Fernando Carrillo es Embajador de Colombia en España desde noviembre de 2013. Se inició joven en la primera línea de la política colombiana y ha desempeñado una notable labor académica y docente. Desde Madrid habla del proceso de paz, la Alianza del Pacífico, Mercosur y la influencia del precio del petróleo en la economía del país. [Entrevista]
En conversación con El Economista de América, desde Madrid el embajador colombiano habló de las implicaciones del proceso de paz en la economía del país y de los negocios internacionales más importantes para Colombia .
¿Representa el bajo precio del crudo una amenaza para el crecimiento de Colombia, que ha sido tan alto en los últimos años?
Colombia ha tomado previsiones de orden fiscal, presupuestario… para contrarrestar los vientos en contra. Hay dos factores clave: los dividendos de la paz, que ya han empezado a obtenerse, y los 400.000 empleos directos que va a crear el plan de infraestructuras de Colombia. Sumaría un tercero, que es el desafío de aumentar el volumen de turistas, y que promovimos en Fitur.
¿Será éste el año de la paz, como ha dicho el presidente Juan Manuel Santos?
Indiscutiblemente. En los últimos años, Colombia ha demostrado que la reforma social no era monopolio de los violentos, sino que la institucionalidad pública puede reducir la desigualdad y la pobreza, y eso explica por qué estamos negociando. Ya hay acuerdos preliminares en tres de los cinco puntos (desarrollo rural, participación política y narcotráfico) y faltan los relacionados con las víctimas (justicia transicional y reinserción de los guerrilleros). Estamos muy optimistas y ojalá se pueda firmar la paz este año.
Al margen de este gran reto, ¿qué otros desafíos esperan a Colombia en los próximos años?
El presidente Santos señaló desde el comienzo dos grandes desafíos: seguir reduciendo la desigualdad y la pobreza a través de una herramienta fundamental: la educación.
En los últimos cinco meses se han aplicado medidas para acercar a Colombia a su meta de ser el país más educado de Iberoamérica.
Colombia es uno de los cuatro socios de la Alianza del Pacífico. ¿Por qué ha tenido tanto éxito?
El pragmatismo, derivado de lecciones aprendidas de otros esquemas de integración. El dejar a un lado las grandes declaraciones y el pase a los hechos: se armonicen políticas, se integren los sistemas económicos, se discutan políticas comunes y se tomen determinaciones, como la rebaja de los aranceles, la integración de los mercados bursátiles o la eliminación de visas entre los miembros. También destacaría el papel de los empresarios, el Consejo Empresarial de la Alianza del Pacífico ha sido fundamental.
¿Cuál es el siguiente paso de la Alianza? ¿Habrá nuevos guiños a Mercosur?
Lo que importa es poder sumar, la Alianza está totalmente abierta a ello. Ya hubo una reunión propiciada por Colombia a instancias de Chile con países del Mercosur, y yo creo que los países de la región siguen concienciándose de la importancia de la apertura comercial como un instrumento de bienestar.
¿Cabe esperar un papel mayor de los países observadores, como España?
Es uno de los puntos que abordaremos en la próxima visita de Estado del presidente Santos. Nosotros sabemos de la potencialidad de la economía española y sabemos que España es un socio privilegiado en este tipo de asociaciones. No hay que olvidar que la Alianza busca además entrar en contacto con la región Asia Pacífico y creemos que España tiene un rol clave.
España es, además, el segundo inversor en Colombia. ¿En qué punto están las relaciones?
Viven un momento privilegiado desde el punto de vista político, del diálogo político, y de las relaciones comerciales: se han triplicado tanto las empresas españolas como los inversores… Tenemos mucho camino por recorrer, por ejemplo para facilitar el acceso a Colombia de las pymes españolas -las grandes ya están instaladas-.
¿Cómo se podría favorecer la llegada de pymes españolas?
Bueno, primero con el conocimiento del otro país; Colombia no es sólo Bogotá. Hay que mirar las otras dimensiones de Colombia: es un país atlántico, pacífico, amazónico, andino, iberoamericano… Hay muchas variantes para explorar y todas representan oportunidades para las empresas españolas, independientemente de su tamaño.
¿Destacaría algún sector? Quizá en el área de las infraestructuras…
Sí, en los sectores de servicios, por ejemplo, en el sector textil, en las nuevas tecnologías. Colombia se está convirtiendo en una especie de hub tecnológico; ya tenemos todos nuestros 1.130 municipios conectados a la red. Es un escenario naciente que brinda oportunidades a las empresas tecnológicas españolas.
¿Se ha notado un mayor interés de las empresas españolas por Colombia durante la crisis?
Como decía, hemos triplicado, casi cuadriplicado, el número de inversores españoles en Colombia. Eso se va a reforzar con una reunión con empresarios que tendremos en la próxima visita de Estado del presidente Santos. La semana pasada, el ministro Soria y nuestra ministra de Turismo acordaron programar una gran misión empresarial española a Colombia, probablemente para el segundo semestre del año.
¿Veremos a corto plazo inversiones colombianas aquí?
Estoy seguro, porque se abrió la puerta con la entrada de Jaime Gilinski, uno de los grandes del sector financiero en Colombia, en Banco Sabadell. Él decía que cuando tomó la decisión muchos le dijeron “se equivocó de país”, y él sostiene todo lo contrario, al punto de que luego dobló su inversión.
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