El conflicto armado colombiano mantuvo su intensidad “sin cambios” durante los seis primeros meses de diálogos que el Gobierno y las FARC cumplen este domingo, al tiempo que crece la violencia política y la sociedad comienza a empaparse de la necesidad de construir la paz.
Este es el diagnóstico del director del Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (Cerac), Jorge Restrepo, quien consideró este domingo que la guerrilla puede estar utilizando este periodo “para reentrenarse, para descansar al reducir la confrontación armada y tomar fuerzas”.
Los negociadores de las Farc y el Gobierno de Juan Manuel Santos negocian en La Habana sin llegar aún a acuerdos concluyentes, mientras que en Colombia prosiguen los enfrentamientos, pues no cesará el fuego hasta que haya un acuerdo.
Es por eso que las comunidades de las zonas más castigadas por el conflicto (Chocó, Cauca, Nariño y Putumayo, Catatumbo y Arauca), son todavía testigos de atentados guerrilleros contra la fuerza pública y bombardeos y grandes operativos contrainsurgentes de la Policía y el Ejército.
Según Restrepo, en estos seis meses “no ha habido grandes cambios” en los frentes ni en el reclutamiento, y el único pico de baja actividad fue la tregua unilateral de dos meses que decretaron las FARC en Navidad, lo que “tuvo un valor como demostración de paz para la sociedad” y consolidó “el control interno” de la guerrilla.
Destacó que la caída en el secuestro venía desde antes de las negociaciones aunque desde noviembre se dieron dos casos que fueron entregados “por la presión internacional”, y que hay “una muy probable reducción de la actividad en el Cauca” y más movimiento en Arauca y Caquetá.
Al tiempo, en los combates desatados durante estos seis meses han muerto decenas de hombres de la fuerza pública y de las FARC, entre los que destacan quien fuera jefe de la columna móvil de elite Jacobo Arenas, alias “Caliche”, y el jefe del norteño Bloque 5, conocido como “Jacobo Arango”.
Restrepo explicó que aunque “no ha habido grandes cambios en el conflicto en esos seis meses, sí ha habido una agudización de la violencia que viola los derechos humanos de comunidades afrocolombianas e indígenas y de defensores de Derechos Humanos”.
Y se refirió a un aumento de “la violencia política” que deriva de las tensiones sociales en la aplicación de la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras, de los enfrentamientos entre bandas y guerrillas, del “resurgimiento del paramilitarismo político en el sentido de amenazar y atentar contra activistas” y de disputas internas entre grupos de crimen organizado.
Incluso, alertó de que bandas narcotraficantes de origen paramilitar como Los Urabeños están comprando rutas de la droga de las FARC y han comenzado a incorporar miembros de la guerrilla “uno a uno” en sus filas, al advertir de que ya se está “empezando a vivir la violencia del postconflicto sin haber terminado el conflicto con las FARC”.
“Tenemos que prepararnos para una negociación larga y eso incluye prepararnos para estas formas de violencia que sí han aumentado”, advirtió, al señalar que “Colombia está cruzada por muchas violencias”.
Desde el inicio del proceso de paz en noviembre de 2012, el Gobierno y las FARC han convocado a la sociedad civil en foros en Bogotá y en las regiones para que aporten sus propuestas al proceso en materia agraria y política, lo que además busca crear una conciencia de construcción de paz en el país.
Los mensajes de las partes llaman a la unidad de los colombianos alrededor de la paz e invitan a sumarse a los más críticos, liderados por el expresidente Álvaro Uribe.
El presidente colombiano, Juan Manuel Santos, apeló hoy al reconocimiento internacional del proceso al remarcar que en el último mes ha recibido el apoyo de personalidades como el papa Francisco, el ex primer ministro británico Tony Blair, el exmandatario de EE.UU. Bill Clinton y el expresidente del Gobierno español Felipe González.
Según la más reciente encuesta de la firma Gallup, divulgada el pasado 2 de mayo, el 64 % de los colombianos respaldó este proceso de paz, mientras que en febrero el porcentaje de apoyo fue del 54 %, lo que ha impactado también en la mejoría en la imagen del presidente, al pasar del 44 % hace cuatro meses al 47 %.