roux a la revista Semana.
La colectividad sintió que la llegada de Parody a la Alta Consejería fue un reto a la izquierda en el manejo de ciudad. Lo cierto es que la situación entre el gobierno nacional, en cabeza de Parody, y el distrito comenzó a empeorar.
Dos meses después de la llegada de la Alta Consejera, gobierno y distrito tuvieron el enfrentamiento más álgido de su historia juntos. El 22 de noviembre, Gina Parody señaló a medios que la nación podía intervenir si el distrito no cumplía los requisitos para la recolección de basuras.
“La Superintendencia Financiera puede intervenir si no hay libre competencia. La Superintendencia de Servicios, que tiene competencia de defender a los usuarios y podría sacar al director del Acueducto. (…) Tenemos herramientas legales y constitucionales”, afirmó Parody. El Acueducto respondió: “La consejera no tiene funciones de superintendente (…) ella no tiene ninguna competencia para anunciar supuestas medidas de otras autoridades nacionales”, dijo Diego Bravo, gerente de la institución.
Este enfrentamiento generó la mayor crisis en el gobierno local, que duró hasta bien entrado el mes de diciembre y por el cual el Alcalde está siendo investigado por la Procuraduría. Parody dijo que “no estamos persiguiendo” a Petro y el alcalde siguió adelante con un modelo de recolección de basuras que tardó en arrancar.
El 18 de diciembre, Bogotá amaneció sin empresas recolectoras de basuras y, durante casi tres días, los capitalinos vieron cientos de esquinas atestadas de residuos. En un comunicado, la Alcaldía dijo que Aguas de Bogotá, en su primer día de actividad, tuvo que asumir la recolección de un 47 por ciento más de las toneladas de basuras previstas, lo que provocó un retraso de 12 horas en la operación. Para superar la contingencia, anunció trabajos las 24 horas del día, hasta cuando la ciudad vuelva a estar limpia y el servicio, normalizado.
El 15 de enero de este año, en el programa de radio Hora 20 de Caracol, el primer mandatario afirmó que Petro ‘debe ponerse las pilas’ si quiere ‘ayuda’ del Gobierno. Santos se refirió a temas como Transmilenio, la carrera Séptima y la movilidad.
Reconciliación por revocatoria
Durante un consejo de seguridad en la localidad de Usaquén, y presidido por el Presidente y el Alcalde, Gina Parody le dijo a Petro que el gobierno nacional no le jalaría a la revocatoria del mandato, propuesta desde la cámara de representantes por el parlamentario conservador Miguel Gómez Martínez.
Desde entonces, la situación se recompuso. En febrero, el mandatario visitó la “zona libre de pobreza” de la localidad de Usme y, a través de Gina Parody, mostró su respaldo a este tipo de iniciativas, realizadas en coordinación con la Agencia Nacional para la Superación de la Pobreza Extrema.
Gina Parody, en una de sus últi8mas entrevistas con Alta Consejera para los asuntos de Bogotá, le dijo a Yamid Amat que Petro le está haciendo mucho daño a Bogotá. “Petro no ha entendido que para gobernar y para ejecutar se necesita trabajar en equipo, en unión. Fíjese cuánta gente se le ha ido. Huyen despavoridos. Y eso ha ocurrido no solo con la Consejería. También, con varios ministros, empresarios y constructores. Eso le está haciendo mucho daño a la ciudad. Hay un tema crítico de administración en la ciudad, y Petro no ha entendido que hay que trabajar en equipo”.
Sin embargo, las relaciones entre el alcalde y Santos siguieron adelante. Los dos líderes se reunieron en Caracas para asistir al funeral de Hugo Chávez y dialogaron, seguramente, de lo que un mes después los uniría definitivamente.
Santos y Petro, en marcha
Abril fue el mes que selló la alianza entre Gustavo Petro y Juan Manuel Santos. El segundo día del mes, ambos líderes visitaron la calle del Bronx, una de las ollas más conocidas de la ciudad, y el mandatario destacó los logros en materia de seguridad de la administración Petro. El mandatario de los bogotanos dijo a través de su cuenta en Twitter que “El el bronx, Presidente y alcalde juntos, muestra que en política de seguridad ciudadana y humana eficaz, instituciones deben estar unidas”.
Siete días después, los dos acudieron a una marcha que, si bien no fue organizada por ellos, les sirvió de plataforma para sus objetivos. Santos marchó desde el ministerio de Defensa hasta el Centro de Memoria, pidiéndole al pueblo colombiano que apoye el proceso de paz. Petro lo recibió en ese lugar y le dijo al país que ese era un día para recordar a las víctimas de la violencia armada.
Juntos sembraron un árbol, y encontraron el mejor escenario para sellar su amistad por conveniencia. A Petro no le conviene el apoyo del gobierno a una revocatoria, y encuentra muy favorable el hecho de que Santos lo muestre como el ejemplo de un excombatiente puede llegar al poder y gobernar.
Para Santos la apuesta no es menos rentable. En tiempos de paz, Petro puede convertirse en su “alfil de la reconciliación” y en la muestra de que la reinsersión de guerrilleros a la vida civil es un proceso real.