Se acumulan vencimientos de bonos venezolanos y crece posibilidad de un 'default'

Desde que se desplomara el precio del petróleo a mediados de 2014, en el mercado de bonos reina un consenso amplio con respecto a que Venezuela iba a entrar en default. No inmediatamente, se dijo, pero en algún momento. Tres años más tarde, puede que haya llegado ese momento.

El viernes, el gigante estatal del petróleo, PDVSA, debe pagar 985 millones de dólares. Seis días más tarde, vencen 1,200 millones más. No solo se trata de una suma sobrecogedora para un país cuyas reservas de moneda extranjera cayeron recientemente por debajo de los 10,000 millones de dólares por primera vez en 15 años, sino que también parece que será una pesadilla logística.

Tras quedar aislada del sistema económico mundial por las sanciones financieras de Estados Unidos, que asustaron a los bancos y otros intermediarios en la cadena de pagos de bonos, Venezuela ya se atrasó en el pago de intereses por valor de 350 millones de dólares que vencían este mes. Esos pagos tenían un período de gracia, una especie de contención que le da 30 días más al país para resolver los problemas técnicos y transferir el dinero.

Los pagos de principal que vencen las próximas dos semanas no contienen un lenguaje de este tipo. Si no se respeta la fecha de vencimiento, los bonistas pueden afirmar que hubo default. Los precios de las notas que vencen el 2 de noviembre reflejan con fuerza esos riesgos: cotizan a solo 93 centavos por dólar de valor nominal. “Esto es Venezuela. Son muy desorganizados con este tipo de cosas”, dijo Alejandro Grisanti, director de Ecoanalítica, una empresa de investigación con sede en Caracas. “Cada día les cuesta más pagar”.

Un default sería un final doloroso para lo que ha demostrado ser una de las apuestas más rentables y extrañas en los mercados emergentes en las últimas dos décadas. Mientras que la caída de los precios del petróleo profundizaba un colapso económico y desencadenaba una crisis humanitaria sin precedentes en la historia de la nación, el presidente Nicolás Maduro, al igual que su predecesor y mentor socialista Hugo Chávez, se propuso cumplir con todos los pagos de bonos extranjeros.

Y dado que los rendimientos de los bonos han sido tan altos, los retornos han sido llamativos: más del 9% anual en promedio en los últimos 20 años. Esta combinación -ganancias desmesuradas para los operadores de Wall Street y escasez de alimentos y medicinas para los venezolanos- ha sido tan contradictoria que incluso hizo que la deuda de la nación fuera bautizada como “bonos del hambre”.

A decir verdad, no queda claro si los inversores querrían agravar la situación de forma inmediata. Para empezar, recibir el 100% de los bonos con algunos días o incluso semanas de retraso sería mucho menos doloroso que emprender litigios y negociaciones de reestructuración que probablemente se extiendan durante meses, si no años. Lo que es más importante, los analistas estiman que los acreedores podrían terminar recibiendo solo 30 centavos por dólar. Hay mucha renuencia a matar la gallina de los huevos de oro, por más que esté dando señales de agonía.

Los inversores dicen que incluso aunque Venezuela logre cubrir los vencimientos de este año, a menos que los precios del crudo se recuperen milagrosamente, siguen previendo un default como resultado inevitable.

Las permutas de riesgo crediticio muestran que ellos están incluyendo en sus precios un 75% de posibilidades de que PDVSA entre en default en los próximos 12 meses y de 99% en los próximos cinco años.”Cuando los precios del petróleo estaban altos, organizaron las mejores fiestas” y “no guardaron dinero en el banco”, dijo Ray Zucaro, director de inversiones de RVX Asset Management, con sede en Miami, que posee títulos de PDVSA. “Después, cuando se cerró el grifo con los precios del petróleo, quedaron en aprietos, porque habían gastado demasiado, habían tomado demasiado dinero prestado”.


Si te interesó lo que acabas de leer, recuerda que puedes seguir nuestras últimas publicaciones por Facebook y Twitter