Para Larry Plazas medir un metro con tres centímetros no es impedimento para hacer lo que más le gusta: actuar. Es más, ser una persona de talla pequeña le ha permitido ser el centro de atención, no solo de su familia, sino de los diferentes shows en los que participa como striper disfrazado de marinero o policía. “La curiosidad de uno es la que vende”, dice.
Tiene 22 años y es hijo único. En el colegio tuvo novia, una joven de talla promedio con la que tuvo una relación de dos años. Cuando terminaron el bachillerato ella se fue del barrio y bueno, “amor de lejos amor de pendejos” apunta, eso sí aclara que fue una relación “chévere y normal”, ella nunca lo rechazó por ser bajito. En la calle andaban de la mano como cualquier pareja de enamorados, aunque la gente no disimulaba su miraba morbosa.
Ser de talla pequeña (enano), de color o tener una característica física que no se ajuste a los estándares de belleza que hoy en día la sociedad impone, es un problema. Un problema no para quienes han nacido y viven con ellas, sino para aquellos que no las ven con buenos ojos y creen que por poseer estás características se asocia con discriminación o explotación laboral.
Hace dos semanas, Lina Posada, denunció a través de las redes sociales a un bar en el norte de Bogotá donde se realizó un show con personas de corta estatura dramatizando una pelea de boxeo. Posada lo tomó como una “burla”, un espectáculo de mal gusto e indignante. ¿Pero realmente estos espectáculos realizados con enanos son un acto discriminatorio y una forma de explotación laboral?, ¿si Posada hubiera visto un espectáculo de boxeo entre dos personas de talla promedio, también, se hubiera indignado?
Aunque Larry ese día en que se realizó el show no estuvo y, casualmente le tocó a dos de sus compañeros que hacen parte de la empresa “Talent Eventos shows y espectáculos” quien fue la encargada de llevar la dramatización, aclara que ellos no los han ni se sienten explotados laboralmente, ni tampoco discriminados por realizar este tipo de eventos. Es más, si bien es cierto que estudia programación de software en un instituto de Soacha no le gustaría trabajar en una oficina, pues le gusta hacer lo que hace y, en el caso de los “enanos” que se han preparado en alguna carrera profesional han podido trabajar en empresas.
En la parte económica tampoco les va mal, por ejemplo, me explica Larry que en promedio cuando trabajan dos o tres fines de semana se ganan 500 a 600 mil pesos, pero cuando hay trabajo seguido se pueden sacar hasta un millón doscientos.
Como cualquier persona, tiene sueños y metas. Sueña con tener hijos y esposa. Sueña con viajar fuera del país y darse a conocer como artista. Su altura no es obstáculo ni motivo de frustración “gracias a Dios uno ve, camina, todo es igual lo único es que las extremidades no se desarrollaron, de tronco somos iguales a las personas de altura promedio. La talla de mi pantalón es 32; la capacidad intelectual es igual a la de una persona “normal”.
Para las personas de talla pequeña (enanos) no es sinónimo de discapacidad, ni de discriminación y explotación laboral, es una forma de cumplir sueños como cualquier otra persona que soñaría con ser artista.